El Heraldo
Un solo vehículo y cuatro trajes forman parte de la poca dotación con la que cuentan los bomberos de Campo de la Cruz. Giovanny Escudero y Christian Mercado
Barranquilla

Los combatientes del fuego también necesitan ayuda

Con 23 municipios, incluido Barranquilla, el Atlántico solo cuenta con 8 cuerpos de bomberos. Las situación positiva actual de algunas unidades contrasta con las precarias condiciones de otras.

El primer semestre del año en Barranquilla, e incluso en varias zonas de la Región Caribe, estuvo marcado por las emergencias generadas por varios incendios.

Casos como el siniestro en la cárcel Modelo, en el que murieron 17 reclusos, o el hecho en el que fallecieron dos personas calcinadas tras incendiarse un vehículo el mes pasado, dejan entrever que este tipo de eventos están a la orden del día y, por consiguiente, es imprescindible la oportuna reacción de los organismos frente a estas eventualidades.  (Ver galería de imágenes)

De los 23 municipios que forman parte del departamento del Atlántico, incluida su capital, solo 8 cuentan con un cuerpo de bomberos.

Con 53 miembros y 7 máquinas, el Cuerpo de Bomberos Oficial de Barranquilla ha estado al frente de alrededor de 100 emergencias entre enero y junio de 2014, en lo que concierne a incendios nivel A, que se refiere a conflagraciones estructurales, entre las que se presentaron 35 en viviendas y 9 en apartamentos.

Así mismo, se registraron 11 conatos en bodegas, mientras que 6 incendios tuvieron lugar en establecimientos tipo industrial, sucedidos entre febrero y mayo, que fueron acogidos por la unidad.

Según estándares internacionales, entre ellos el de Asociación Nacional de Protección contra el Fuego, (NFPA, por sus siglas en inglés, un organismo estadounidense), una ciudad debería tener un bombero por cada mil habitantes.

En este sentido, la capital atlanticense tendría un déficit del 96% en unidades bomberiles, teniendo en cuenta que la ciudad cuenta con 1.109.000 habitantes, según la última cifra del Dane, por lo que 53 hombres solo cubren el 4% de la población.

No obstante, de acuerdo con el capitán Jaime Pérez, comandante del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, si bien “en el pasado la imagen de los bomberos era que estaban siempre necesitados, que no tenían para la gasolina, no contaban con equipos de protección y no había maquinaria, actualmente se dispone de una estructura bomberil sólida”.

El presupuesto girado este año para el servicio de bomberos fue de $7.519.522.883, 15 por ciento más que en 2013 cuando el Distrito destinó $6.516.077.022, provenientes de la sobretasa bomberil. Según Pérez, el monto se distribuye en los procesos de mejoramiento de la infraestructura, mantenimiento de las máquinas, así como alimentación, capacitación y nómina de las unidades.

Igualmente, el valor cubre la compra de más de equipos de protección, dispositivos de reactivación autónoma, elementos de rescate, compresor para llenado de equipos de aire, entre otras necesidades.

En este sentido, según el comandante, “la proyección es ponerse a tono con las grandes ciudades; el mismo adelanto de Barranquilla permite que el cuerpo de bomberos también surja. El reto también está en la parte preventiva”.

“Requerimos de más material humano, estamos en el proceso de vinculación de más hombres y de adquisición de más equipos”, indica.

En Soledad, cuyo cuerpo de bomberos voluntarios llega a los 15 años este octubre, los recursos recibidos desde la sobretasa bomberil ascienden a los 749 millones de pesos.

Teniendo en cuenta que solo la nómina anual alcanza los 900 millones de pesos, aparte del presupuesto otorgado por la Alcaldía, varias son las actividades con las que se subsidia el organismo, entre ellas, la venta, recarga y mantenimiento de extintores; venta de elementos de protección contra incendios; capacitaciones en temas de primeros auxilios y rescate.

De acuerdo con el comandante del Cuerpo de Bomberos de Soledad, teniente Alfredo Pereira, desde la institución se proyecta la construcción de dos nuevas subestaciones que estarían ubicadas estratégicamente en las zonas comerciales e industriales, teniendo en cuenta que, según explica, el tiempo de respuesta en la atención de una emergencia, según la normal, debe ser de máximo 8 minutos, y trasladarse desde la sede central, que se encuentra ubicada dentro de Grabanastos, hasta alguna zona de incidente dentro del municipio, podría tardar desde 20 minutos hasta media hora.

Aunque reclame inversiones cuantiosas, para Pereira son “absolutamente necesarias”, considerando que solo hasta abril fueron controladas 522 emergencias, cuyo pico se encuentra en los incendios forestales, con 206 incidentes.

En situación similar se encuentra el Cuerpo de Bomberos de Puerto Colombia, que ha venido trabajando “con las uñas” para sacar adelante el organismo de 15 años de antigüedad.

