En medio del dolor de sus familiares y amigos fue sepultado en Barranquilla el niño Keiver Erazo, uno de los 33 niños que pereció calcinado en el bus que el pasado 18 de mayo se accidentó en Fundación, Magdalena.
Al cementerio La Paz, ubicado en la vía al Mar, los padres del menor recibieron las condolencias de un nutrido grupo de allegados que se acercaron hasta ese lugar para acompañarlos en esta hora difícil.
Keiver tenía 8 años y cursaba tercero de primaria. Era oriundo de Planeta Rica y desde hace dos años vivía en Fundación para estar más cerca de su padre un soldado profesional que trabaja en Valledupar.
Keiver era hijo de Everney Erazo y Rosa Durango que todavía no terminan de explicarle a sus dos hermanitos por qué no estará más con ellos.
Sus familiares lo recuerdan como un niño alegre, cariñoso y juguetón.
Su mamá escribió en la bóveda la siguiente frase: 'Keiver, te amo por siempre'.