Indígenas Emberá aprenden a prevenir el cáncer
Aproximadamente 45 mujeres de la comunidad en el municipio de Tierralta, Córdoba, fueron beneficiadas tras recibir su primera mamografía.
Como especie de memorias de los navegantes de la corona, los primeros años de la exploración y colonización de América estuvieron sesgados por la voraz ambición de la conquista de territorios y el hurto masivo de recursos que proveía la madre tierra a los nativos.
Sin embargo, aunque la historia recuerda hechos cargados de violencia, violaciones e incluso masacres, no todas las formas en la que los foráneos se acercaron fueron bélicas.
Ante el desconocimiento de los procesos industriales, objetos tan simples para la contemporaneidad como un espejo sirvieron de instrumento para deslumbrar a los líderes indígenas, quienes al final fueron engañados.
Quinientos años más tarde, la protección y reparación de las victimas indígenas aún continúa siendo un tema de gran debate nacional. No obstante, los símbolos han cambiado y el espejo ya no es más un representativo del fraude, sino una herramienta de reconocimiento y cuidado.
Ana Bailarín Domicó es una de las pocas mujeres indígenas de la comunidad Emberá en Córdoba, tiene poco más de cincuenta años y es abuela. Toda su vida ha transcurrido en un caserío en el corregimiento Manantiales, del municipio de Tierralta, a dos horas de Montería, la capital cordobesa.
Allí no hay señal telefónica y estos aparatos de la modernidad parecen no haber sido descubiertos aún por muchos de los habitantes. Debido a lo alejado de la zona y a las complicaciones evidentes del transporte, los indígenas Emberá están expuestos al desconocimiento.
La primera vez que Ana vio un espejo de cuerpo completo fue en el mes de junio de este año, en medio de una jornada de sensibilización de la Liga Colombiana Contra el Cáncer Seccional Córdoba.
El ejercicio de empoderamiento fue liderado por Paola Rueda, presidenta honoraria de la fundación Avon, y a través de este buscaba que las mujeres pudieran reconocerse a sí mismas y colocarse como prioridad.
Una vez frente al espejo, Paola, quien ya había sentido una gran conexión con Ana, la invito a que se mirara fijamente y pudiera ver en ella todo aquello por lo que se consideraba hermosa y valiosa. Luego, no fue solo Ana hablándose a sí misma, sino que las demás mujeres de su comunidad también quisieron participar.
Inteligente, amorosa, carismática y fuerte fueron algunos de los adjetivos con que sus coterráneas la calificaron.
Después de terminar con la actividad y de compartir juntas un momento de reconciliación, Paola intervino para contarles a las mujeres Emberá que el amor propio se manifiesta a través del cuidado y que para poder cuidar de otros también es importante que ellas estén bien.
Esta fue la estrategia que utilizaron la Liga de Lucha Contra el Cáncer y la Fundación Avon para lanzar en este territorio su programa en alianza: ‘Colombia por la detección temprana del cáncer de mama’, el cual busca promover las estrategias de detección temprana a través de acciones pedagógicas sobre los tres pasos que salvan vidas: autoexploración, chequeo clínico y mamografía gratuita.
Esta campaña va dirigida para mujeres en situación de vulnerabilidad en 15 ciudades de Colombia, y surge a partir de la preocupación de diferentes gremios y organizaciones médicas por el aumento de los casos de cáncer de mama en el país, sumado a los bajos índices de consultas clínicas para la prevención y detección temprana de las células cancerígenas.
Según expertos, cada seis minutos muere una mujer en el mundo a causa del cáncer de mama, una enfermedad que en el 95 % de los casos es curable si es detectada de forma oportuna.
Una de las herramientas con mejores resultados para este tipo de enfermedades es la mamografía, mundialmente reconocida por la comunidad médica por su alta efectividad, permitiendo identificar anomalías aún antes de la existencia de signos externos.
“Sabemos que muchas colombianas no acceden a la mamografía por múltiples razones que van desde el desconocimiento de la importancia de esta ayuda diagnóstica, pasando por los mitos, la dificultad para desplazarse hasta lugares donde haya mamógrafo o incluso por temas culturales, como lo evidenciamos con esta población Emberá”, explicó Paola Rueda.
Para Rueda, el trabajo más importante en estas jornadas corresponde a la sensibilización, por ello el tema no está exclusivamente atado al riesgo clínico, sino al reconocimiento de ser mujer y subir la autoestima.
Wilson Cubides, médico y director ejecutivo de la Liga Colombiana Contra el Cáncer, aseguró que el enfoque de esta misión está centrado en “salvar vidas”, y que es por ello que la mejor forma de hacerlo es desde al autocuidado.
“El Observatorio Nacional de Cáncer en el departamento de Córdoba tiene un cumplimiento mínimo del 14 % en tamización de mujeres con mamografía, situación que, aunque presenta un ascenso desde el 2014, no alcanza la meta nacional del 70 %. Por ello, tocó repensar los procesos y generar acciones que nos permitieran acercarnos a los territorios para trabajar y beneficiar a las mujeres que han encontrado barreras para acceder a los servicios de salud”.
Por su parte, Lina Sugey, asesora y enlace de la asociación Emberá Neka, por medio de la cual accedieron a la comunidad indígena, señaló: “Estamos muy emocionadas de ser beneficiarias de este programa, que nos permite a las mujeres indígenas acceder a estos exámenes vitales para nuestra salud y a los que anteriormente por diferentes barreras no habíamos logrado hacerlo”.
“Gracias a las jornadas de educación y sensibilización estamos más seguras de reconocer las señales que nuestros cuerpos nos dan y esperamos que estos proyectos continúen para que se salven vidas de mujeres que en muchas ocasiones no son tenidas en cuenta”.
Esta iniciativa continuará por Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Pasto, Leticia, Riohacha, Florencia, Armenia, Bucaramanga, Ibagué, Villavicencio, Cali, Medellín y Bogotá.
