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Pensar que en una panadería barranquillera o del resto de la Región Caribe podían informar que dejaban de vender la popular mogolla o pan de $200, o que subirían su precio, era para muchos casi un imposible. Sin embargo, en estos tiempos ese inimaginable se convirtió en realidad.

Incrementos en las cuentas por pagar de los servicios públicos, el aumento de los costos de producción y el alza de los precios de los alimentos, amenazan el futuro de más del 40% de las panaderías en la Costa y tras ello la costumbre de comerse una mogolla.

Benjamín Rueda, un administrador de empresas que en Barranquilla montó la panadería La Arenosa hace cuatro años, cree que se les viene encima 'un futuro incierto y poco rentable' a los panaderos regionales.

Admite que actualmente la rentabilidad para el gremio está decreciendo y eso hace que tomen decisiones con respecto a lo que producen a diario.

'Nos están bombardeando desde todos lados', sostiene. 'Tenemos —se queja— los precios de los insumos por el cielo y ahora hay que sumarle las alzas de las tarifas del gas y la energía eléctrica'.

Rueda es de los pocos panaderos que se atrevió a subirle el precio a la mogolla, uno de los panes preferidos de los barranquilleros, y desde hace cuatro meses vende cada unidad a $300. Para él ese era uno de los caminos que debía tomar porque si no tendría que 'sacarla de los estantes'.

'En Barranquilla es complicado subirle a un pan porque la gente no te lo compra, pero era eso o borrarla del mapa, por lo menos en mi panadería', afirma.

Guía: Arrastra el mouse por los ingredientes de la mogolla para ver su precio y variación.

Golpe en servicios

Narra el comerciante que los clientes llegan a su establecimiento y apenas escuchan el nuevo precio de la mogolla 'te abren los ojos enseguida, pero yo les respondo que además de la harina y los demás ingredientes, también subieron el gas y la luz'.

El ministro de Minas y Energía Tomás González informó que el precio del gas en boca de pozo para la industria de la Costa bajaría en un 18% a partir del pasado 2 de diciembre, lo que se reflejaría en una reducción en la tarifa final del 12%.

Sin embargo, para las pequeñas industrias, comercios y usuarios residenciales subiría un 5%, lo que implica un alza de entre 2% y 3% en la tarifa final, la que podría llegar a ser mayor por el impacto de la devaluación.

Ese anuncio, empero, fue controvertido por el presidente de la Unión Nacional de Comerciantes, Undeco, Orlando Jiménez, quien señaló que las industrias y los pequeños comerciantes se ‘sienten discriminados’ con el acuerdo al que se llegó entre el ministro González, la Creg, y empresarios y parlamentarios barranquilleros sobre la tarifa regionales del gas.

Rueda considera que los pequeños comerciantes 'como siempre somos los más afectados', y sostiene que 'debe haber un equilibrio' entre las grandes y pequeñas industrias. 'No puede ser que los que menos rentamos, tengamos esta desventaja', expresa.

Además, pese al anuncio del Ministro de Minas, por cuenta del alza del dólar los usuarios en la Costa han tenido que soportar aumentos en la tarifa final del gas que iban hasta octubre en 31% para los estratos 1 y 2 (tarifa con subsidio) y 46% para los estratos 3, 4, 5 y 6.

Con respecto al servicio de energía, en diciembre los usuarios de Electricaribe recibirán en sus facturas el cobro de $419,02 por kilovatio, el valor más alto de los últimos cinco años.

En noviembre la tarifa final alcanzó los $419,02, mientras que en octubre fue de $389,69, lo que refleja la tendencia al aumento en cuanto al cobro del kilovatio para fin de año.

Incremento de insumos

Aparte de estas alzas, Benjamín Rueda dio muestras a EL HERALDO del incremento acelerado en los insumos para llevar a cabo una producción mensual de panes en su negocio.

Ingredientes como azúcar, harina de trigo, levadura, grasa y sal, que usa para hacer la mayoría de sus panes, han aumentado en los últimos tres meses, reflejando la problemática que afronta el gremio de panaderos en el Caribe.

En noviembre, según la contabilidad del administrador, para comprar los productos que necesita mensualmente gastó un millón de pesos más de lo que invertía hace tres meses. El monto del mes pasado fue de $5.872.982,92, mientras que en agosto sumó $4.738.828,00, lo que evidencia un aumento de un 24%.

Cifras del aumento

El caso de la mogolla sirve para ilustrar de forma más sencilla el aumento de los costos de producción que ha tenido que asumir el panadero. De una arroba de 25 libras de harina pueden hacerse alrededor de 325 mogollas (ver infografía).

El costo de esta ‘bola de masa’ le significaba al panadero $21.051 en agosto, mientras que en noviembre pasado esta cifra llegó a $ 25.970. En tan solo tres meses el valor de una de las ocho arrobas que diariamente produce la panadería La Arenosa aumentó 23%.

