El Hotel El Prado espera que el 2017 sea el año del inicio de la consolidación de su recuperación estructural y conservación arquitectónica, que tiene la categoría de Monumento del Patrimonio Arquitectónico y Cultural del país.
Los diseños del proyecto de restauración del Hotel El Prado están a cargo de la firma bogotana Cabal Arquitectos, representada por el arquitecto Carlos Cabal.
El plan de restauración se divide en varias etapas. La primera será la ejecución del diagnóstico del estado de su estructura, en donde se estudia si hay riesgos, humedad y deterioros.
Explica el arquitecto Carlos Cabal que a través del diagnóstico se descubrirán detalles como su color de pintura original y el diseño primario de sus pisos. 'Esta etapa se prevé que finalice en enero, fecha en la que sería radicada al Ministerio de Cultura y presentada a la oficina de Patrimonio de Barranquilla'.
La segunda fase contempla la realización de los diseños. 'Este proceso se desarrollará durante seis meses, por lo que se prevé que estén listos a mediados de 2017', agrega Cabal. Luego de ello, la fase que sigue es de construcción del complejo, con una durabilidad de dos años.
A pesar del proceso de restauración por el que está pasando el hotel, está previsto habilitar 150 habitaciones para el Carnaval.
Actualmente está a disposición 70 dormitorios, de los 274 que conforman la edificación y tiene a su servicio 54 empleados. Jaime Espinosa, representante del Consorcio FTP, precisa que también habilitarán 22 suites para recibir visitantes en esta temporada de festividades que se celebra anualmente entre febrero y marzo.
Asimismo, Espinosa precisó que será reabierto el Bar Caribe, que es uno de los espacios añorados del patrimonio arquitectónico barranquillero. 'Los trabajos que deben desarrollarse en el lugar serán ejecutados simultáneamente con la operatividad del hotel, cumpliendo con fases del proyecto', comentó el representante de FTP.
Para Mario Muvdi, presidente de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia, Cotelco, el Hotel siempre ha sido un símbolo de imponencia hotelera.
'Aquí se han construido muchos hoteles, pero ninguno como este. Con su historia e infraestructura es importante que le cuelguen rápido un aviso que diga 'operando' para que jalone mucho más al sector en general', explica.
'Los cambios impactarán positivamente. Sin embargo, la inversión inicial en infraestructura, que corresponde a $21.800 millones solo suplirá las necesidades primordiales del hotel, más no todas las que tiene', agregó Muvdi.
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Historia. Con un capital inicial de $300.000, el 15 de noviembre de 1927 se colocó la primera piedra del Hotel El Prrado, una emblemática infraestructura para Barranquilla. A 13 años de cumpir un siglo después de su inauguración (15 febrero de 1930), está valorado en más de $40.000 millones.
Gregorio Obregón Arjona y Karl C. Parrish fueron los creadores de una sociedad comercial anónima denominada Compañía Hotel del Prado. Sus paredes, con cierto desgaste, parecen no haber vivido tantos años y sus pasillos transportan a vivir los inicios del siglo XX.
Fue el primer hotel con baño privado y teléfono en cada una de sus 40 habitaciones. De acuerdo con el historiador Helkin Alberto Núñez, funcionario del Archivo Histórico del Atlántico, la obra fue encomendada al arquitecto estadounidense Burdette Higgins, quien diseñó para tal edificación una arquitectura republicana neoclásica, habilitando de tal forma unos amplios espacios, terrazas y grandes jardines en su interior.
'Sus pisos fueron soportados en baldosas de cuadros blancos y negros, que aún en la actualidad le dan un toque elegante muy especial. Más tarde inaugura su legendaria piscina dentro de su esplendoroso jardín tropical. El primer hotel con una piscina semiolímpica', comenta Núñez.
Pero parte de ese brillo y esplendor se ha perdido con los años, aunque El Prado promete volver a su época dorada. Desde hace casi 20 años, el Hotel ha estado en un lío jurídico y extinción de dominio, que quedó resuelto desde 2007 y apunta a inversiones en el mediano plazo

¿Cómo entró en el abandono?
A mediados de los años 80, la familia Nasser Arana se consolidaba como la única propietaria del complejo hotelero.
