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A pocos meses de que se cumplan tres años del asesinato de los estudiantes de biología de la Universidad de los Andes, Mateo Matamala y Margarita Gómez, uno de los crímenes que más ha conmovido al país, quizá por lo absurdo de sus móviles, quizá por la exposición mediática, o bien por el aura altruista que revestía a las víctimas, la Corte Suprema de Justicia admitió analizar si la pena que se impuso a uno de los autores materiales, el ‘urabeño’ Cristian Bravo Núñez, fue la adecuada o si merece aumentarse en varios años de cárcel.

El representante de las víctimas, Guillermo Puyana, en diálogo con EL HERALDO, hace un recuento de lo que va del proceso judicial, que ha estado rodeado de ajusticiamientos al interior del propio grupo delincuencial, amenazas a testigos y hasta planes para matar a los investigadores.

Y sobre el que parece ya el epílogo con justicia de la muerte de Matamala y Gómez -dos estudiantes enamorados que querían salvar el mundo agitando las banderas verdes de la conciencia ecológica y que fueron baleados por el simple hecho de estar en ‘territorio urabeño’-, el jurista afirma que el mérito no ha sido de los anuncios televisados del presidente Juan Manuel Santos ofreciendo una recompensa de 50 millones de pesos sino de los valientes funcionarios judiciales que audiencia tras audiencia expusieron sus vidas en zonas cordobesas donde pululan las mal llamadas bacrim.

¿Cuántas condenas ha habido en este caso?

Se han producido dos condenas contra Cristian Bravo y Víctor Hinestroza, que fueron ejecutores materiales.

¿Quiénes están respondiendo por el crimen?

Por el homicidio, como autores, fueron indiciados (Laurentino Díaz) alias Julián, a quien la misma bacrim asesinó pocas semanas después del crimen de Margarita y Mateo; fue condenado a 49 años Hinestroza, cuya sentencia está en apelación en el Tribunal Superior de Montería; hace cinco meses los Urabeños mataron a (Feliciano Martínez) alias Nariz, poco antes de que se iniciara el juicio y está acusado como persona ausente Ingelberto Bolaños, quien huyó.

¿Las ejecuciones tienen relación con el caso?

Sí, la Fiscalía ha dicho que fueron ejecutados Julián por haber dado la orden directa y Nariz estuvo bajo protección de la bacrim y huyendo durante un tiempo, y después, decidieron que representaba un riego y que debía ser castigado por haber participado en el asesinato.

¿Qué es lo más reciente en el proceso?

Lo novedoso es que como resultado de un recurso de casación que interpusimos conjuntamente con la Fiscalía para buscar una aumento de la pena de Bravo, la Corte Suprema ha admitido la demanda, va a revisar el caso y tenemos una audiencia el 25 de febrero de 2014 para hacer la sustentación.

¿Por qué debería aumentarse la pena?

Por la gravedad del delito puede incrementarse la pena de 46 años a un poco más de 50.

Ha habido mucha especulación de los medios en este caso, ¿cuál es la verdadera razón del crimen?

Procesalmente no hay mucha especulación. No hay ninguna duda sobre que el asesinato lo cometieron Los Urabeños por la simple razón de que Margarita y Mateo eran extraños en la región. Ellos no estaban en ninguna actividad que despertara suspicacias por parte de nadie, no estaban tomando fotos ni grabando. Esa es una región bajo el dominio de Los Urabeños y ellos defienden su afirmación territorial de esa manera: al que no conocen, lo matan.

¿Se intimidaron testigos o funcionarios en el caso?

Claro. De hecho, hay dos testigos presenciales que vieron la partida del grupo desde un lugar hacia el sitio donde los iban a ejecutar, y otro testigo que ve a dos de los autores regresar armados del sitio de los hechos. Estos dos testigos se acercaron a la Fiscalía, uno de ellos estuvo a punto de ser asesinado y hoy está bajo el programa de protección. Y durante el juicio de Bravo, se tuvo información sobre un plan para asesinar al fiscal del caso, lo que motivó medidas de seguridad para todos los partícipes de la audiencia, incluyéndome.

¿Cómo está la familia, ahora que se podría decir que se ha hecho justicia?

Es difícil que encuentren sosiego, porque fue un crimen sin ninguna explicación. De todas maneras, las familias sienten que la justicia ha operado y aunque eso no les devuelva la tranquilidad y la felicidad, registran positivamente que la justicia haya sido efectiva.

¿Usted cree que este caso hizo que el país mirara un poco más hacia esta zona del Caribe por el tema de las bacrim?

La Fiscalía ya venía investigando el tema. Yo no creo que las recompensas del Gobierno hubieran cumplido su objetivo. El trabajo de resaltar es el de la unidad contra las bacrim, y de los jueces que tuvieron la valentía de estar en Córdoba y condenar a los responsables. Y ese trabajo de la Fiscalía no empezó ahí, ya se venían investigando otros crímenes atroces en Cereté, Lorica, Montería y San Bernardo del Viento, y sencillamente les asignaron a ellos también este caso.

El crimen en San Bernardo

El 10 de enero de 2011, a la una de la tarde, en Boca de Tinajones, en San Bernardo del Viento, Córdoba, cinco disparos segaron las jóvenes vidas de los universitarios bogotanos Mateo Matamala y Margarita Gómez.

Las autoridades, tras una llamada a la línea de emergencia, encontraron los dos cuerpos, vestidos con ropa de playa. La mujer tenía un impacto en la cabeza y dos en el hombro izquierdo. El hombre tenía un tiro en la cabeza y otro en la pierna izquierda. A su lado, cinco vainillas de 9 mm, una cámara de video y un celular.