El Heraldo
María Elvira junto a Emilia, María y Abel Eduardo, tres de sus cuatro hijos.
Orlando Amador
Mujer M

María Elvira Cuello, una mamá de tiempo completo

A sus 36 años esta barranquillera, madre cabeza de familia, cuenta cómo ha sido criar  a sus cuatro hijos tras la pérdida de su esposo.

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María Elvira Cuello convirtió la sala de su casa en un call center. Sus mañanas las dedica a estar pendiente a que sus cuatro hijos asistan a sus clases virtuales por la pandemia. No los quiso tener en sus cuartos, pues ya bastante pasaban encerrados, así que se las ingenió para juntarlos y a la vez supervisarlos.

Para lograrlo,  María Elvira adecuó unas mesas en su sala y dividió los cuatro puestos para que cada uno estuviera cómodo. Las voces de los profesores no se confunden pues cada uno utiliza sus audífonos que permiten su concentración. Ella recuerda que al principio fue caótico, pues “los cogió fuera de base”. Sin embargo, con el pasar de los meses “se fueron acostumbrando” y juntos lo han sabido sobrellevar, en especial su hija menor, María, a quien le ha tocado aprender a escribir y a leer a través de una videollamada por Zoom.

“La pandemia me ha enseñado a no ser tan estricta, de que todo no es negro y blanco. En parte, eso es lo que me ha ayudado a salir adelante con ellos porque, cuando Abel murió, seguí con las rutinas de todo y esto me ha enseñado a ser más flexible y a dejarlos ser”.

Que sus hijos estén en casa le ha permitido conocerlos “en su día a día”, pues anteriormente solo compartía con ellos cuando llegaban del colegio y los fines de semana. Ahora puede verlos participar en clases y apreciar las emociones que expresan en medio de estas. María Elvira dice que “son momentos” que cualquier papá “normalmente se pierde a menos que los profesores pasen un video”, pero que ahora agradece verlos en tiempo real.

A esta barranquillera  la vida le ha enseñado a disfrutarla día a día, sin presiones y con pausas. Desde hace casi cinco años, luego que su esposo muriera, se encargó de la crianza de sus hijos ella sola. Desde entonces dedica su tiempo a ellos y a trabajar con su hermana en una repostería de la ciudad. Ella es la encargada de manejar las redes sociales y la imagen del negocio.

Para María Elvira su día a día como madre y profesional es “un bello caos” en el que sus hijos “han sido sus profesores”, pues le han enseñado a “ser paciente, más resiliente, a aceptar los cambios y no ahogarse en un vaso con agua”, ya que ellos pasaron de llevar una vida social activa a estar en casa todo el día por la pandemia.

Sus hijos y el duelo
La barranquillera tiene 36 años y es diseñadora industrial. Orlando Amador

Tras la muerte de su esposo, María Elvira y sus hijos, Estefanía (14), Abel Eduardo (11), Emilia (7) y María (6), han hecho su duelo juntos. Ella cuenta que “no les ha mentido en nada de lo que pasó” y que ahora “ven la muerte de una manera distinta”,  en especial después de año y medio de una pandemia que ha cobrado millones de vidas.

“Ellos lo asimilan con lo de su papá y su abuela y dicen —están en el cielo con ellos—, pues, en el corto tiempo de la muerte de Abel, fallecieron otros familiares, entonces ellos han tenido mucho contacto con ese tema, pero ven la muerte como algo natural, pues saben que para allá vamos”.

La memoria de su esposo la convirtió en una motivación más para seguir adelante tanto por ella como por sus hijos. La barranquillera cuenta que a diario les enseña que en la vida “hay que dejarse caer, pero con las mismas fuerzas levantarse”. Les recalca que no deben sentirse más o menos que alguien por las cosas que pasen o las metas que alcancen en su vida, ni mucho menos  inspirar lástima para alcanzar sus metas.

En este punto de su vida, María Elvira está en el de la gratitud y la aceptación. Confiesa que “no ha sido fácil, pero tampoco imposible”, pues “confía plenamente en la voluntad de Dios” y ella cree que “por algo Él quiere que siga adelante”.

La barranquillera se volvió a enamorar y actualmente tiene una relación sentimental. Ella cuenta que sus hijos y su pareja se llevan bien y comparten tiempo de calidad. Disfruta de momentos en familia y de sus responsabilidades como profesional, aún  con sus momentos buenos y malos en los que “siente que se derrumba”, pero que “siempre sale adelante” con el apoyo de su seres queridos.

“Es un regalo y siempre estoy tratando de guardar la memoria de Abel con mis hijos y en las cosas que yo hago. A uno le llega la tranquilidad y hay que saber aceptarla (...) Soy feliz y mis hijos también lo son. Estamos muy agradecidos porque, aunque tuvimos una gran tormenta, ya ha llegado la calma”.

Su blog
En este punto de su vida dice “sentirse feliz y agradecida”. Orlando Amador

Entre sus prioridades está volver a escribir en el blog que creó en 2017 en el que contaba momentos de su vida y que el año pasado dejó para “desconectarse” y tomarse un respiro. Por estos días está haciendo una lluvia de ideas, pensando en qué contarle a sus lectores. Se toma su tiempo para regresar, pues para ella lo importante es “hacer las cosas bien”. Lo que sí tiene claro es que quiere variar su contenido.

“Tengo varios (textos) que están en proceso, pero no encuentro uno que me haya llenado lo suficiente. Me gusta saber qué piensan las demás personas porque uno no se puede quedar estancado en lo mismo y repetir”.      Todo lo que María Elvira cuenta en su blog lo hace desde su punto de vista y su experiencia. Se describe como “un libro medio abierto” porque también quiere guardar su privacidad y su espacio. Sobre todo cuando va a mencionar a alguien externo que hace parte de la historia. Por eso, mientras regresa con más contenido, la barranquillera, a sus 36 años, está trabajando en otros proyectos personales, en sacar adelante la repostería junto a su hermana y en su labor como madre para que, por medio de la crianza, sus hijos “logren ser felices”.

María Elvira junto a su hija mayor, Estefanía. Cortesía María Elvira
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