El barrio Bellavista vio la luz del día entre 1928 y 1930, en sucesión a la construcción de las monumentales mansiones del barrio El Prado.
De acuerdo al arquitecto Mauricio Múnera, este surge como respuesta a la demanda de una clase media que emergía en la ciudad y que no contaba con los recursos económicos para costear el “despliegue ornamental y urbanístico”, que caracteriza las viviendas del tradicional Prado.
Hoy en día, algunas de las construcciones de Bellavista han sido demolidas y reemplazadas a causa del natural y vertiginoso crecimiento de La Arenosa, pese a que estas marcaron la transición del estilo clásico al moderno, en el que el ornamento dio paso a la funcionalidad.
Según la arquitecta Carmen Arévalo, este pedazo de Barranquilla “revolucionó los patrones de la urbanización en Colombia, lo mismo que el lenguaje formal de la arquitectura”.
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Diana Sofía Polo
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