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Para muchos hinchas de fútbol de Escocia, Gales o Irlanda del Norte, los triunfos de Inglaterra son difíciles de digerir. Una sensación que está más que viva estos días coincidiendo con el Mundial, donde los ingleses son semifinalistas y podrían lograr el domingo el segundo título de su historia en el gran torneo.

En los Juegos Olímpicos, el Reino Unido compite unido, pero cuando se trata de fútbol o rugby es por separado y la rivalidad es enorme.

Inglaterra es la nación habitualmente dominante en el Reino Unido, la que tiene más recursos, jugadores y mayores éxitos deportivos, lo que suscita recelos entre sus vecinos.

Ya durante el Mundial de Alemania-2006, el tenista escocés Andy Murray pisó un terreno resbaladizo al declarar que apoyaría a 'cualquiera menos a Inglaterra'.

El gran torneo de Inglaterra en Rusia-2018, donde el miércoles se enfrenta a Croacia, es visto con cierta distancia, entre la indiferencia y el temor, en los otros territorios británicos.

Pese a las reacciones airadas y las diferencias de posición, la humildad del entrenador Gareth Southgate ha ayudado a hacer que la actual selección inglesa sea percibida como un equipo más simpático que en el pasado.

Pero quizá ni eso baste para poner fin a una rivalidad muy anclada y que sigue aún demasiado viva.