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'Jamás, jamás, jamás te olvidaremos, siempre estarás presente, siempre serás del tiburón', era el cántico de los hinchas del equipo Junior que acompañaban el féretro de Luis Andrés Martínez Manjarrés, el menor de 14 años fallecido la noche del domingo, de forma súbita, luego de la clasificación del onceno a la final del fútbol profesional colombiano.

Bajo el fuerte sol del mediodía en Puerto Colombia, donde fue sepultado, los familiares, vecinos y amigos del adolescente se dieron cita en el cementerio municipal.

Emocionados, en parte por el efecto del licor repartido entre algunos de los asistentes, se oyó con fuerza el grito a todo pulmón de los hinchas del onceno tiburón. 'Lucho no se ha ido, para nosotros sigue vivo', era la consigna barrística, mientras los ladrillos y el cemento tapiaban su tumba.

'(Luis Andrés) era la alegría de mi casa' dijo entre el llanto Ana María Manjarrés, abuela del menor fallecido. La mujer se aferró a la bóveda de concreto gris donde reposan desde ayer los restos de su nieto, quien era el menor de tres hermanos. 'Vámonos para la casa', señaló mientras dos familiares trataban de convencerla para salir del camposanto para protegerse del sol o saciar la sed en un puesto de raspaos cercano.

La emoción acabó con Lucho. Luego de la clasificación de Junior frente a Millonarios a la final del fútbol profesional colombiano, el menor de 14 años había salido a celebrar la victoria del elenco rojiblanco a las afueras de su vivienda, ubicada en la carrera 32, número 25-46, barrio Hipódromo, de Soledad.

En ese instante, cuando corría en medio de la calle, se desplomó súbitamente. Al ser conducido a la sede de la Clínica General del Norte ubicada en la población, no tenía signos vitales. Según el parte entregado por el centro asistencial, el menor había sufrido un paro cardio-respiratorio que acabó de forma fulminante con su vida.

La madre del menor aseguró que el joven no tenía ningún antecedente de enfermedades cardiacas, incluso, pertenecía a la escuela de fútbol Juventud Porvenir, donde desde hace dos años jugaba como defensa.

Por amor al equipo. Como Luis Andrés varios aficionados han perdido la vida mientras demostraban el amor que sentían por la camiseta rojiblanca.

En lo que va corrido de 2014 tres miembros de barras junioristas han muerto luego de emprender la travesía en tractomula para ver jugar a Junior en otros lugares de Colombia. El 28 de abril último, Carlos David de la Rosa, de 18 años, cayó de una tractomula mientras viajaba a la altura del municipio de Puerto Boyacá (Boyacá) para asistir, en Itagüí, al encuentro de Junior frente al combinado local.

Pero para Germán Hoyos y Gustavo Vallejo, presidente y líder coordinador del Frente Rojiblanco del Sur, respectivamente, la muerte que más ha marcado a su agrupación es la de Vanessa Rodríguez y Hansel Poveda, el 2 de noviembre de 2003, al caerse una de las barandas que protegía a los hinchas en la tribuna sur del Estadio Metropolitano.

'Esa tragedia nunca la vamos a olvidar. Fue muy difícil para nosotros. Eran unos guerreros' comentó Vallejo.

Seis meses después, el 2 de mayo de 2003, otro integrante, Miguel Herrera Redondo de 17 años, murió tras caerle una papa explosiva en medio de los enfrentamientos entre barristas del mismo equipo, tras la victoria de Junior 3 a 1 frente al Huila.

Estos casos se dieron justo cuando el onceno rojiblanco pasaba a una ronda decisiva del torneo de fútbol profesional, como le pasó el domingo en la noche a Luis Andrés.