El mártir salvadoreño monseñor Óscar Arnulfo Romero fue beatificado ayer sábado en la capital de El Salvador ante cientos de miles de devotos y presidentes de varios países reunidos en la plaza Salvador del Mundo.
La beatificación se concretó cuando la reliquia de Romero, consistente en la camisa ensangrentada que vestía el día de su asesinato, flores y una palma que significa 'la victoria de los mártires', fue incensada por el cardenal Angelo Amato, el enviado especial del papa Francisco.
Después de 35 años
Romero fue proclamado beato de la Iglesia Católica a 35 años de su muerte.El ritual que los elevó a los altares católicos se realizó con intenso repicar de campanas, en medio de un ambiente festivo que reunió a más de 200.000 fieles de todo el mundo.
'En virtud de nuestra autoridad apostólica facultamos para que el venerado siervo de Dios, Óscar Arnulfo Romero Galdámez, obispo, mártir y pastor, según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico de los reinos de Dios, reino de justicia fraternidad y paz, en adelante se le llame beato', proclamó el cardenal Angelo Amato al leer una carta del papa Francisco.
Amato declaró como fecha de la fiesta del nuevo beato el 24 de marzo, por 'el día en que nació para el cielo', en una referencia al día de su asesinato a manos de un francotirador de extrema derecha.
La proclamación de la beatificación fue saludada por los asistentes con un prolongado aplauso, mientras era develado un gigantesco retrato de Romero entre gritos de júbilo de una multitud entusiasta que coreaba vivas a su pastor y levantaba pequeñas estampas.
Desde ya, los salvadoreños comenzaron a pedirle a monseñor Óscar Arnulfo Romero la intercesión por una reconciliación nacional que permita el cese de la elevada violencia que vive el país. Efe