Hacia las 4 de la tarde del lunes 10 de enero de 1994 el cuerpo de Nancy Mariana Mestre Vargas fue sepultado. Había fallecido a las 5:15 de la tarde del día anterior tras permanecer 9 días en la UCI de la Clínica del Caribe con una bala alojada en su cabeza. El único signo de vida que había mantenido era los latidos de su corazón.
El sepelio de Nancy en el cementerio Jardines del Recuerdo fue antecedido por una caravana de 600 vehículos que partió desde el Colegio Marymount, donde Nancy cursaba su último año de bachillerato. A las exequias se estima que asistieron unas 3.000 personas, según reseñó EL HERALDO.
Durante los actos fúnebres, el padre de Nancy, Martín Mestre, señaló que los hechos ocurridos durante esa semana parecían una 'película increíble' debido a que no alcanzaban a entender por qué había sucedido todo eso. Pero lo que el hombre no sabía era que el guión de esa película apenas comenzaba a escribirse.
Dos días antes del fallecimiento de la joven de 18 años, es decir, el 7 de enero de 1994, a las 4:30 de la tarde, la Fiscalía Segunda de la Unidad de Vida ordenó la captura de Jaime Saade Cormane, por los hechos en los que resultó herida la joven la madrugada del 1 de enero. La orden de arresto se emitía por el delito de tentativa de homicidio.
Desde ese día se inició la cacería de Saade, que terminó el pasado martes 28 de enero cuando la Policía Federal de Brasil lo capturó en Belo Horizonte.
El paradero del administrador de empresas era un total misterio desde la misma madrugada de los hechos. Su apoderado, el penalista Miguel Bolívar Acuña, manifestó que su cliente se encontraba en 'estado de shock' por lo que había sucedido y por esa razón no se había presentado ante las autoridades, aunque jamás lo hizo.