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Es sin duda la mujer más grande la deprimida Zona Cachacal. Ana Isabel Berrueco, mejor conocida como La Caleña, no ostenta ese título por sus casi metro ochenta de estatura, sino por su abnegada entrega por los derechos de su comunidad.

En ese enclave de drogas, delincuencia y prostitución, ubicado en pleno corazón de Barranquilla, se realizó ayer la feria social BiBa liderada por la Alcaldía Distrital. Y allí, entre el tumulto, se encontraba la inalcanzable Caleña.

Impetuosa, caminaba de arriba a abajo la calle 33 con 33 donde se efectuó el evento -justo detrás del Hospital Barranquilla, en el sitio conocido popularmente como el dispensario- para guiar a todo aquel que se le acercaba, diciéndole a cuál carpa de las distintas dependencias del Distrito se tenían que dirigir para que pudieran ser asistidos.

“¿Caleña dónde me pueden dar la salud?”, le pregunta un anciano. “Él es habitante de la calle”, me dice la portentosa Ana Isabel, que está vestida con una lycra negra, una camiseta de la campaña de Elsa Noguera y un sombrero rojo de felpa, además de la coquetería de sus uñas pintadas de multicolor, como es la moda hoy en día de las jovencitas.

De sus 57 años, 27 se han borrado en un espiral infernal de drogas y prostitución. “No recuerdo nada de esa etapa de mi vida”, confiesa mientras coge de la mano a una trabajadora sexual para que inscriba a su hijo de 5 años en un colegio público del Distrito.

Sus pinitos en el desagradecido mundo de la calle se dieron en el norte de Barranquilla vendiendo su cuerpo al mejor postor.

Luego, mientras su adicción a las drogas iba en aumento, su estatus como meretriz iba en picada. Del Norte, pasó al Centro y del Centro, terminó en la ollas repletas de adictos, en el bajo mundo.

Esa vida la dejó hace tres años. Un accidente fue la causa de su salvación. Por un bicitaxi que la arrolló, casi pierde una pierna. Convaleciente en la cama de un hospital le pidió a Dios su misericordia.

Y así fue, salió avante de esa situación y desde ese momento, con la sobriedad y lucidez que la caracterizan hoy, se dedica al cuidado de sus hermanos más necesitados, los marginales sectores del centro de Barranquilla.

Gracias a la alcaldesa. El barrio San Roque, según cuenta Ana Isabel, vive un grave problema de salud pública.

“Imagínese que he enterrado a más de 40 personas con sida en los últimos 3 años”, afirma.

Mientras nos convida a salirnos de la feria, para acompañarla a buscar a los indigentes y drogadictos que se rehúsan de asistir al evento y así poder acceder al servicio de salud a través del Sisbén.

“Ellos son los que realmente necesitan de estos servicios, allí hay muchos con VIH y otras enfermedades”, comenta mientras caminamos por una calle atestada de seres aferrados a pipas de bazuco.

“Señores por favor, la alcaldesa Elsa Noguera nos puso a nuestra disposición los servicios que ofrece el Distrito para los que no tengan cédula, para los que no puedan ir a la clínica, vean no desaprovechen esta oportunidad”, les dice la Caleña a sus amigos de la calle.

Isabel, que en realidad nació en Medellín, entiende que el problema de sus compañeros de barrio debe ser tratado con una política de salud clara, que trate a los miles de adictos como enfermos.

“A pesar de que estoy muy agradecida con la alcaldesa porque nunca habían hecho algo así en San Roque, tengo que decir que falta mucho por hacer, a estas personas nunca les han hecho un censo”, afirmó.

Feria social Biba. San Roque fue la parada número nueve de la Feria Social para el Bienestar Barranquillero BiBa.

Más de 2.500 personas recibieron beneficios en diferentes sectores, los cuales apuntan mejorar la calidad de vida de niños, mujeres, adultos mayores y jóvenes residentes en esta sector de Barranquilla.

Sólo la Secretaría de Salud atendió a 454 personas y la oficina del Sisbén, 418.

Como novedad, por primera vez fueron prestados los servicios de recolección de muestras para exámenes de VIH. En total 136 personas decidieron aprovechar la oportunidad para practicarse de manera voluntaria este examen que, al igual que los otros servicios de la feria, fue prestado de manera gratuita.

Por Samuel A. Losada Iriarte
samuel.losada@elheraldo.co