A sus 68 años, Diego León Hoyos trabaja en un nuevo proyecto escénico: un monólogo titulado ‘Diegolatría’, una producción que lleva a cabo de forma independiente y que marca su regreso al escenario tras un prolongado distanciamiento de los grandes medios.
El actor, ampliamente recordado en Colombia por su papel como Serafín, el ángel protagonista de la serie ‘Tentaciones’, y por su participación en el noticiero satírico ‘Quac’, habló recientemente sobre su carrera, las dificultades del oficio y su actualidad profesional.
Durante una conversación con Antonio Morales en el programa ‘Café Picante’, Hoyos evocó su paso por algunos de los momentos más destacados de la televisión colombiana de los años noventa. Uno de ellos fue ‘Quac’, el espacio de crítica política creado junto a Jaime Garzón, donde dio vida a María Leona Santodomingo, una parodia que hacía eco de la tendencia, entonces creciente, de incluir a reinas de belleza como presentadoras de noticias.
La idea, explicó Morales, nació durante una fiesta que compartió con Garzón, y con el tiempo se consolidó como uno de los formatos más emblemáticos de la sátira política nacional.
Hoyos recordó que fue él mismo quien propuso interpretar a María Leona, convencido de que podía darle un enfoque particular al personaje. Las grabaciones, según rememoró, estaban marcadas por un ambiente de humor permanente, al punto que los actores no podían contener la risa durante las escenas.
Para él, ese trabajo representó “un ejercicio intelectual extraordinario” que lo obligaba a estar informado y a comprender en profundidad los acontecimientos nacionales.
En contraste con esos años de alta visibilidad, el presente del actor está marcado por las dificultades que enfrentan muchos intérpretes veteranos en Colombia. En tono reflexivo, Hoyos habló de los cambios en la industria y de la inestabilidad laboral que se acentuó con la pandemia.
“Desde la pandemia hay una crisis”, comentó, y añadió que actualmente los espacios mejor remunerados para los actores siguen estando en la televisión, aunque el acceso a ellos resulta cada vez más limitado.
El intérprete señaló que, pese a haber tenido una carrera reconocida, en la actualidad las ofertas que recibe tienden a ser papeles menores o caricaturescos. “Luego de haber sido un actor reconocido, tengo que aguantarme que solo me llamen para hacer de gnomo o de bruja”, expresó.
Aun así, experiencias recientes le han recordado el impacto que ha tenido su trabajo en el público. Una joven se le acercó en un aeropuerto para agradecerle por su papel como Serafín, afirmando que marcó positivamente su infancia. Para Hoyos, este tipo de encuentros le dan sentido a los años dedicados a la actuación.
Con ‘Diegolatría’, el actor busca reconectar con las audiencias desde un formato más íntimo y autorreflexivo. Se trata de una apuesta personal que combina elementos de autobiografía escénica con crítica social, y que también representa un intento por mantenerse vigente en una industria que, según él, ha reducido las oportunidades para los artistas de su generación.