De acuerdo con reportes de prensa de la época, Sheila Arana compró el hotel por $4.000 millones. Esta familia mantuvo vínculos con el narcotraficante Alberto Orlández Gamboa, conocido por el alias de El Caracol, uno de los máximos jefes del Cartel de la Costa.
A Sheila Arana la detuvieron en Suiza, en 1994, luego la extraditaron a Estados Unidos, donde pagó una condena de nueve años de cárcel, y regresó a Barranquilla en 2002.
Por la misma época en la que murió el jefe del clan, Julio Nasser.
En 1998, cuando el Hotel entró en proceso de extinción de dominio luego de que sus propietarios lo volvieron centro de operaciones de una boyante industria de narcotráfico y lavado de dólares, las inversiones que se realizaron en el Hotel fueron mínimas y los clientes, ante el escándalo, decidieron hospedarse en los que en su momento eran nuevos hoteles.
Delma Navarro, ex trabajadora del Hotel por más de 30 años, cuenta que este proceso de extinción impactó en los clientes y huéspedes. 'Alojarse en El Prado era un lujo y una verdadera experiencia por su arquitectura y ambiente tropical. El servicio amable y cálido le daba un toque especial. Pero, enfrentar un proceso jurídico no fue fácil', expresa.
'Para esos años el sector hotelero venía tomando fuerza. Era poca la competencia pero paulatinamente nuevos inversionistas decidían crear complejos nuevos. Los recursos eran muy escasos y a El Prado no se le hicieron las inversiones suficientes para competir con los hoteles modernos', agrega Navarro.
El cambio
Por medio de la resolución 1640 del 24 de noviembre de 2004, entra a formar parte del patrimonio nacional de Colombia. Luego en 2005, el Estado se queda con el Hotel, dando fin a una de las batallas jurídicas más largas en la guerra contra los bienes adquiridos con dineros de actividades ilícitas.
Después de ocho años de una disputa legal, la Justicia ordenó aplicar la extinción de dominio al hotel El Prado, de Barranquilla.
En 2007 terminó completamente el proceso y la operación quedó en manos del Estado. Su paso al Gobierno afectó también se reflejó en el servicio: en 10 años pasó de tener unos 300 empleados a tener menos de 100 en 2010. Empezaron los retrasos en los pagos de nómina, prestaciones sociales, servicios y proveedores. Esto dejó una deuda en impuestos que superaba los $1.000 millones y embargo en las cuentas.
El Gobierno lo entregó en administración a la Corporación Gustavo Matamoros y luego pasó a manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE).
En 2012, el presidente Santos anunció su entrega al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo con el propósito de buscar un concesionario que asuma su control, pero este proceso duró un poco más de un año.
El 31 de octubre de 2013, el Hotel El Prado fue entregado por la DNE al Fondo de Turismo, Fontur, para su administración y posterior entrega en concesión.
Para ese año, el complejo registró una ocupación de entre un 20% y un 25%, ingreso que le permitía sobrevivir; sin embargo, su operación, que cuesta en promedio $700 millones al mes, apenas recaudaba unos $400 millones, que pasaban a entrar en las cuentas ya embargadas.
Desde la publicación para abrir licitaciones, pasaron cuatro anuncios y muchos estaban interesados en la puja.
El 2 de marzo de 2016 adjudicaron al consorcio FTP la concesión del Hotel El Prado, que más adelante será operado por la cadena hotelera Marriott Internacional.
'El consorcio cumplió con todos los requisitos solicitados para poder ser los beneficiarios de la concesión del Hotel El prado por los próximos 30 años', informó la viceministra de Turismo, Sandra Howard.
Explicó que el grupo 'está compuesto por un inversionista estadounidense con 55%, FTP Investments Corporation (con domicilio en California) y 45% es de Espidel Ltda., con sede en Barranquilla'.
La inversión mínima proyectada por el consorcio para el hotel está en el orden de los $21.300 millones, además de una inversión inicial de $4.800 millones, que constituirá el primer desembolso, para el pago de las acreencias laborales.
*Roberto Hernández Buelvas





















