La captura de Víctor Carlos Pérez De Alba ha desenredado una serie de hechos criminales ocurridos en Barranquilla y su área metropolitana entre 2010 y lo que va de este año.
Pérez De Alba, señalado por las autoridades como jefe de una estructura criminal al servicio de la banda los Rastrojos, cayó el pasado martes 10 de diciembre en el barrio Cachimbero, de Soledad, tras un operativo en el que participaron 140 uniformados de distintas especialidades de la Policía. La diligencia inició a las 4:30 de la madrugada y se extendió hasta las 7:30 a.m.
Tras la detención de doce miembros de la banda en julio de este año, bajo una operación que la Policía llamó ‘Epyco’, y después de ser llevado a audiencia Pérez De Alba, es que se han conocido a través de las investigaciones de la Fiscalía detalles sobre los hechos ejecutados por la banda. Entre las pesquisas, el ente evidenció al menos 17 asesinatos cometidos por el grupo entre los años 2010 y 2013.
De la lista de sangre la Fiscalía reportó a Carlos Enrique Narváez Navarro; Wildon Gabriel Daza Mejía, alias Gaby Daza; Pablo Antonio Torrens Beltrán; Jeison Javier Urueta; Maximiliano Ramos Meza; Jhon Freddy Ospina Sarmiento; Kenny Rogers Niebles Niebles y Luis Fernando Monsalve Aragón, entre otros.
Unos cinco meses tardó la Policía en ubicar a Pérez De Alba, pues en su humilde barrio, además de moverse por cuatro viviendas que se conectaban a través de los patios, los habitantes lo adoraban por sus permanentes reuniones en las que regalaba plata, música y trago, y eso, de acuerdo con uno de los detectives que participó del operativo, siempre sirvió para que lo protegieran.
Con 36 años de edad, Víctor Carlos era señalado como el enlace de los temibles hermanos Borré Barreto, a quienes la Policía vincula con planear y ejecutar crímenes contra el gremio transportador y los empresarios del chance de la Costa Caribe. (ver infografía)
La captura del supuesto capo se dio en cumplimiento de una orden emanada de un juzgado de la capital del Atlántico, por concierto para delinquir agravado con fines de homicidio, extorsión y narcotráfico. Bajo su cargo estaban 28 personas, entre hombres y mujeres. A la fecha 24 de estos se encuentran tras las rejas —25 suman con él— y tres de la organización están hoy en la mira de la Policía.
Muerte de Kenny Rogers. En las audiencias contra los miembros de la banda, los investigadores narraron la cruel manera cómo le quitaron la vida al joven Kenny Rogers Niebles Niebles. El hecho, según registros en el haber de las autoridades, sucedió el 16 de noviembre de 2010 y solo hasta el 3 de marzo de 2011 fueron encontrados sus restos.
A Rosa del Carmen Niebles Castro, la madre de Kenny, le informaron que habían hallado unos restos humanos impregnados con cal y que era conveniente que los viera para establecer si se trataba de su hijo. Ella acudió al requerimiento. Nueve meses después, con base en análisis del Instituto de Medicina Legal en Bogotá, se constató que se trataba de Kenny.
El joven, de 25 años, fue asesinado de dos disparos en la cabeza en el barrio Cachimbero de Soledad —el mismo donde estaba enquistado el poder de Pérez De Alba— luego fue desmembrado y metido en sacos que amarraron a árboles cercanos al río Magdalena. El día de su muerte, Kenny había salido a beber con amigos, pero no regresó a casa como tenía previsto. Estuvo desaparecido casi cuatro meses.
Tiempo después de hallado el cadáver de Kenny Rogers, la Policía capturó a Víctor Carlos Pérez De Alba, a su hermana Esperanza del Carmen Pérez De Alba; a Gennys Manuel Garizábalo Rolong y a José Manuel Moreno Gutiérrez. De acuerdo con la tesis de la Fiscalía, Víctor maquinó el homicidio. Luego, las autoridades también detuvieron por el caso a Carlos Raúl Varela Carrillo, de 33 años de edad, conocido con el alias de mi Tío, sindicado de los delitos de homicidio agravado, desaparición forzada, tráfico, fabricación y porte de arma de fuego y municiones.
Cayó Gaby. Wildon Gabriel Daza Mejía, el mítico Gaby Daza, fue acribillado el jueves 2 de junio de 2011 en la calle 82 con carrera 49C, barrio Alto Prado. Tenía 42 años y 25 de estos los había dedicado a delinquir, según información suministrada por la Policía. Lideró bandas delincuenciales como Los Alcatraces, Los Alcatraces segunda generación y la banda de Los 40. Esta última, según investigaciones, le prestaba servicios de 'vigilancia' a algunas empresas privadas.
