Una cuantiosa herencia, unos hijos irreconciliables con su madrastra y una muerte que es objeto de investigación, pero el abogado Jaime Granados Peña rechaza de plano cualquier paralelismo entre los hechos alrededor de la Uniautónoma con los que atañen a su defendida Soraya Corzo Pinto, viuda de Gabriel Acosta Bendeck, excongresista, médico y fundador de la Universidad Metropolitana.
El nombre de la mujer ha sido mencionado en los medios desde la muerte de su esposo, el 10 de agosto del año pasado. En especial desde que Alberto Acosta Pérez e Ivonne Acosta Acero, hijos del gestor de la Unimetro, presentaron en diciembre una denuncia ante la Fiscalía porque consideran que 'hay elementos fundados' para creer que la causa del deceso fue violenta y no natural como certifica diagnóstico de la Clínica Altos de San Vicente.
Y aunque la acción penal fue interpuesta contra 'desconocidos', en entrevista con EL HERALDO Granados calificó el término como un 'eufemismo' que apunta hacia Corzo, a quien decidió representar porque –considera– es víctima de unas maniobras fraudulentas y de difamación de los hermanos Acosta. De ahí que haya interpuesto contra ellos una demanda por calumnia y falsa denuncia.
NOVELA DE FALSOS POSITIVOS.
Los hijastros de Soraya Corzo la acusan de infidelidad y de haber llevado una relación tormentosa con Acosta Bendeck. Incluso la culpan de haberlo amenazado días antes de su muerte, durante una fiesta en su casa en Barranquilla. Granados niega tales señalamientos y advierte que cuenta con las pruebas para probar una campaña de desprestigio.
'Mi tarea es apoyarla, que se sepa la verdad, que se reconozcan sus derechos y que no volvamos esto como otra novela de falsos positivos', dice el abogado.
Sobre las presuntas dos versiones que dio Soraya del accidente doméstico de Acosta, previo a su deceso en la clínica, Granados explicó que 'ante situaciones de emergencia, una persona tiene reacciones emocionales y psicológicas que los expertos denominan como shock postraumático'.
Y agrega qu Soraya estuvo con su esposo y actuó rápido para que llegara la ambulancia y, durante dos horas, los médicos hicieran ingentes esfuerzos por salvarle la vida.
Granados afirma que en la historia clínica del exsenador no hay secretos ni misterios, que tuvo una complicación cardiaca derivada de sus antecedentes médicos. Que el corte en la frente es producto de los procedimientos necesarios, y las laceraciones en los brazos, a una complicación normal por su piel débil, su avanzada edad y porque al desmayarse no cayó sobre un 'colchón de plumas'.
LA QUIEREN ACABAR.
Para el jurista samario, a su clienta 'la quieren acabar moral y patrimonialmente', al impedir que ella y su hija Yira Acosta Corzo accedan a unos derechos que por ley en el proceso de sucesión de la herencia del excongresista.
Yira Acosta fue adoptada por Acosta y su testimonio fue lo que más lo persuadió para asumir este caso. 'El amor filial no se finge, se construye con el paso de los años y va más allá de la muerte. Me parece canalla, infame, poner en tela de juicio los sentimientos del doctor Acosta Bendeck'.
Granados duda que los hermanos Acosta tengan pruebas para demostrar que acompañaron a su padre, como lo hizo Soraya durante más de 20 años para apoyarlo en sus proyectos, especialmente con hacer viable el Hospital Universitario.
'Se equivocaron si creyeron que Soraya Corzo no iba a contar con una defensa vigorosa que la representara. Mi bufete es experto en descubrir mentirosos', sentenció Granados Peña.
El proceso 'apenas atraviesa un estado embrionario' y, puntualiza el penalista, su cliente atenderá las entrevistas para las que sea requerida por parte la Fiscalía, organismo que aguarda los análisis de Medicina Legal sobre los restos de Acosta Bendeck, que por orden judicial fueron exhumados el pasado 30 de enero, como lo dio a conocer EL HERALDO.