“Aquí había nada más 6 equipos de protección para 25 personas, por lo que debían ser utilizados sudados y sucios por todos. Hoy en día gracias a las gestiones que se han realizado cada bombero cuenta con su equipo de combate”, relata el teniente Gonzalo Restrepo, comandante de bomberos del municipio.

En el Atlántico, las máquinas de bomberos cuentan con una capacidad de almacenamiento de entre 75 y 3.500 galones de agua.

“Actualmente se están haciendo inversiones en infraestructura, aunque desafortunadamente no tenemos el verdadero apoyo que debiera tener los cuerpos de bomberos en Colombia”, asevera el líder de 35 bomberos miembros del equipo y 45 salvavidas que desde hace varios años forman parte de esta fuerza.

En el caso de Malambo, la subteniente Marlen Narváez, comandante de bomberos de este municipio, explica que aunque solo se les destinó este año 50 millones de pesos para un equipo de 18 miembros, 10 de los cuales son operativos (bomberos) y el resto administrativos, y únicamente tienen una máquina con capacidad para 1800 galones de agua, intentan que la cobertura y atención de la institución sea oportuna.

En crisis. El panorama es desalentador en otros municipios del departamento, donde las condiciones precarias que atraviesan las unidades obligan a los a voluntarios a “rebuscarse”, porque su labor no está reconocida por el Estado.

Amaury Trespalacios tiene 11 años prestando su servicio como bombero voluntario en Campo de la Cruz. Sin embargo, con una esposa y dos hijas pequeñas a quienes mantener, debe realizar otra actividad porque no recibe ni un solo centavo por este oficio, por lo que, en sus palabras, lo ejerce “por amor al arte”.

Como él, 13 miembros más del organismo deben repartir su tiempo entre las obligaciones de la casa y el voluntariado, lo cual no constituye una tarea fácil.

“Algunos nos dedicamos al mototaxismo, otros son albañiles y otros se rebuscan como vendedores informales”, asevera.

Trespalacios, actual subcomandante de esta unidad, asegura que la administración local no les reconoce ni honorarios, ni mucho menos gastos como en gasolina, mantenimiento de equipos, ni compra de insumos.

Una sola máquina con capacidad para 75 galones de agua es uno de los pocos instrumentos que con los que cuenta el cuerpo de bomberos de este municipio para atender eventualidades.

Paradójicamente, los cuatro equipos de protección “personal” con los que cuentan no alcanzan para todas las unidades, por lo que deben prestárselos entre sí. “Vienen siendo equipos de protección compartida”, apunta entre risas.

“Una vez nos llamaron para una emergencia y tuvimos que hacer ‘la vaca’ entre todos para la gasolina, porque ni para eso había”, recuerda Trespalacios, quien desde hace 4 años reside con su familia en la sede de bomberos del municipio, porque a su casa de bahareque se la llevó la ola invernal de 2010.

Adicionalmente, por la escasa cobertura de bomberos en el departamento, deben estar prestos a atender eventualidades en otros municipios, “sobre todo en lo que concierne a incendios forestales que por estos días se disparan por el Fenónemo del Niño”.

“Con esta maquinita, aquí donde usted la ve, estamos atendiendo a tres municipios más y a sus corregimientos: Candelaria (de 15 a 20 minutos de diferencia) Suán (a 5 minutos de diferencia) y Santa Lucía (a 15 minutos de diferencia)”, expresa.

“Hasta de Manatí nos han llamado, porque aunque es jurisdicción de Sabanalarga, nosotros estamos más cerca”, agrega.

Pero si en Campo de la Cruz llueve, en Juan de Acosta no escampa. Edgardo Urriola Núñez, subcomandante de bomberos de este último, reconoce que en el municipio donde presta su servicio muchos de sus compañeros han desistido por falta de incentivos económicos.

“Éramos 18 voluntarios, ahora solo quedan ocho, porque la situación económica los ha obligado a retirarse”, asevera.

La Ley 1575 del 21 de agosto de 2012, por medio de la cual se promulga la Ley General de Bomberos de Colombia, establece que los entes territoriales pueden fijar sobretasas para subsidiar la actividad de estas instituciones. Sin embargo, algunas administraciones municipales se hacen los de los oídos sordos, como lo expresa Urreola.

“El año pasado se hizo un contrato con el alcalde de 24 millones de pesos anuales, de los cuales solo giró 12 millones. A raíz de eso el personal se ha retirado, porque aja, tienen familia, necesidades”, manifiesta.

Con un déficit de cobertura territorial de un 66 por cierto, las instituciones bomberiles del Atlántico le apuestan a las medidas preventivas que se deben tomar para evitar emergencias, con el fin de sortear hechos que pongan en peligro la vida de los ciudadanos.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
DETECTAMOS QUE TIENES UN BLOQUEADOR DE ANUNCIOS ACTIVADO
La publicidad nos ayuda a generar un contenido de alta calidad
No quiero apoyar el contenido de calidad
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.