Compartir:

Tal y como en el histórico vallenato del maestro Rafael Escalona ‘la Custodia de Badillo’, que habla sobre la pérdida de un objeto litúrgico sagrado y de un “ratero honrado” como sospechoso de ese hecho delincuencial, hoy en la parroquia de la virgen de Santa Marta, en el popular barrio Simón Bolívar de Barranquilla, se vive un caso similar luego del extravío del sagrario por al menos 48 horas y su posterior aparición en un lugar completamente distinto al que debía estar.

Leer más: Juez ordena cárcel para el quinto hombre implicado en millonario hurto a joyería de centro comercial

Esta historia se dio a conocer el pasado miércoles 10 de septiembre luego de ser confirmado a través de redes sociales por el padre David De la Hoz, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Las Nieves, quien expresó su solidaridad con el sacerdote Arquímedes González, responsable de la parroquia afectada, y con todos los feligreses.

“Pido apoyo y oración solidaria para esta comunidad y para el padre Arquímedes González en estos momentos difíciles y tristes. Estamos atentos a cualquier información valiosa al respecto que pueda ayudar a recuperarlo todo”, señaló el sacerdote.

JOSEFINA VILLARREAL/Josefina VillarrealEn todo un misterio se ha convertido la desaparición del sagrario que custodia las hostias consagradas que se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, en la iglesia Santa Marta del barrio Simón Bolívar. La misma apareció tres días después.

La versión preliminar que se obtuvo fue que delincuentes ingresaron al templo y hurtaron el sagrario con copón y hostias consagradas, así como el viril de la custodia.

Sin embargo, con el paso de las horas, la propia Arquidiócesis de Barranquilla informó que tanto el sagrario como los vasos sagrados fueron encontrados “en medio de la basura y escombros al interior del patio de la casa parroquial”.

Consultadas por este medio, las autoridades policiales informaron inicialmente sobre la apertura de una investigación, pero luego apuntaron entonces a que el extravío se trató, al parecer, de un malentendido.

Decreto de sacrilegio

Contrario al tratamiento de las autoridades policiales, el hecho de que el elemento sagrado hubiera desaparecido hizo reaccionar al arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, quien elevó un decreto de sacrilegio por lo acontecido.

En el documento dio repaso del caso y señaló que el día lunes 8 de septiembre “se cometió el grave delito de sacrilegio, en el templo parroquial de Santa Marta (Barrio Simón Bolívar), al robarse el Sagrario y los vasos sagrados donde estaban reservadas las Especies Eucarísticas”.

JOSEFINA VILLARREAL/Josefina VillarrealEn todo un misterio se ha convertido la desaparición del sagrario que custodia las hostias consagradas que se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, en la iglesia Santa Marta del barrio Simón Bolívar. La misma apareció tres días después.

Y ratificó que el día miércoles 10 de septiembre, en la tarde, “el Sagrario con las especies Consagradas, fue encontrado en medio de la basura y escombros al interior del patio de la casa Parroquial”.

Basado entonces en el Canon 1367, del Código de Derecho Canónico, según el arzobispo, “quien arroja por tierra las especies consagradas, o se las lleva o las retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica. Asimismo, por legislación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 18 de mayo de 2001, incluyó este delito como uno de los más graves y queda reservada a la misma Congregación la instrucción de la causa”.

Por ello declaró la “excomunión (latae sententiae), a quien o quienes, cometieron este delito”. Y que habiendo ofendido al Señor con actos sacrílegos, es necesario desagraviarlo. “Por ello, la Iglesia exige realizar actos de desagravio, que son oraciones de reparación, penitencia y perdón por las ofensas cometidas en contra de la santísima Eucaristía”.

En ese sentido, se ordenó ayer en la parroquia de Símón Bolívar una Santa Misa de desagravio, Adoración y procesión de desagravio.

¿Y qué pasó?

En esta historia que podría encajar en el mundo macondiano del maestro de Aracataca hoy no preocupa si el sagrario, hecho en cobre y con un costo de al menos 13 millones de pesos, lo tenía o no un “ratero honrado” sino que es celebrado que haya aparecido en corto tiempo y en la misma parroquia.

