
“En el Caribe se pasó de la invisibilidad a la visibilidad”
Wilson Castañeda es politólogo y doctor en filosofía. Desde hace 14 años lidera la Corporación Caribe Afirmativo, ONG que se creó en Cartagena y hoy vela por el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas Lgbtiq+.
El asesinato del periodista y docente universitario Rolando Pérez, en el barrio Torices, de Cartagena, en 2007, fue el punto de partida para que el antioqueño Wilson Castañeda Castro se dedicara a defender los derechos de las personas Lgbtiq+.
Pérez, cubano de nacimiento y abiertamente homosexual, fue hallado sin vida en su vivienda. El arma que usaron para asesinarlo fue un martillo, con el que descargaron varios golpes en su cabeza y otras partes del cuerpo.
Castañeda recuerda que con amigos se reunieron para exigir justicia por el crimen de Rolando y, a su vez, en su memoria, dieron paso a Caribe Afirmativo en Cartagena, ONG que hoy está presente en 12 territorios del país.
“Caribe Afirmativo trabaja por el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas Lgbtiq+. Sus acciones abarcan el trabajo comunitario, investigaciones académicas e incidencia política en escenarios como la construcción de paz, la acogida a la ciudadanía migrante y la movilización social, ofreciendo servicios de asesoría jurídica, psicosocial, orientación en materia de salud, formación, orientación en proyectos de vida y empleabilidad”, destaca Castañeda.
Reconoce que en la actualidad en el Caribe se logró pasar de la invisibilidad a la visibilidad de las personas Lgbtiq+ a partir de acciones colectivas y liderazgos, también hoy de tratamiento en todos los departamentos.
Estos procesos, según lo expuesto por el directivo, han permitido construir políticas públicas en el Caribe y, a su vez, en los gobiernos locales y departamentales se han nombrado personas de enlace en temas Lgbtiq+.
No obstante, revela que esa visibilidad “podría haber generado diferentes riesgos. Por ejemplo, hemos tenido aumento de violencia —sobre todo de homicidios, feminicidios y violencia policial—, amenazas y prácticas de discriminación en espacios públicos y centros de educación”.
Señala que frente a la inclusión, Colombia tiene una posición paradójica en la región. De un lado, aparece como el tercer mejor país —luego de Argentina y Uruguay— para las personas Lgbtiq+ por las políticas públicas, el matrimonio igualitario y la participación en diferentes espacios. Pero, al mismo tiempo, es catalogado como el tercer país más violento, ocupando el mismo lugar en materia de crímenes de odio (150 casos en el último año), luego de Brasil (con más de 500) y México (250).
“La inseguridad, la falta de servicios especializados y la concentración de apoyos a las personas en algunas zonas urbanas hacen que Colombia sea un país hoy con muchos avances en teoría —como la inclusión Lgbtiq+ en la agenda de paz y en los procesos migratorios—, pero rezagado en la implementación y en las garantías de vida digna”, define.
En ese sentido, advierte que es necesario crear planes específicos con enfoque de derechos al que puedan acudir las personas Lgbtiq+, garantizándoles acceso a derechos con enfoque diferencial. Y en esa línea, agrega, es necesario contar con un equipo de trabajo entre gobiernos, Fiscalía, Policía y Ministerio Público para investigar las violencias cometidas y evitar futuras violencias. Del mismo modo, se deben implementar campañas pedagógicas permanentes de comunicación, lenguaje asertivo y sencillo con las comunidades que promuevan la reducción de la exclusión y discriminación.
A futuro, de acuerdo con el directivo, Caribe Afirmativo se proyecta como una gran plataforma regional que responde al país y a Latinoamérica con acciones específicas de políticas públicas y aplicación de enfoque de género en las acciones para consolidar una cultura de derechos garante de la diversidad.
Cuando se graduó de bachiller en un colegio de Antioquia, departamento de donde es oriundo, Castañeda Castro inició su preparación en el seminario porque quería ser sacerdote de la iglesia católica. Tuvo un proceso próspero durante seis años, pero, luego de ese tiempo, se reconoció como un hombre homosexual y fue expulsado por los directivos del seminario.