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Dos familias distinguidas de Valledupar están viviendo un drama emocional. Los Maestre Maya perdieron a Sildana Leonor, la segunda de cuatro hermanos del hogar de Gualberto Maestre y Leonor Maya; y los Molina Araujo, tienen a Ricardo, uno de los hijos menores de la fallecida ex ministra Consuelo Araújonoguera y el ganadero Hernando Molina, (q.e.p.d.), tras las rejas.

Es el resultado, que para los mismos miembros de los dos hogares, no fue más que un hecho absurdo ocurrido la madrugada del 25 de abril pasado en la residencia de la pareja en el barrio Novalito, al norte de esta capital, cuando después de una acalorada discusión, Ricardo agarró una pistola y disparó en 16 ocasiones tras el reclamo de su mujer, luego que él regresara de una parranda.

Sildana murió 33 días después de aquel suceso. Su cadáver era esperado anoche en la capital del Cesar, mientras que a su compañero por más de 20 años, Ricardo, se le complica su situación jurídica, luego que la Fiscalía que preparaba un escrito de acusación por tentativa de homicidio agravado, ahora tenga que imputarle homicidio.

Hoy en la funeraria La Esperanza, en la zona céntrica de la ciudad, será velado el cuerpo de Sildana, una contadora pública, empleada de la rama judicial, de 42 años, madre de tres hijos, los que tuvo con su compañero Ricardo. Luego, el cadáver será puesto en cámara ardiente en el Palacio de Justicia, para luego ser trasladado a las tres de la tarde hasta la Iglesia Inmaculada La Concepción, a un costado de la plaza Alfonso López, para después darle su último adiós en el Cementerio Central.

Ricardo está deprimido. 'Estas son circunstancias dolorosas para las dos familias', dijo Carlos Alberto Maestre, hermano de Sildana. 'Ellos como pareja, superaron la muerte de Consuelo, de Don Hernando, la crianza de sus hijos, tuvieron sus dificultades, pero nunca esperamos este desenlace tan fatal', precisó.

Dijo que 'ella era una muchacha sencilla, que trabajaba en la rama judicial, y él un ganadero y agricultor, padres de tres hijos, un varón de 22 años y dos niñas de 19 y 17 años de edad'.

Señaló que lo que conoció es que Ricardo está deprimido. Molina se encuentra detenido en la estación permanente de Policía de Valledupar y siempre ha insistido en que se trató de un hecho accidental. 'Nunca quise hacerle daño a Sildana', dijo en la audiencia antes de ser enviado con medida de aseguramiento a ese establecimiento.

A la funeraria donde era esperado ayer el cuerpo de Sildana, llegaron varios familiares de Ricardo, entre ellos sus hermanos Rodolfo y Andrés Alfredo Molina, compartiendo la tristeza por este caso que causó consternación.

Luchó por su vida. A pesar de la gravedad de la lesión que le causó la bala nueve milímetros que se le incrustó por la parte posterior de la cabeza en el cerebro a Sildana, luego que rebotara en la pared de su dormitorio, ella luchó durante 33 días por su vida.

Llega la madrugada del 25 de abril a la clínica Valledupar, donde en horas de la mañana le extraen parte del proyectil, hacia las 2:00 a.m del día siguiente es trasladada en un avión ambulancia a Bogotá, remitida a la clínica Country. Allí permaneció 12 días bajo coma inducido en la unidad de cuidados intensivos, de donde pasa a una habitación con una leve evolución, al registrar reflejos en las pupilas y otros movimientos. 'Pestañeaba, movía los labios y apretaba la mano, cuando uno la agarraba, esto avivó las esperanzas de vida, pero luego le dio fiebre producto de una infección, que la llevó nuevamente a cuidados intensivos', sostuvo un familiar.

La infección se relaciona con la herida en la cabeza, le limpian la lesión, le controlan la fiebre, pero se complica. El martes anterior el médico neurocirujano, Remberto Burgos, quien la atendía dio pocas probabilidades de vida y dijo que era cuestión de horas, falleciendo a la 1:50 de la tarde del miércoles.

Sobre la situación jurídica de Ricardo Molina se conoció que pesa en la actualidad una medida de aseguramiento con detención preventiva en establecimiento carcelario por tentativa de homicidio agravado, pero ante el deceso de su compañera, la Fiscalía variará la imputación bajo el cargo de homicidio agravado consumado, lo que aumentaría la pena, al pasar de una mínima de 16 años por tentativa a una máxima hasta de 40 años por homicidio consumado.