Compartir:

Tras su renuncia en febrero de 2013, Benedicto XVI aseguró que viviría 'apartado del mundo' y en muy pocas ocasiones ha roto su silencio, pero en los últimos días se han conocido dos libros-entrevista en los que por primera vez el papa emérito confiesa ampliamente los detalles de su decisión.

Uno de ellos es, en versión italiana, Ultime conversazioni (Últimas conversaciones), a la venta hoy a nivel mundial y escrito por el periodista alemán y biógrafo del papa emérito, Peter Sewald, quien ya ha publicado otras tres conversaciones con Joseph Ratzinger, dos cuando era cardenal y otra cuando era papa.

En esta ocasión, el papa emérito, de 89 años -cumplirá 90 en abril- reflexiona sobre sus ocho años de pontificado, sobre cómo va aceptando la muerte, sobre sus pensamientos sobre el papa Francisco.

En 2013, Benedicto XVI sorprendió al mundo y a la Iglesia Católica al anunciar su renuncia al papado, algo que no ocurría desde Celestino V en 1294.

Su decisión fue una acción serena y meditada, libre de presiones y fruto de un 'estado de ánimo pacífico' que le permitió 'pasar tranquilamente el timón' a su sucesor.

'No se trató de una retirada bajo presión de los acontecimientos o de una huida por la incapacidad de hacerlos frente', confiesa.

En otro de los capítulos, recuerda sus años al frente de la Iglesia Católica y hace autocrítica al admitir que una de sus debilidades fue 'la poca determinación' que tuvo en algunas ocasiones a la hora de 'gobernar y tomar decisiones'.

'Hubo momentos difíciles, basta pensar, por ejemplo, en el escándalo de la pederastia, el caso Williamson o incluso el escándalo del Vatileaks', cita.

Benedicto XVI hace así memoria de polémicas como la que provocó el obispo británico Richard Williamson, quien en 2009 negó el Holocausto judío y la existencia de las cámaras de gas.

También revive los escándalos de pederastia, de cuya existencia era consciente (días antes de ser elegido papa denunció la 'suciedad' y la 'soberbia' de 'entre los que por su sacerdocio deberían estar entregados al Redentor'), aunque nunca pensó que pudieran ser tantos. O nombra Vatileaks, el escándalo sobre la divulgación de la correspondencia privada de Ratzinger en 2010. A lo largo de sus francas confesiones dirige su mirada a Francisco para conceder que 'no había pensado en él' para sucederle y que su elección fue 'una gran sorpresa'. De Jorge Bergoglio agradece las atenciones recibidas a lo largo de sus ya tres años como pontífice.