La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, admitió que la crisis en que se ha sumergido la economía del país se mantendrá en 2016 y lo atribuyó a las turbulencias globales, de las cuales dijo que se desconoce cómo podrán evolucionar.
'Espero una situación mejor' para el año próximo, pero 'no hay cómo garantizar que la situación será maravillosa, porque no será así', dijo la mandataria, quien reconoció que Brasil 'va a seguir teniendo muchas dificultades'.
Según Rousseff, aún 'no se sabe cuál será la repercusión de todo lo que está ocurriendo en la economía internacional' y, en especial, de las turbulencias que afectan a China, que se ha convertido en el principal destino de las exportaciones brasileñas.
En una entrevista Rousseff indicó que la economía brasileña, que está al borde de una recesión y que este año cerrará con una contracción de al menos un 1,5 %, de acuerdo con datos oficiales, 'requerirá mucho cuidado' en 2016. AP