El presidente ruso, Vladímir Putin, hizo este viernes lo impensable, rechazó el guante arrojado por el presidente de EEUU, Barack Obama, y se abstuvo de responder con contramedidas a las sanciones adoptadas por la Casa Blanca por la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales.
'No le vamos a crear problemas a los diplomáticos estadounidenses. No expulsaremos a nadie. No prohibiremos ni a sus familias, ni a sus hijos disfrutar de sus lugares habituales de descanso en las fiestas navideñas', aseguró Putin en una declaración difundida por el Kremlin.
Mientras tanto, las agencias internacionales captaron este mediodía la salida de los 35 diplomáticos rusos expulsados por el Gobierno del presidente Barack Obama por la supuesta injerencia rusa.
Las imágenes muestran la caravana de vehículos saliendo de las lujosas mansiones que ocupaban y que por orden del mandatario norteamericano, fueron cerradas este viernes.
En vez de recoger el guante y aceptar el duelo que le propuso anoche Obama, al expulsar a 35 funcionarios rusos, Putin puso la otra mejilla y optó por invitar a los hijos de los diplomáticos norteamericanos a la tradicional fiesta de Año Nuevo en el Kremlin.