El Heraldo
Cortesía EFE, Migración Colombia y Unicef.
Judicial

Crisis migratoria: cuando la realidad supera el ‘sueño americano’

Represamiento en Necoclí, sobrevivir a la selva del Darién, los grupos armados y exponerse a la trata de blancas y al trafico de drogas son los riesgos de atravesar la frontera entre Colombia y Panamá.

Cuenta la leyenda que cuando los colonizadores españoles entraron a conquistar América Central ingresaron por lo que hoy conocemos como el temido Tapón del Darién. La aterradora y selvática frontera colombo-panameña, que es conocida como la selva más peligrosa del mundo y que hoy es un corredor de tránsito de migrantes, fue testigo de aquellas luchas y es, quizás, ese peso histórico parte de la mística que enloda a la imponente selva.

 La leyenda también narra que transitar por el Darién es caminar de la mano con la muerte, que debajo del espeso matorral que rodea los 20.000 kilómetros cuadrados de bosque que lo comprenden hay sepultados conquistadores españoles, exploradores vascos y migrantes de todas las nacionalidades que no lograron sobrevivir a los desafíos de la naturaleza.

 Dicen que lo más temeroso de adentrarse en el Darién es enfrentarse a animales salvajes, enfermedades tropicales y todo tipo de plagas selváticas. Sin embargo, un nuevo enemigo, mucho más sigiloso y peligroso, acecha a quienes se ven obligados a emprender ese destino: los grupos armados ilegales.

 El colapso del municipio de Necoclí en las últimas semanas, por la presencia de al menos 15.000 migrantes irregulares, provenientes en su mayoría de Haití, África y Cuba, dejó entrever una crisis migratoria que afecta no solo a Colombia, sino a Panamá, Ecuador y Costa Rica, y que el Clan del Golfo, grupo que hace presencia en la zona, ha sabido aprovechar para actos delictivos.

 Según registros de Migración Colombia, a corte de julio de este año se han detectado 32.800 migrantes irregulares en el país. La entidad reporta que, en su mayoría, estos ingresan al país por el departamento de Nariño, usando la ruta Panamericana por Putumayo; entrando por San Miguel con destino Necoclí, que sería la última estación antes de atravesar el Golfo de Urabá para llegar al corregimiento de Capurganá en Acandí, Chocó. Desde allí, los migrantes se internarían en el Tapón del Darién y luego de atravesar la selva llegarían hasta Panamá para atravesar Centro América y llegar, finalmente, a Estados Unidos.

Cortesía EFE, Migración Colombia y Unicef.

Néstor Rosanía, especialista en temas de paz y conflicto y director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz (Cespaz), explicó a EL HERALDO que “aunque el fenómeno de Colombia como corredor migratorio no es nuevo, sino que se remonta a aproximadamente 10 años atrás, hay unos actores que no se habían presentado. El tema de los coyotes anteriormente no existía, porque en un país en conflicto armado no se atreven a meterse. Ese fenómeno es nuevo en Colombia y empezamos a tener personas que extraen a la gente de Ecuador y los dejan del lado panameño por el litoral del pacifico, donde hay un corredor migratorio. Así como llegan los migrantes, llegan los coyotes y con los coyotes los grupos armados que empiezan a cobrar ‘peajes’ e ‘impuestos’ por el tránsito en la zona”.

 Explica el especialista que “el actor principal es el Clan del Golfo, el que maneja y controla la zona es ese grupo armado a quien los coyotes deben responder. No trabajan en equipo, son organizaciones independientes, donde el migrante es el que padece el drama humanitario”.

 Según los reportes de quienes transitan la zona, los migrantes tendrían que pagar entre 1.000 y 1.500 dólares —entre 4 y 6 millones de pesos— a los coyotes para que los atraviesen hasta Panamá. Rosanía menciona que “los migrantes están siendo abandonados por los coyotes, porque no andan rápido en su tránsito por el Darién o porque son atacados por enfermedades tropicales, los dejan tirados en medio de la selva y mucha gente termina muerta en esa travesía”.

 El director de Cespaz cuenta que “muchos cuerpos de africanos sin papeles, arrastrados por el mar, llegan a las playas de Capurganá y son enterrados por los habitantes en lo que podríamos llamar como fosas comunes y como NN, y hay otros que jamás logran salir de la selva del Darién”.

 Agrega que “los migrantes en medio de la desesperación y para no quedarse abandonados por los coyotes piden ser cargados con coca para asegurarse que los pasen al lado panameño. Es un drama humanitario lo que se vive ahí, porque son los migrantes, más el narcotráfico, más los coyotes, más los grupos armados”.

Frente a esta crisis humanitaria, Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, le dijo a este medio que “una de las grandes preocupaciones de esta situación irregular de los migrantes represados en Necoclí —y personalmente considero que la más grave e importante de todas— es la trata de personas y el abuso en la modalidad de explotación sexual, laboral y en una pequeña medida de matrimonio servil”.

Cortesía EFE, Migración Colombia y Unicef.

Agregó Espinosa que “el traficante de personas busca migrantes que tengan recursos, que tengan la necesidad de movilidad y les vende sueños de paso por diferentes países para llegar a un destino, pero en ese trasegar, cuando se acaban los recursos, muchas veces el propio traficante empieza a cobrar el pago de esa deuda a partir de delitos asociados a la trata de personas”.

Menciona el director de migración que “este grupo de delitos es lo más grave que le puede pasar a un país, porque es la afectación más grande a los derechos humanos y hay redes criminales, y tratándose del Urabá Antioqueño hay una fuerte presencia del Clan del Golfo en actividades como la extorsión”.

Puntualizó Espinosa que este tipo de situaciones preocupan porque afectan a gente buena en municipios buenos, pero también porque se dan para explotación. “Hay un mensaje claro que aquí no hay tolerancia para el tráfico de migrantes y el que cometa delitos de este tipo tiene que tener consecuencias judiciales y tiene que pasar a escenarios de judicialización”.

“El delito contra menores y familias que están buscando llegar a un mejor futuro tiene que ser rechazado de manera unánime”, finalizó el funcionario.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.