'La verdad es que esto es una situación difícil porque ya son varios meses con los insumos altos y ninguno baja. Por eso nos toca tomar medidas', explica el panadero Rueda.

Las cifras que él cita son un reflejo del aumento de la inflación en el país en el último año, la cual registró un acumulado de 6,11% en noviembre. Esta tasa es superior en 2,73 puntos porcentuales a la registrada en el mismo periodo del año anterior (3,38%).

El rubro de los alimentos es el grupo de bienes y servicios con la variación más pronunciada —tanto frente al mes pasado como en lo que va corrido del año— entre los otros productos considerados en la medición del Dane.

Puntualmente, los cereales y productos de panadería tuvieron una variación de 13,41%, valor por encima del promedio nacional.

Inevitable desempleo

El presidente de Undeco indica que de continuar esta situación, 'un 30% a un 40%' de las 1.200 panaderías de la Región que están afiliadas a la asociación no tendrían otra opción que cerrar.

De acuerdo con Jiménez, en el Atlántico hay 750 panaderías vinculadas a Undeco, de las cuales podrían cerrar 150 en un año. Agrega que estos negocios generan de tres a cinco empleos, lo que significa que el cierre de esa cantidad dejaría a entre 450 y 750 panaderos sin empleo.

Álvaro Romero, trabajador de La Arenosa, expresa preocupado que para él, como para otros empleados, la ‘situación está dura’. Pero dice que mientras tenga ‘manos y pies’ estará preparado por si viene un cierre del negocio que implicaría que quede desempleado.

Manifiesta que ‘este tipo de cosas’ ocurrieron meses atrás, refiriéndose al alza de los insumos, pero que a los dos meses se ‘nivelaban’ los precios de los productos. 'Los ingredientes se están manteniendo arriba y lo más probable es que aumenten. Lo peor del caso es que ahora se juntan con el alza en los servicios públicos. Habrá que esperar a ver qué pasa', afirma el empleado.

Orlando Jiménez explica que a las personas que trabajan en la elaboración del pan se les paga entre $800.000 y $1.200.000 mensualmente. Por su parte, los que atienden a los clientes ganan salario mínimo.

Érika Montenegro, que al igual que Álvaro Romero trabaja en La Arenosa, espera que la situación mejore el año que viene, aunque afirma que es consciente de que si le toca salir a buscar otro trabajo, lo hará sin ningún problema.

'Es difícil si llega a venir un cierre de la panadería porque sería empezar de cero. Pero hay que entender que la situación que viven muchos de estos negocios es complicada', afirma la mujer.

El presidente de Undeco revela que varias panaderías decidieron recortar personal. 'Por eso le pedimos al Ministerio de Comercio que ayuda al gremio para evitar más despidos y posibles cierres', sentencia.

De hecho, Benjamín Rueda recordó que hace cuatro meses se vio obligado a despedir a uno de sus panaderos para quedarse solamente con Álvaro Romero. 'Un trabajador implica $1.000.000, y el contexto me llevo a que tuviera que reducir costos por lo que me tocó a mí ayudar en la elaboración del pan', señala.

Rumbo al aumento

Para el trabajador y administrador de la panadería Diana, Ramiro Cabello, es necesario empezar a concientizar al cliente de que los precios de los panes van a subir.

Ante las alzas citadas, que afectan especialmente a los panaderos, sentencia: 'El negocio ya no está siendo sostenible'.

El panadero, que todavía vende la mogolla de $200, afirmó que en este sentido es inevitable el recorte de personal en los establecimientos o en su defecto el cierre.

'Nosotros nos sustentamos con lo que producimos y en estos momentos los precios de los gastos no están compensando la ganancia. Es difícil lo que se nos viene', manifiesta.

Cabello sostiene además que en Barranquilla es prácticamente imposible subir los precios de los panes, 'pero tenemos que tomar ese camino o nos vamos a la quiebra'.

Llamado a la unión

El dueño de La Arenosa insiste en que los panaderos deben unirse para afrontar la situación por la que están pasando.

Rueda propone una alianza dentro del gremio para establecer precios y tamaños de los panes, en especial con respecto a la mogolla de $200. 'Yo la vendo a $300, pero me tocó aumentarle el peso de 40 a 60 gramos, para que el consumidor no lo rechace', explica.

'Aquí —afirma—hay que juntarnos todos y saber si seguimos con el pan económico o no, pero con seriedad, que nadie se salga y lo deje más barato para querer perjudicar al otro'.

Cabello coincide en que en esta situación se debe buscar un consenso general para pensar en soluciones, y evitar posibles cierres de establecimientos y despidos obligados al personal. 'Si no se llega a nada, solo queda esperar y aguantar hasta donde más se pueda', puntualiza el panadero.