Colombia

Nobel a la esperanza de paz

El presidente colombiano fue anunciado ayer desde Oslo, Noruega, como el ganador del Premio Nobel de Paz, en reconocimiento a su labor por ponerle fin a 52 años de conflicto.

No había amanecido en Colombia cuando desde el otro lado del mundo una llamada hacía madrugar al Presidente de la República.

“Estoy hablando con el Presidente” – dijo una voz en inglés-. “Sí, estás hablando con Juan Manuel Santos, sí” –respondió el mandatario también en inglés. “Que bien, estoy muy complacido de haber podido comunicarme. Mi nombre es Olav Njoelstad y lo llamo en nombre del Comité Noruego del Nobel. Me gustaría decirle que hace pocos minutos fue anunciado que usted es el ganador del Premio Nobel de Paz de este año”. Eran las 4:15 a.m. hora local.

Tan solo 15 minutos antes, desde Oslo, Noruega, donde el reloj indicaba las 10 a.m., la presidenta del Comité Noruego del Nobel, Kaci Kullmann Five, anunciaba que el premio de Paz del 2016 era para el Presidente colombiano. En su discurso, Kullmann reconoció el esfuerzo de Santos para alcanzar una salida negociada a un “guerra civil” que ha dejado 220.000 muertos, aproximadamente, y más de seis millones de desplazados. 

El comité Noruego, país que ha sido garante de los diálogos de paz desde su inicio formal en 2012, hizo especial énfasis en la voluntad del presidente para convocar un plebiscito nacional que permitiera a los ciudadanos decidir si aceptaban o no el acuerdo firmado entre él y Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, comandante en jefe de las Farc, el pasado 26 de septiembre en Cartagena.

El plebiscito, en el que el 50.2% de los 13 millones de votantes que acudieron a las urnas dijeron ‘No’ al Acuerdo Final de Paz, representa a día de hoy una amenaza para el reinicio del conflicto armado. Sin embargo, destacó el comité, el mandato del ‘No’ dista de ser un llamado a la guerra, “simplemente constituye un rechazo a un acuerdo puntual”. Por lo tanto, el Nobel entregado a Santos pretende ser un incentivo para traer reconciliación al país y llevar a feliz término el proceso de negociación con la guerrilla.

Bajo este panorama, que se enmarca en la fotografía de un país dividido entre síes y noes que al final de cuentas buscan la paz como fin único, el primer mandatario recibe el mentado galardón, el sexto en esta categoría para un latinoamericano. Uno que además se le entrega como reconocimiento a la valentía de las víctimas del conflicto y a la esperanza de paz de una Nación entera.

“Este es un momento muy importante para mi país, para las víctimas de esta guerra. Este un compromiso para seguir tratando de traer la paz para mi país”, le dijo el presidente a Njoelstad, su interlocutor noruego durante la histórica llamada que rápidamente inundó las redes sociales y los medios de comunicación nacionales e internacionales.

La dedicatoria a las víctimas sería reafirmada horas después en una alocución televisa en la que el presidente, acompañado de su esposa, María Clemencia Rodríguez de Santos, anunciaba al país la noticia de su galardón, aquel que para muchos críticos era la motivación que lo impulsaba a continuar con el proceso de paz durante incontables momentos difíciles que pudieron dar al traste con las negociaciones.

“Lo recibo no a nombre mío sino de todos los colombianos que hemos sufrido este conflicto a lo largo de más de 50 años (…) Este premio es por las víctimas y para que no haya ni un muerto más”, le dijo Santos a los colombianos, con quienes compartió que fue su hijo Martín el que muy temprano le contó la decisión del Comité Noruego.

Muy emocionado aseguró que a la causa de la paz dedicaría todos sus esfuerzos, “por el resto de mis días”, una causa “posible” que “está cerca”.

“Es la hora de la paz. Juntos como nación lograremos construirla”, afirmó, e hizo un llamado a “juntar nuestras mentes y corazones en este gran propósito nacional para que así juntos todos ganemos el más importante premio: la paz de Colombia”.

Tras un fraternal abrazo con su esposa, el presidente se despidió y continuó su agenda del día, en la que sostendría distintas reuniones dentro del gran diálogo nacional que convocó después de conocerse los resultados del plebiscito. Un encuentro con las organizaciones promotoras del ‘Sí’ y otro con los gobernadores del país estaban entre sus planes. 

En la mente de Santos no hay mucho espacio para las celebraciones, la paz todavía no se ha alcanzado y como lo dijo él mismo lo dijo el pasado domingo, rendirse en ese propósito no es una opción.

Sin embargo, al salir de las reuniones en Palacio, cientos de funcionarios públicos lo esperaban en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño para homenajearlo con pancartas y arengas de ‘sí se puede’, en reconocimiento a sus esfuerzos en pro de la paz.

Desde el exterior, los mandatarios del mundo y los otros nobeles de paz del continente, saludaron al presidente y reiteraron su respaldo al proceso que adelanta Colombia, el cual es visto como una esperanza en medio de los múltiples conflictos que lo aquejan.

Incluso, el presidente estadounidense Barack Obama, sostuvo una conversación telefónica de 10 minutos con su homólogo colombiano para reiterarle su respaldo en la nueva etapa de diálogo nacional que adelanta.

“El Comité del Nobel tomó la decisión correcta en acoger sus esfuerzos incansables para conseguir una paz justa y duradera en Colombia”, afirmó Obama al enterarse de la noticia.