Alexander Hernández, quien sirve con dedicación a la obra como sacristán de la parroquia, manifestó haber visto por última vez al sagrario el pasado domingo al culminar la eucaristía de las 7:00 p. m. junto con el padre.

JOSEFINA VILLARREAL/Josefina VillarrealRetrato de Alexander Hernández, sacristan de la Iglesia Santa Marta, ubicada en el barrio Simón Bolívar, donde es todo un misterio la perdida del sagrario, que apareció dos dias después detrás de un árbol al interior de la casa parroquial.

“Fuimos los últimos que cerramos la puerta y dejamos todo bajo candado. Yo descanso los lunes, entonces regresé a la parroquia el martes 9 de septiembre a eso de las 2:00 p. m. para cumplir con mis labores normales...Cuando yo entro al salón y hago la venia, como siempre, me percato que el santísimo no está ahí… Yo me preocupé bastante, entonces llamé a las personas que pueden manipularlo para hacerle la limpieza”, expresó Hernández.

Pese a que el laico llamó y consultó a las personas que tenían autoridad de manipular el sagrario, estos negaron tenerlo consigo, hecho que lo alarmó en gran manera ya que dentro de sus labores está encargado de cuidad y preparar los objetos sagrados.

“El día de ayer (jueves 10 de septiembre) a eso de las 5:00 p. m. me entró la duda y le pregunté a uno de los obreros que está trabajando en la ampliación de la iglesia sobre una escoba que tenía perdida. Cuando llegamos a la Sacristía, abrimos una puerta, ahí es cuando yo veo la cúpula (parte superior) del Sagrario”, afirmó.

Justo en ese mismo momento, en la zona del patio donde también se realizan las eucaristías, otros fieles dieron gritos con voces de júbilo alegando haber hallado la otra parte del santísimo.

JOSEFINA VILLARREAL/Josefina VillarrealEn todo un misterio se ha convertido la desaparición del sagrario que custodia las hostias consagradas que se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, en la iglesia Santa Marta del barrio Simón Bolívar. La misma apareció tres días después.

“Yo corro hacia donde estaban los otros creyentes y ahí es cuando veo que tienen al Sagrario entre las manos…Me dicen que estaba escondido detrás de un árbol que tenemos acá, envuelto entre la tela de una polisombra…Gracias a Dios estaba en perfecto estado, sin golpes ni marcas”, exclamó.

El repentino hallazgo del Santísimo

Para los fieles, el hecho de que el Santísimo fuera hallado de un momento a otro dentro de las mismas instalaciones de la parroquia levanta las sospechas sobre si se trató realmente de un caso de hurto o bien, una broma de mal gusto para asustar a la comunidad religiosa.

“La verdad es que nosotros también tenemos esa incertidumbre, esa duda. Solamente le puedo decir que fueron momentos de dolor, de mucha tristeza y que nos unimos como Iglesia a orar por la aparición, el hallazgo del cuerpo de Cristo, por el valor espiritual que tiene para nosotros”, expresó Ena Cecilia Díaz, una fiel visitante de la parroquia.

JOSEFINA VILLARREAL/Josefina VillarrealEn todo un misterio se ha convertido la desaparición del sagrario que custodia las hostias consagradas que se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, en la iglesia Santa Marta del barrio Simón Bolívar. La misma apareció tres días después.

Mabis Ulloque, otra de las devotas a Santa Marta y que también se congrega en la parroquia reveló que tras la desaparición del Sagrado, sintió como si le hubieran arrancado una parte de su corazón.

“Es una experiencia bastante amarga que vivimos como fieles y como servidores de la parroquia. Sentimos un vacío en nuestra Iglesia… Sentíamos que algo nos faltaba, la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía”, sentenció.

Con la voz entrecortada, Ulloque narró lo difícil que era rezar en la parroquia sabiendo que los elementos sagrados estaban desaparecidos.

“Estábamos muy adoloridos con esta noticia. Vinimos a adorar a Cristo y no encontramos al Santísimo...Entonces sentí un profundo dolor en mi corazón ese día que vine temprano a adorar a Jesús y no lo encontré. Para mayor gloria, entramos en cadena de oración, la comunidad y todos los fieles y servidores de la parroquia, y el Señor escuchó nuestra suplica y volvió nuevamente a nuestra parroquia”, finalizó la devota.