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A las 8:30 a.m. pisó suelo barranquillero el papa Juan Pablo II, que venía de Cartagena. La histórica visita que la ciudad recibió jubilosa, coincidió con una Colombia flagelada por los horrores de la guerra y de la droga y con las heridas aún abiertas por la tragedia de Armero, ciudad en la que presidió una conmovedora ceremonia como tributo a las 20.000 personas que murieron tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz. En nuestra ciudad, la feligresía se concentró en la nueva Plaza de la Paz, que hoy lleva su nombre, mientras que a lo largo del recorrido que hizo en el papamóvil, miles de barranquilleros vestidos de blanco salieron a las calles a recibir su bendición. El 5 de julio pasado, el papa Francisco firmó el decreto que autoriza la canonización de Juan Pablo II, que sería llevado a cabo a finales de este año, lo que se convertiría en uno de los procesos de canonización más rápidos de la historia moderna.