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El demócrata Barack Obama, el primer presidente negro de EEUU, culminará en solo una semana, el viernes 20 de enero, sus ocho años de mandato, marcados por la ausencia de escándalos y un legado controvertido que en su mayoría quiere desmantelar su sucesor, el republicano Donald Trump.

Obama promulgó una compleja reforma sanitaria en 2010, su mayor logro en materia legislativa, y ha defendido como progresos en el ámbito internacional para los 'intereses' de EEUU los acercamientos a Cuba e Irán.

Además, como él mismo dijo en una entrevista con la cadena CBS de la que se adelantaron algunos extractos, aunque no ha podido cambiar del todo Washington, sí cree que ha transformado 'algunas cosas' que estaban bajo su 'control directo', como ser el primer Gobierno 'en la historia moderna que no ha tenido un gran escándalo en la Casa Blanca'.

No obstante, Obama no ha podido poner fin, como prometió, a las guerras en Irak y Afganistán, donde EEUU sigue teniendo tropas para luchar contra los insurgentes, tampoco ha logrado cerrar la cárcel de Guantánamo y se va entre acusaciones de que no hizo lo suficiente por tratar de resolver el conflicto en Siria.

Obama tenía puestas sus esperanzas en la excandidata demócrata a la Casa Blanca y su exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, para dar continuidad a sus políticas durante los próximos cuatro años, pero le sorprendió y descolocó, como a casi todos, la victoria de Trump en las elecciones de noviembre.