Por su muerte nadie había sido capturado y los investigadores de la Sijín solo se tenían sospechas de quiénes ordenaron su asesinato. Pero hoy, tras la captura de Víctor Carlos Pérez De Alba y su banda, se conoció que la muerte del Gaby tuvo como fin 'limpiar' el camino del microtráfico en Barranquilla y su área metropolitana para que Los Rastrojos se quedaran con el negocio. El ‘encargo’ lo llevó a cabo el grupo de Víctor Pérez. De acuerdo con la investigación adelantada por la Fiscalía, la orden fue de Édison Acevedo López, alias el Cucho o Viejo, quien figuraba como jefe Rastrojo. Las informaciones de inteligencia indican que el Cucho llegó a Barranquilla en febrero de 2010 procedente de Cali para consolidar el poder de la banda en esta ciudad. Hoy el Cucho también está muerto.
Para ese entonces, el general Óscar Pérez Cárdenas, quien era el comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, mencionó 'Los Rastrojos buscan el control total de la droga. Quieren ser los únicos dueños del microtráfico en la ciudad. La muerte de alias Gaby Daza es un mensaje para quienes se opongan...'.
'A probar finura'. Aparte de las ejecuciones, en las diligencias judiciales contra Víctor y su banda se conocieron detalles como la forma de ingreso de jóvenes delincuentes en la estructura criminal y, aparte, el rol que estos tenían dentro de la misma.
Por ejemplo, en el caso de Palmida Paola Acosta Arrieta, la jovencita de 21 años conocida con el alias de la Perrys, la Fiscalía reveló que entró a la banda luego de 'mostrar finura' para dispararle a un habitante del barrio Los Olivos que estaba enamorando a la novia de alias Popo, hijo de un lugarteniente de Víctor Pérez De Alba conocido como el Chata.
En el relato del hecho, el fiscal del caso mencionó: 'a la Perrys la mandó Popo, hijo del Chata a probar finura, a matar un joven que tenía relaciones con la mujer de Popo. La Perrys le disparó nueve veces al joven, y fue así como se ganó el puesto dentro del grupo…'. De ahí Palmida Paola llegó a ser jefe financiera y logística de la banda: transportaba armas de los sicarios y marcaba a víctimas para que luego fueran extorsionadas y, en el peor de los casos, asesinadas.
A Leiner José Álvarez Padilla, alias Chagua, lo relacionaron con el transporte de armas y drogas dentro de la banda. Hombre de confianza de alias Cacaroto y alias Chata. Dominaba La Pradera, Los Olivos y Los Ángeles, en Barranquilla.
De otra joven llamada María Candelaria Suárez Aguirre, de 26 años, alias La Vicky, se conoció que transportaba armas de fuego en Barranquilla y Cartagena, para que sicarios cometieran los asesinatos. Prestaba su casa para reuniones de los Rastrojos y metía droga a la cárcel, usando sus partes íntimas. Es hija de Rafael Hernando Suárez, alias Chata.
Salomón Méndez Robles, alias Manqueja, era el transportador de sicarios en un hecho de sangre. Cobraba extorsiones en los barrios La Pradera, Los Olivos y Los Ángeles.
Yuraida Henao Alarcón, de 19 años, alias Yuli, se dedicaba al cobro de extorsiones dentro de la organización y transportaba las armas de fuego, con las cuales se realizaban los homicidios.
Juan Manuel De Los Reyes Niebles, de 20 años, conocido con el alias de el Flojo se dedicaba al cobro de extorsiones a las estaciones de servicio de combustible y a los negocios ubicados en los barrios La Pradera, Los Olivos, El Golfo y Los Ángeles. Le rendía cuentas a alias Tío Leo, otro lugarteniente de Víctor Pérez De Alba.
Mario Enrique Alvarino Hernández, de 19 años, se dedicaba al cobro de extorsiones a las estaciones de servicio de combustible y a los negocios ubicados en los barrios La Pradera, Los Olivos, El Golfo y Los Ángeles. Este joven fue capturado en una oportunidad por la Policía, pero por falta de una denuncia quedó en libertad.
José Gregorio Hernández Escobar, de 20 años, alias Joche, era otro de los transportadores de sicarios dentro de la organización.
María Del Carmen Niebles Rodríguez, 34 años, prestaba su casa para guardar armas y motos que la banda usaba para llevar a cabo sus planes. En su casa también hacían reuniones los jefes de la estructura y pagaban la nómina. Allí, según las investigaciones de la Fiscalía, se orquestaron planes para 'exterminar' a los que habían decidido salirse de la banda.
Precisamente por tres jóvenes que quisieron enderezar su camino es que las autoridades lograron desarticular el grupo criminal casi por completo. Con testimonios de los tres, además de la interceptación de llamadas telefónicas, las autoridades ubicaron a cada uno de los supuestos delincuentes. Los tres jóvenes están hoy bajo protección.