La bandera del Junior está entrelazada en las manos de Ramón González, un fanatico que se encuentra frente a un televisor que cuelga en el interior de un local del al norte de la ciudad, mientras ve el partido de ida de la semifinal de la Liga Águila.
Con cada jugada del rojiblanco, el hombre mueve su cuerpo de forma impredecible para alentar el triunfo del onceno local. Otras veces, muestra su frustración ante cada táctica 'fallida' del equipo rojiblanco.

Junto a él, en la misma situación, se encuentran decenas de personas, aglutinadas en el local, para evitar mojarse de la lluvia que cae en La Arenosa.
El pitazo inicial despierta el optimismo de los curramberos. Esa alegría poco a poco se fue desdibujado tras la anotación del equipo verdolaga. La Llovizna comenzaba a enfriar en ambiente.
'Estas en tu casa Junior. ¡Aprovecha!', grita un hombre, al tiempo que se lleva las manos a la cara, mientras repite constantemente: '¡Estás lento tiburón!'. Así pasa el primer tiempo.
La alegría. En otro local de la ciudad, en el sur, la gente se agrupa bajo el techo para protegerse de la lluvia. El segundo tiempo llega con el optimismo, ese mismo que al principio acompañaba la fanaticada.
La alegría estalla al minuto 73; Junior iguala el marcador.

Los fanáticos se abrazan y gritan el tan esperado gol. 'Siempre lo he dicho este equipo nos pone a sufrir. Pero nos da alegrías repentinas e inesperadas', dice un hombre cuyo rostro refleja una alegría indescriptible.
Las ventas. Esas camisas ‘rojiblancas’, que acompañaron a los fanáticos, más temprano se habían vendido 'como pan caliente'. Así lo contó a este medio Angélica Cárdenas, comerciante de camisas deportivas en el parque Suri Salcedo, en el norte de la ciudad.
'Fue un día bueno para vender las camisetas, pese a que Colombia está en la Copa América', indicó la comerciante, quien espera que para el sábado la venta de la indumentaria sea mayor.