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Hay mucho camino por recorrer para conseguir que el buen momento que reflejan los indicadores económicos de algunas ciudades de la Región Caribe se proyecte en un mayor bienestar para sus pobladores. Esa es una de las conclusiones que se pueden extraer del primer Índice de Progreso Social aplicado a ciudades, revelado ayer por este diario.

Se trata de una medición sin precedentes, por lo tanto, hará falta una revisión más acuciosa de los componentes y datos que fueron tenidos en cuenta para afinar su utilidad como herramienta de diagnóstico social. Pero, desde ya, los resultados permiten dilucidar cuáles deben ser algunos de los ejes en los que se deben concentrar los esfuerzos para avanzar hacia sociedades más equitativas, en las cuales las cifras de crecimiento económico sean una realidad tangible para cada vez más ciudadanos. Elementos que, aunque no fueron diseñados para tal fin, no han podido llegar en un momento más oportuno. Cobran especial vigencia como una posible hoja de ruta ante la coyuntura política, pues no hay que perder de vista que este es un año de elecciones locales y que la Región se aboca a un momento decisivo.

Más allá de los escándalos o las disputas sobre quién apoya a quién, lo que está en juego en la actual carrera política es el destino de las ciudades y la administración de sus recursos públicos. Y, en este sentido, el ideal de una democracia es que prime la discusión de ideas y propuestas. Una manera de enfocarlas es a partir de modelos diseñados para identificar las necesidades prioritarias de cada población.

El Índice de Progreso Social nace a raíz de un pacto global para el desarrollo firmado por la comunidad internacional, para el cual las Naciones Unidas fijaron unos Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo el propósito de construir un mundo mejor hacia 2030. Se había aplicado entre países, pero nunca entre ciudades. La iniciativa de hacerlo surgió en el Séptimo Foro Urbano Mundial, que tuvo lugar en Medellín. Entre las organizaciones que conforman la Red de Progreso Social Colombia, diseñada para tal fin, se encuentra la Red de Ciudades Cómo Vamos, de la cual EL HERALDO es socio activo.

El índice comprende 10 ciudades en las cuales vive el 40% de la población colombiana. Con información recabada desde 2009, se les dio a las ciudades una calificación de 0 a 100. Se midieron 48 indicadores, desde tasa de homicidios, pasando por inclusión y tolerancia, hasta saneamiento básico y trabajo infantil, entre otros. En resumen, calcula el grado en que las ciudades satisfacen las necesidades básicas, ofrecen lo necesario para mejorar la calidad de vida, protegen el medioambiente y ofrecen oportunidades.

Las ciudades de la Región que fueron medidas ocupan los últimos puestos: Barranquilla el 7, Cartagena el 9 y Valledupar el 10, todas calificadas de 60 hacia abajo, un nivel de progreso de medio-bajo a bajo.

Si bien el índice también refleja que han tenido un avance paulatino en el periodo ponderado, es claro que están lejos de alcanzar puntajes por encima de 72, como los de Manizales, Bucaramanga y Medellín, el top 3.

El informe plantea para la Costa unas tareas, temas en común que se hacen inaplazables. Vivienda, servicios públicos y salud (tasas de desnutrición, mortalidad infantil y acceso a atención médica, entre otros), surgen como los factores más problemáticos, los que más restan. Son, así, las prioridades de la agenda del desarrollo, dado que más allá de puntos para la calificación, se trata de problemas de vieja data, que deben dejar de afectar a la población para que sea cabal el sentido del concepto de progreso social.