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Dar a luz en tiempos de oscuridad

Karina López, una joven de 25 años, narra cómo la llegada de su bebé Alicia se convirtió en el oxígeno que llenó su tanque de esperanza.

Más de un año lleva la sociedad sumida en una pandemia que llegó para paralizarlo todo y cambiar abruptamente las maneras de sentir, actuar y hasta vivir procesos biológicos como el embarazo.

En enero de 2020, Karina López recibió una noticia que cambió su vida. Sus brazos se convertirían en la cuna de una bebé. Alicia es su nombre.

Dos meses después llegó a Colombia la covid-19, razón que no le permitió a la madre primeriza vivir su embarazo como lo esperaba. Sus antojos no estaban en cuarentena, pero tenía que contenerse porque las condiciones de salubridad le hacían complicado cumplirlos.

“En muchas oportunidades si quería comer chocolate o disfrutar de un helado no podía porque todo estaba cerrado”, recuerda.

Las citas de control fueron caóticas desde marzo, porque los servicios médicos empezaron a limitarse con el fin de evitar contagios por covid-19.

“Me toco buscar médico particular para que me atendiera, tenía miedo de contagiarme y más en mi condición de embarazo”.

En su primer trimestre de gestación acudió a un ginecólogo particular, que le dijo que su embarazo era de alto riesgo. “Yo me preguntaba cómo era posible que esto me pasara si era mi primer bebé”.

En consecuencia, decidió buscar la opinión de otro profesional, el perinatólogo Miguel Parra, quien asumió el seguimiento al embarazo de Karina.

Al principio, la primeriza quería dar a luz por medio de cesárea, pero Parra se encargó de hacerle saber que era mejor que su bebé naciera por parto natural.

De acuerdo con el especialista, un parto natural ayuda con un proceso de recuperación más rápido y le brinda al neonato mayor oxigenación.

La joven acató la recomendación profesional y siguió su proceso, el mismo que ella califica como “nada convencional”.

“Como mujer una no está preparada para todo lo que viene con el primer embarazo, ahora imagínese con una pandemia encima”, comenta.

El temor al contagio y verse rodeada de un escenario de noticias negativas hizo que sus emociones se desordenaran, por lo que el perinatólogo le aconsejó no ver noticias y alejarse de la información relacionada con la pandemia.

“Él no es psicólogo, pero me advirtió que mis emociones las percibía la bebé”.

Cuenta que su rutina empezaba a las 6:00 a. m. y lo primero que hacía era encender el televisor para ver cómo evolucionaba la covid-19 en el país.

Nuevamente siguió las recomendaciones médicas y se dedicó a leer textos sobre su trabajo. Ella es abogada, pero los casos que recibía por alguna razón siempre terminaban relacionados con el coronavirus, entonces le tocó aislarse del todo.

Se ponía a ver videos en redes sociales y a leer recomendaciones para madres primerizas. Hacía ejercicios suaves recomendados por su médico y practicaba yoga. Aprovechó el tiempo también para desarrollar sus dotes culinarios con recetas fáciles de internet.

Relación de pareja

Su esposo, Edwin Muñoz, trabaja en Guamal, Magdalena, y por su trabajo tiene que viajar periódicamente.

En una ocasión le dijo a Karina que lo mejor era estar alejados porque temía contagiarla a ella y que esto le causara daño a la bebé en camino.

“Le pedí que no lo hiciéramos. Yo quería compartir con él cuando nuestra niña diera pataditas. Necesitaba su compañía porque ya de por sí el embarazo no es fácil”.

Finalmente su esposo siguió acompañándola, pero con todos los protocolos de bioseguridad,  que hasta la fecha le han ayudado a no contagiarse.

Emociones encontradas

Karina dio a luz el 17 de septiembre, lo hizo en un contexto que jamás imaginó, un día antes se enteró de que a su mamá la tenían que trasladar a una clínica en Valledupar porque había dado positivo para covid-19.

“Sentí impotencia al saber que no podía acompañar a mi mamá”.

Las contracciones empezaron a la 1:00 de la madrugada y su suegra llamó a los servicios de emergencia para que la asistieran.

“Me llevaron en ambulancia portando mi tapaboca. Sentía que me ahogaba porque el vehículo llevaba el aire apagado. Me llevaron a la clínica Iberoamérica y de una me ingresaron a la sala de parto”.

Recuerda que le tocó ir al quirófano y pujar con tapaboca.

 “Llevé un N95, pero me lo cambiaron por uno quirúrgico para facilitarme el oxígeno. No fue fácil, pero la pandemia nos obligó a esto”.

Fueron nueve horas y 25 minutos de trabajo de parto. Que, según ella, se desarrollaron de forma normal.

Entre lágrimas de felicidad recibió a la pequeña Alicia. Lo primero que dijo fue: “Ay mi cosita, gracias Dios. Mi amor, que linda mi cosita, mi vida, mi reina”.

Alicia nació pesando 3 mil gramos y fue una “luz de esperanza” en medio de un panorama oscuro propuesto por la pandemia.

El perinatólogo Miguel Parra se encargó de atender el parto de Karina. También fue su soporte psicológico y el encargado de convencerla, desde un principio, para que optara por el parto natural.

Parra recuerda que Karina ingresó a la clínica un poco temerosa, pero él y su equipo la motivaron y le dieron la confianza de que la vida de ella y su bebé estaban en buenas manos.

“A ella se le puso anestesia peridural (que es la empleada para reducir los dolores en el trabajo de parto) y en la misma habitación se le atiende el parto. Fue necesario hacerle una episiotomía (es una incisión que se hace en el perineo) porque hubo una leve complicación de la bebé para salir, pero se solucionó sin contratiempos”, explica.

El PhD en Medicina Materno Fetal asegura que en tiempos de pandemia sí es posible dar a luz por parto vaginal ya que los especialistas están siguiendo todas las medidas de bioseguridad.

Además, añade que en la actualidad los partos están humanizados y se respeta la dignidad de la mujer, teniendo en cuenta que hasta hace 20 años muchas embarazadas denunciaban malos tratos a la hora del parto.

Otro detalle que rescata el galeno es la importancia del parto vaginal, tanto para la madre como para el bebé.

“El parto vaginal reduce el riesgo de padecer enfermedades. Cuando se hace una cesárea, la madre tiene cuatro veces más de posibilidades de sufrir un tromboembolismo pulmonar”, apunta.

El experto también explica que gracias al parto vaginal, el neonato adquiere flora bacteriana del tracto genital, lo que ayuda a un sistema inmunológico más fortalecido, además los bebés salen con los pulmones más limpios.

Este domingo Alicia alumbra el hogar de Karina y Edwin. Ellos, mirándola, están convencidos de que  la vida siempre se impondrá por más difíciles que sean los tiempos.

Nacimientos

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), en 2020 nacieron en Colombia 619.504 bebés, de los cuales 21.344 lo fueron en Barranquilla.

La entidad también informa que en el país hubo una reducción de neonatos del 2,3 % en comparación al 2019 cuando se registraron 642.260 nacimientos.

En lo que va corrido del 2021, según el portal especializado Our World In Data, en el mundo se han documentado 46.693.190 nacimientos.

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