El reconocimiento de los adversarios

Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, su contraparte en estos cuatro años de proceso de paz, fue el primero en felicitarle. El líder guerrillero también había sido nominado al Nobel, así como las víctimas Leyner Palacios, Luz Marina Bernal, Constanza Turbay, Jineth Bedoya y José Antequera.

“Felicito al presidente Juan Manuel Santos, a los garantes Cuba y Noruega, a los acompañantes Venezuela y Chile, sin los cuales sería imposible la Paz”, afirmó vía Twitter.

Para ‘Timochenko’, como para la mayoría de los expertos, el Nobel que recibió Santos es un espaldarazo de la comunidad internacional al proceso de paz y también una reivindicación a los propios esfuerzos de la guerrilla que derivaron en el Acuerdo Final que fue derrotado en el plebiscito.

Así lo también lo reconoció Luciano Marín Arango, ‘Iván Márquez’, quien sirve como jefe negociador de las Farc en La Habana.

Al tiempo que el país conocía la noticia del Nobel para Santos, desde la capital cubana Márquez y Humberto De La Calle, jefe negociador del Gobierno, firmaban un acuerdo para mantener el cese al fuego bilateral y definían los protocolos en pro de evitar una nueva confrontación en las zonas donde se encuentra la guerrilla.

“Sin contraparte no hay Nobel de Paz; por eso nuestra satisfacción de haber aportado un granito de arena al logro de tan alta distinción. Que Santos brinde un homenaje a las víctimas del conflicto materializando la paz por encima de la adversidad. Tiene para ello facultades”, trinó Márquez.

El mantenimiento del cese al fuego bilateral, que después del plebiscito quedó en un limbo, es una de las principales preocupaciones de todos los actores políticos en el país. Hasta ahora hay una fecha límite, el 31 de octubre, que puede ser prorrogada por el presidente de darse las condiciones.

El gran diálogo nacional que abrió Santos tras la derrota en el plebiscito tiene sentados en varias mesas de concertación con el Gobierno a los distintos líderes políticos que impulsaron el ‘No’ el pasado domingo 2 de octubre. A la cabeza de todos ellos está Álvaro Uribe Vélez, su principal contradictor desde que inició su mandato.

Uribe, gobernante de Colombia hasta la llegada al poder de Santos en 2010, también reconoció el galardón otorgado a su sucesor, con quien el pasado lunes se reencontró en la Casa de Nariño después de seis años de enemistad.

“Felicito el Nobel para el Presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia”, dijo por Twitter Uribe, un anuncio de que a pesar del premio la negociación con los del ‘No’ será otra dura prueba para el presidente.

En el mismo sentido se pronunció Óscar Iván Zuluaga, su rival en las pasadas elecciones y uno de los precandidatos del Centro Democrático para las presidenciales de 2018: “Felicito el Nobel para Juan Manuel Santos. Un mayor compromiso para lograr una paz estable y duradera que una a todos los colombianos”.

El expresidente Andrés Pastrana, el exprocurador Alejandro Ordóñez, y la excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez, todos partidarios del ‘No’, también tuvieron palabras de felicitación por el Nobel de Paz.

Una segunda oportunidad

Hace 34 años el país también celebraba un anuncio hecho desde Estocolmo, Suecia, el Nobel a Gabriel García Márquez, el primero y único premio de esta categoría para Colombia, hasta ayer.

Gabo, que enfundado en una guayabera blanca sin precedentes para el estricto protocolo de la solemne ceremonia en la que recibió su galardón, pronunció esa noche sueca de 1982 su célebre discurso “La soledad de América Latina”.

En él parafraseó el final de su obra cumbre “Cien Años de Soledad”, la cual narra el trágico destino de la estirpe de los Buendía y de su pueblo natal, Macondo, un lugar mágico en el que lo inverosímil es cotidiano y en el que la historia de un presidente que luchó por años desde el Ministerio de Defensa con la misma guerrilla con la que, una vez como mandatario, firmaría la paz tan solo para perderla una semana después en un plebiscito, sería una anécdota de medio capítulo.

“Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”. Con esas palabras García Márquez pondría el punto final a aquella noche.

34 años después, el Nobel serviría de inspiración mutua para las partes del conflicto, para los líderes de la negociación, quienes en los momentos determinantes de este largo proceso de paz que en total ha durado seis años desde sus diálogos exploratorios, recurrieron a la esperanza de esa segunda oportunidad para empezar a escribir la página de una Colombia en paz.

“Premio Nobel es una pimpina de oxígeno”: Alejo Vargas

Para Alejo Vargas Velásquez, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional, el Premio Nobel de Paz otorgado ayer al presidente Santos por el Comité Nobel de Noruega, “es una pimpina de oxígeno” para la etapa de negociaciones que se está dando con los promotores del ‘No’.

Vargas afirmó que con este premio, se reconoce  un esfuerzo muy importante del presidente Santos pero, asimismo, se estimula a que Colombia sea capaz de terminar lo que ya empezó en materia de resolución del conflicto armado.

“Este reconocimiento tendrá un fuerte impacto en los diálogos entre el ‘Sí’ y el ‘No’ y luego con las Farc porque hay que tener claro que en la jornada plebiscitaría del pasado 2 de octubre, la opinión estuvo dividida por mitades”, resaltó.

Por tanto, según Vargas, el enfoque debe estar en “encontrar mecanismos de concertación que reflejen un verdadero acuerdo entre las partes y, luego, que se logre construir eso también con las Farc”.

Finalmente, explicó que con la entrega de este Nobel, “se ratifica que, más allá de los resultados del plebiscito, ante los ojos de la comunidad internacional Colombia es un caso esperanzador en términos de solución de conflictos”.

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