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Enhorabuena Italia, Alemania, Francia y al menos una decena de países volvieron a vacunar con AstraZeneca, luego de que la Agencia Europea del Medicamento pusiera punto final a la controversia sobre sus supuestos efectos adversos, tras identificar 30 casos de coagulación en personas inmunizadas con este biológico. Antes de que la tormenta siguiera escalando y tras analizar el registro de 20 millones de vacunados en la Unión Europea y Reino Unido, de manera categórica el organismo indicó que no encontró evidencias de que la vacuna –que considera “segura y eficaz”– esté relacionada con los eventos, y concluyó que “los beneficios superan cualquier riesgo”.

Además, AstraZeneca reveló, hace pocas horas, los resultados de un nuevo ensayo con más de 32.000 personas en Chile, Perú y Estados Unidos que confirmó una efectividad del 79% en la prevención de la covid con síntomas, y del 100% en la prevención de la hospitalización y muerte. No debe existir la más mínima duda en un proceso sometido al escrutinio público como es el de la vacunación masiva, en el que la confianza es la mejor garantía para alcanzar la inmunidad colectiva lo antes posible, sobre todo ahora que se enfrenta el ascenso de la tercera ola de la pandemia ad portas de Semana Santa, como ocurre en Barranquilla y Atlántico y el resto de la Costa, donde vuelven las restricciones, cierres y toques de queda ante el relajo generalizado. Decisiones correctas.

Se debe insistir hasta la saciedad en que las vacunas son clave para evitar el contagio, y en el caso de los grupos de riesgo su deceso, pero se requiere que toda la población esté inmunizada. Mientras esto no ocurra, hay que seguir cuidándose. De una nueva cuarentena para evitar la expansión del virus ni siquiera se salva Chile, donde el 36% de su población ya está vacunada con al menos una dosis; en Colombia ese porcentaje apenas está en el 2,36%. El 74% de los chilenos, cerca de 14 millones de personas, volverá a estar confinado a partir de este jueves. Resulta insensato subestimar hoy las recomendaciones de los profesionales en salud pública, expertos epidemiólogos, virólogos e infectólogos que defienden la seguridad de las vacunas y convocan a la ciudadanía a recibir sus dosis para contener la proliferación del virus. ¿Por qué no hacerlo?

En los coletazos de esta polémica por la seguridad de la vacuna de AstraZeneca llegaron al país casi 245 mil dosis del fármaco, las primeras que Colombia adquirió a través del mecanismo Covax, la coalición de 172 naciones que busca asegurar disponibilidad de vacunas para sus miembros. En total, se recibirán 10 millones de dosis con las que se inmunizarán a 5 millones de personas del universo de 35 millones fijado por el Gobierno nacional para lograr inmunidad colectiva a finales de 2021. Se empiezan a escuchar voces que con marcado cálculo político cuestionan la eficacia de la vacuna, sin ningún sustento científico. Irresponsable actitud que pone en riesgo la comprobada validez de este instrumento de control del virus y envía un mensaje que confunde aún más a quienes temen padecer efectos secundarios negativos.

A estos profetas del Apocalipsis valdría recordarles que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a las vacunas como el mayor avance contra las enfermedades en la historia de la humanidad. En la balanza de riesgos y beneficios cabe la posibilidad de efectos adversos porque la seguridad absoluta no existe, y por eso se adelantan labores preventivas y revisiones de carácter permanente a cargo de los sistemas de farmacovigilancia.

Las vacunas de AstraZeneca se administrarán al personal de salud de la segunda línea de atención para terminar la etapa de grupos priorizados y seguir avanzando de manera más acelerada en este proceso que es voluntario. Sin embargo, que quede claro que mientras más personas sean inmunizadas al virus le quedará más difícil propagarse. Cada quien decide, pero que la desinformación no nos gane la partida contra el virus. Vacunarse salva vidas.