El pollo es uno de las proteínas más consumidas en el mundo. Es deliciosa y muy fácil de preparar. Puede hacerse frito, asado y acompañado de arroz.
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Las ensaladas también son una muy buena opción para comer con el pollo, sea frito o en guiso. Esta vez le daremos algunos tips para preparar pollo crujiente sin que falle en el intento.
Seque bien el pollo
Antes de empanizarlo, seca el pollo con papel de cocina. Esto ayuda a que el rebozado se adhiera mejor y evita que se humedezca el empanizado.
Marinado con suero de leche (buttermilk)
Remojar el pollo en suero de leche (o leche con unas gotas de limón) durante al menos 2 horas lo ablanda y realza el sabor.
Condimente la harina
No uses solo harina blanca: agrégale sal, pimienta, ajo en polvo, paprika, comino o cualquier especia de tu gusto. Esto hará que cada bocado tenga más sabor.
Empanizado doble
Pasa el pollo por la mezcla de harina, luego por huevo batido y otra vez por la harina especiada. Este doble empanizado crea una costra súper crujiente.
Aceite caliente y constante
La temperatura ideal del aceite ronda los 170–180 °C (340–360 °F). Si está muy frío, el pollo absorberá aceite; si está demasiado caliente, se quemará por fuera y quedará crudo por dentro.
No sobrecargar la sartén
Fríe en tandas pequeñas para no bajar la temperatura del aceite, así mantendrás el rebozado crocante.
Escurre en rejilla
Al sacar el pollo, ponlo sobre una rejilla (no en papel absorbente) para que no se humedezca con el vapor y pierda su textura crujiente.
Deje reposar unos minutos
Antes de servir, deje reposar el pollo unos 3–5 minutos. Esto permite que los jugos se redistribuyan y la carne quede más jugosa. ¡Buen provecho!