En El Pozo, una vereda del municipio de Hatonuevo, en La Guajira, familiares de las víctimas, conmemoraron los 20 años de la incursión paramilitar en la que asesinaron a 13 wayuu.
La ceremonia se realizó en el cerro Hatonuevo donde están enterradas las víctimas de esta masacre perpetrada el 28 de enero del año 2001, en medio de la celebración de un cumpleaños.
Esnaider Ortiz Apushana gobernador de cabildo del resguardo Rodeito El Pozo y representante de las víctimas, explicó que se realizó una eucaristía y un acto de recordación de cada una de las personas que fallecieron ese día.
'Todo el día estuvimos reunidos, recordando este hecho que lo sentimos como si fuera el primer día, porque es imposible olvidar', aseguró.
Lucy Uriana, sobreviviente de la masacre y quien estuvo presente, dice que a pesar del reconocimiento que tienen como víctimas, no han recibido ayudas, ni reparación de ninguna entidad del gobierno.
Ella perdió ese día a sus padres Víctor Epieyu y Carmela Paulina Uriana; sus hermanos José María, Alfonso, Roberto, María Angélica y Margarita, esta dos últimas menores de edad.
También fueron asesinados un primo y cinco invitados a la fiesta, identificados como Milton Uriana; Ildeber de Armas, el único alijuna (no wayuu); Lisandro Pérez; Ramón Gouriyú; Robinson Ipuana y Robinson Ortiz.
En la conmemoración recordaron cómo fueron revictimizados, ya que inicialmente las autoridades tras la masacre, informaron de inmediato que se trató de un hecho 'producto de la guerra entre dos clanes wayuu', versión que rechazaron tajantemente los familiares de las víctimas, quienes afirman que la presencia de paramilitares era evidente en esa época y señalan que ninguno de ellos tenía problemas con otras familias.
Las lideresas Jazmín Romero Epiayu, Diana Carolina Figueroa Romero y Rosa Marcela López elaboraron un informe producto de una investigación en el que indican que 'los actores o grupos ilegales trataron de desviar una verdad que se vive en Colombia: el conflicto armado'. Sostienen que para desviar u ocultar la verdad, los responsables dirigieron la atención de la sociedad hacia otro tipo de justificación o explicación a fin de que se creyera que la masacre fue cometida por los mismos wayuu.
Al acto asistió el alcalde de Hatonuevo Luis Arturo Palmezano, quien expresó 'como hijo hatonuevero me solidarizo con mis hermanos wayuu, expresándoles que la paz inicia con el perdón. Que sea Dios consolando sus corazones en este momento fuerte que a pesar de los años sigue en el diario vivir de cada familia'.
También las autoridades policiales, militares y eclesiásticas de este municipio.