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'Me flagelé por mi hermana. A ella la operaron de corazón abierto y la misma noche después de la cirugía tuvieron que intervenirla otra vez por un coágulo'. De esa manera resume Mauricio Castellanos el motivo que tuvo para convertirse en penitente en el municipio de Santo Tomás, donde reside, y flagelarse durante 12 años.

Su ofrecimiento o ‘manda’ concluyó el año pasado y ahora se dedica a enseñarles la práctica a los nuevos flagelantes, incluso a acompañarlos en el recorrido que cada Viernes Santo realizan ante la mirada de una gran cantidad de curiosos no solo de esa población sino de otras del departamento. En 2015 fueron 40 las personas que golpearon sus espaldas con esas largas correas llamadas disciplinas cuyas puntas son unas bolitas de cuero; las heridas que quedan deben ser picadas o abiertas con elementos cortantes.

Esa jornada criticada por algunos sectores que consideran innecesario el maltrato que se autoinfligen los penitentes, vista por otros como espectáculo y realzada por unos más como una manera de lograr favores divinos, ya se ha vuelto tradicional en el Atlántico durante la Semana Santa.

Para el sociólogo Jairo Solano Alonso, doctor en Historia de América y en Ciencias de la Educación, e investigador de la Universidad Simón Bolívar, el pueblo tiene su manera de entender las festividades en general y las ha ligado a esa concepción. Paganismo y arte popular son dos de los elementos que caracterizan la Semana Santa, en su opinión.

'Inicialmente –explica-, ese paganismo se expresó en penitencia; de ahí salen los penitentes de Santo Tomás, muchos pueblos donde se crucifican, por ejemplo, en Filipinas; procesiones en la Costa como en Mompox y Tolú, muy arraigadas en las costumbres populares, la carga de las imágenes religiosas, el viacrucis que se escenifica, estas actividades teatrales están ligadas a todo ese arte popular'.

Y añade que la Semana Santa, paradójicamente, también es resultado del arrepentimiento después de los excesos del Carnaval, por lo que, según su análisis, son dos festividades ligadas estrechamente por como las ha asumido el pueblo.

Un elemento teatral, dice Solano, en todo ese 'pasadizo religioso' lo constituye la vestimenta de los nazarenos, conectada igualmente a ofrendas u holocaustos, semejándolos al sacrificio de Jesucristo.

En la región Caribe, cada una de las razas que ha aportado a la construcción de la sociedad actual tiene una forma de expresarse en la Semana Mayor. Es el caso de los dulces que brindan las negritudes, preparadas en patios a fuego de leña o carbón y a base de diferentes productos, tradición ligada a la intención de suavizar todas las privaciones tradicionales para el cristianismo en esta temporada.

Sobre el nexo cultural de esta festividad religiosa, Andrés Liñán, miembro de la Pastoral de Catequesis de la Arquidiócesis de Barranquilla, cita la exhortación apostólica del papa Francisco que habla de lo que la religión católica denomina ‘piedad popular’, que dice que 'puede percibirse el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo'. Además menciona lo expresado por San Juan Pablo II acerca del tema: 'en sus manifestaciones más auténticas, no se contrapone a la centralidad de la Sagrada Liturgia, sino que, favoreciendo la fe del pueblo, que la considera como propia y natural expresión religiosa, predispone a la celebración de los sagrados misterios'. Agrega entonces que la Iglesia no se opone a esas prácticas de piedad popular, mas dice que no deben sustituir los actos litúrgicos.

Agenda de eventos en el Caribe

En el Atlántico se destacan dos eventos que generalmente cuentan con público concurrido: Los flagelantes de Santo Tomás, con un recorrido que empieza en el Caño de las palomas y culmina en la plaza del pueblo, y la representación de la Pascua en Sabanalarga, ambos el Viernes Santo.

En Mompox, Bolívar, tiene lugar una serie de actividades reconocidas por su tradición y vistosidad. Procesiones con figuras religiosas vestidas y decoradas con dedicación, además del recorrido por las siete iglesias coloniales o ‘los siete monumentos’, son los elementos principales de la Semana Santa en esta población histórica.

En Córdoba, el municipio de Ciénaga de Oro ofrece a propios y extraños la representación teatral de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y otros eventos religiosos que van hasta el final de la Semana Mayor.

En la población costera de Tolú, en el departamento de Sucre, que suele acoger a una importante cantidad de turistas durante la temporada, tiene lugar por lo menos una decena de procesiones entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección.

En el Cesar, una de los sitios de peregrinación más visitados en Semana Santa es el corregimiento de Valencia de Jesús donde se conmemoran la procesión de Los Nazarenos de Jesús y el Triduo Pascual.