“Ser Caribe es un compromiso”: Amylkar Acosta
Dice que lucha incansablemente para tratar de nivelar la cancha y que las nuevas generaciones de la región arranquen de la misma grilla de partida para cerrar las enormes e irritantes brechas sociales.
Amylkar David Acosta Medina, es un verdadero guajiro de los de siempre, con una personalidad fuerte como los recursos con los que la naturaleza ha bendecido a esa tierra próspera, de gente férrea que ha sabido salir adelante.
Su presencia inspira la grandeza y sabiduría de un cacique. Sus palabras denotan un enorme conocimiento de muchos temas, por lo cual se ha ganado el respeto y admiración de todo el país pensante, que lo tiene como un referente.
Como gerente de la Región Administrativa de Planificación del Caribe, RAP Caribe, lidera las estrategias de integración que le permitirán a la región afrontar sus grandes retos históricos.
Su carrera en los campos público y privado ha sido brillante, desde hace cerca de 50 años, cuando decidió inscribirse en la facultad de economía de la Universidad de Antioquia, donde además de graduarse, rápidamente fue vinculado como docente de tiempo completo.
Quizás aquellas experiencias juveniles de transmitir conocimientos hayan sido las bases que lo catapultaron como uno de los mejores oradores de Colombia. Sus intervenciones ante el Congreso de la República, bien sea desde las curules del Senado o desde posiciones como Ministro de Estado, siempre han estado plagadas de sabiduría.
Su amplio conocimiento del sector minero energético lo ha hecho protagonista central en diversas coyunturas de la vida nacional.
A pesar de haber vivido Bogotá, ejerciendo diversos cargos y como académico en prestigiosas universidades, nunca se desvinculó de La Guajira, al punto que no ha perdido la costumbre ni el acento propio de los nacidos en ese departamento.
Su vocación académica le ha guiado en principios éticos que considera innegociables. “Valoro la necesidad de perseverar en el estudio, ampliar los conocimientos sobre las diferentes materias, ser crítico y autocrítico y no tragar entero”.
Tras su formación como economista en Medellín, alcanzó a ser concejal de esa ciudad, pero a principios de los 80 comenzó su carrera política en La Guajira, donde primero fue concejal de Riohacha, luego diputado departamental y posteriormente alcanzó la dignidad de ser vicemnistro de Minas.
Bajo las banderas del Partido Liberal, llegó al Senado en 1994. En 1997 llegó a ser Presidente del Senado y entre el 2013 y el 2014, fue Ministro de Minas y Energía del gobierno de Juan Manuel Santos.
“Los principios de vida que me orientan son la ética y el rigor profesional, tomar su ejercicio como misión y no como carrera”.
“Los principios de vida que me orientan son la ética y el rigor profesional, tomar su ejercicio como misión y no como carrera. Otro principio muy importante es el de la lealtad y la coherencia, que rime lo que se piensa con lo que se dice y con lo que se hace. Tanto en el ejercicio de la docencia como de la política, que siempre la he entendido como la expresión concentrada de la economía”, afirma.
A su región Caribe y más particularmente su departamento La Guajira, los lleva siempre en el corazón. “Yo antes que colombiano me siento caribe hormonal, como solía decir el Nobel de literatura José Saramago. El haber nacido en un corregimiento (Monguí) de Riohacha significó para mi entrar desde niño en desventaja en la competencia, pero a la vez significó un reto que contribuyó a desarrollar mi espíritu de superación”.
“Escapé a la trampa de la pobreza de mis padres gracias al estudio y me hice profesional gracias al acceso que tuve a una universidad pública”, agrega.
“Dicho lo anterior, me permito agregar que ser caribe y guajiro a la vez ha significado para mí un gran compromiso: luchar incansablemente para tratar de nivelar la cancha, de que las nuevas generaciones arranquen de la misma grilla de partida, que nadie se quede atrás, para cerrar las enormes e irritantes brechas sociales entre unos y otros”, concluye Acosta.
“A mi nunca se me había pasado por la cabeza aspirar al Congreso de la República, porque estaba reservado a quienes contaban con redes clientelares y cobijados, además, por los gamonales y yo me he caracterizado por mi independencia. Me animé a aspirar al Senado a raíz de la decisión que tomó la Asamblea Nacional Constituyente en 1991 de establecer la circunscripción nacional y no territorial para la elección de los senadores, lo cual le rompía una vértebra a los feudos podridos, apelando al voto de opinión. Y así osé y logré llegar no una ni dos sino tres veces al Senado”.
Dice que a pesar de que hace 20 años se retiró del Congreso de la República, mucha gente le sigue preguntando el por qué se alejó de la política. “Mi respuesta es: yo me retiré de la política proselitista, más no de la Política, con p mayúscula.
Cuando ejerzo mi cátedra, cuando publico mis libros (y ya van 47), cuando publico mis columnas, cuando me pronuncio sobre los problemas del país, particularmente sobre la economía o los temas minero-energéticos, estoy haciendo política, pero por otros medios”.
