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En estas cuadras del barrio La Luz, carrera 17B con calle 5 y 6, el sol se oculta color naranja iluminando el polvo que levanta un partido de bola ’e trapo disputado por niños que sueñan con el Junior. Hace solo seis meses no se respiraba la tranquilidad actual, y por el contrario, la nube de tierra era levantada por los enfrentamientos entre las pandillas Los RR y Los Cañitos, hoy conocidos como Los Diablitos.

Eran días de guerra, llanto y zozobra. Así lo recuerda Jesús Manuel Torres Feria, un joven de mirada agresiva y que pertenecía a los ya desaparecidos RR.

“Ingresé a la pandilla con 13 años cumplidos, ahora tengo 18, unos mellos y un hijastro que quiero como si fuera de mi sangre”, dice Jesús recostado a una pared y tratando infructuosamente de ignorar el lente de EL HERALDO.

“Quiero ser un buen ejemplo para mis hijos, que la gente de la cuadra me respete y no me tema, salir adelante ganándome la vida honradamente”, comenta este expandillero mirando al reportero a los ojos y en ocasiones al piso, buscando la aprobación de otros jóvenes presentes que como él quieren darle un giro de 180 grados a su vida.

Días de guerra y crimen. Cansados de ser acosados por la pandilla de Los Diablitos, quienes según las autoridades operan en la carrera 20 entre calles 5 y 6, Jesús con otros amigos decidieron armarse y solucionar el problema.

“Conseguir un arma en Barranquilla es muy fácil. Por 40 y 80 mil pesos te hacen un chopo o una escopeta. Con 200 mil pesos consigues un revolver o una pistola”, afirma Torres Feria agregando que los enfrentamientos se podían dar a cualquier hora. “Un día firmamos la paz, pero que va, nos volvimos a dar plomo a la semana siguiente”.

Asegura Jesús que su pandilla ingresaba a las calles de Los Diablitos y estos a las suyas. Asimismo, los intercambios de disparos se daban con niños y mujeres en la mitad. Casi siempre bajo el efecto de alucinógenos.

Según miembros de la Policía que vigilan ese sector, los días más críticos eran cuando había bailes amenizados por potentes picós.

“Ahí se encontraban estas dos bandas y cuando el baile terminaba atracaban a los alrededores o se daban plomo y piedra. Varios resultaron gravemente heridos”, afirma la fuente policial, añadiendo que el radio de acción de Los RR terminó abarcando casi todo el barrio La Luz y parte de la 17, incluso parte de La Chinita.

Jóvenes a lo Bien. Jesús, junto a otros 25 jóvenes que integraban la pandilla hacen parte del programa Jóvenes a lo Bien que apoya La Policía Nacional, Gobernación del Atlántico y la fundación La Verdad. Recientemente terminaron un primer curso de emprendimiento en el Sena y este sábado iniciaron otro de fabricación de calzado. Un grupo aparte cursa estudios técnicos de soldadura.

“Nosotros como pandilla ya no existimos, estamos cambiando, y lo mejor de todo esto es poder salir a la calle y no tener que estar mirando atrás esperando la muerte”, concluye Jesús, recostado a una pared y mirando fijamente a sus hijos.

Por Alejandro Rosales Mantilla