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Economía

Barranquilla rescata entre 6 y 7 toneladas de alimentos cada día

Colombia desaprovecha 9,7 millones de toneladas de productos por año. Por cada 3 toneladas disponibles de alimentos, una tonelada va a la basura, lo que representa el 34% del total de los bienes que el país podría consumir durante 365 días.

Entre vendedores y trabajadores de la calle 10 con carrera 42 en Barranquillita hay algunos hombres que se pasean con el torso descubierto, usan pantalones hasta la rodilla como pescadores, chancletas o zapatos para cargar bulto, lavar y pelar tubérculos a la espera de compradores.

Daniel Montiel es uno de los descamisados en este sector del mercado de Barranquilla y quien pone su mirada como un cazador hipnotizado a una presa. Desde su puesto avanza 20 metros y, con la mañana despuntando después de las ocho en un día de semana, se le acerca a un hombre que en su mano derecha lleva una bolsa transparente en el que se ven maracuyás amarillas y tomates de árbol machucados. En la izquierda lleva un saco de fique vacío; tiene cabello abundante y desordenado, arrugas marcadas en el rostro como señales que recorre el mercado a sol y noche. Viene de rescatar las frutas de unas de las bodegas del mercado que las desechó.

Montiel, exboxeador cartagenero, cruzó un par de palabras con el hombre y acordó pagarle $5.000 por la bolsa de fruta que dice puede pesar 15 libras.

¡Bingo! Hizo un buen negocio. Un par de vendedores delante de mesas de ventas, con cebollas rojas, guayabas, moras, verduras, yucas, auyama, zanahorias, reconocen que esa compra puede garantizarle una venta máxima hasta de $15.000.

Montiel despulpará las maracuyás y con su jugo y semillas las vaciará en bolsas plásticas para exhibirlas en su mesa.

Las frutas, verduras y tubérculos, la mayoría transportados desde el centro de país, tienen la particularidad que no se exhiben completos en estas vitrinas al aire libre: están cortadas, como las guayabas de piel parda, sin ese verde o amarillo intenso que se exhiben en estantes, vitrinas o almacenes de cadena. Los clientes que circulan están dispuestos a pagar hasta menos de $1.000 por libra.

–Son alimentos de segunda para gente vulnerable, que no pueden comprar de primera –dice Henry Serrano, otro vendedor con el torso descubierto y 40 años en el sector ganándose la vida.

Serrano tiene en sus manos papas boyacenses que desconcha con un cuchillo, retira unas manchas marrones, las arroja a un balde con  agua, y dice: “quien no vende no come”.

-A uno lo llaman para los remates de bultos de frutas o verduras. Una caja de guayaba puede costar $25.000, la de segunda puede costar y ofreciendo hasta $10.000  –dice Fredy del Villar, vendedor con más de tres décadas.

 

Fredy Del Villar, vendedor de frutas, verduras en el mercado de Barranquilla. Johnny Olivares

EL COSTO DE BOTAR. En Colombia, la oferta disponible de alimentos para la ingesta es de 28 millones de toneladas al año, según estimaciones de la FAO en 2014, y todo lo que dispone el mercado no es consumido por los humanos. A esto se suma que en la cadena alimentaria también se generan pérdidas y desperdicios.

Según un estudio del Departamento Nacional de Planeación (DNP) de 2016, la pérdida se genera entre la producción agropecuaria y la etapa de procesamiento industrial. Y el desperdicio se genera en las fases de distribución, retail y consumo.

El DNP identifica que la pérdida y el desperdicio de alimentos es debido a factores como plagas, decisiones de producción, cambio climático, carencia de logística y tecnología, deficiencias en infraestructura y capacidad, hasta errores en los canales de distribución en cadenas de mercado, malos hábitos de consumo y falta de coordinación estratégica entre el sector privado y público.

Colombia arroja a la basura 9,7 millones de toneladas de alimentos, de acuerdo con el DNP y por cada 10 toneladas, 4 de esas son productos que provienen del campo. Por cada 3 toneladas disponible de alimentos, una tonelada va a la basura. Este dato representa el 34% del total de los bienes que el país podría consumir durante 365 días.

Si se convirtieran esos alimentos perdidos y de la actividad agrícola, que tienen proceso industrial de cárnicos, piscicultura y los cultivos, es como si se desperdiciaran al día 2.340 vacas, 805 mil latas de atún de  170 gramos cada una, y  111 millones de manzanas, indican en Abaco.

Las razones por las que también se desperdician los alimentos   –indica la Asociación de Banco de Alimentos de Colombia (Abaco)– son por color, forma, tamaño, empaque, rotación, temporada y fecha de vencimiento. Pero así como no se aprovechan, Abaco promueve la recuperación de bienes comestibles, la entrega a poblaciones vulnerables y la promoción de políticas de seguridad alimentaria con educación y nutrición.

Y sobre este aspecto, el Conpes 113 de 2008 elevó el concepto de Seguridad Alimentaria Nutricional en Colombia a Política de Estado.

Abaco entregó el año pasado, con los 19 bancos de alimentos, 27.374 toneladas de bienes alimenticios a 584.498 personas en el país. En la capital del Atlántico dio 2.123 toneladas que llegaron a 32.723 ciudadanos.

Las 27.374 toneladas del país son comparables a 1.800 buses en hilera, y las 2.123 toneladas de alimentos entregados en Barranquilla equivaldrían a 133 buses en línea. El costo de las toneladas en la capital del Atlántico se estima en $5.186 millones.

Para el caso del Banco de Alimentos en Barranquilla (administrado por la Diócesis de la capital del Atlántico y la Pastoral Social), Juan Carlos Buitrago, director nacional de Abaco, dijo que es uno de “los grandes en calidad, junto el de Cali, y está entre los primeros tres del país”.

Destaca Buitrago que por kilos recuperados, el Banco de Alimentos de Barranquilla tiene una representación significativa. En promedio, estima que en B/quilla se acopian entre 6 y 7 toneladas diarias de alimentos que hacen parte de una operación que incluye a donaciones de empresas y otras rescatadas en Barranquillita.

Las frutas y verduras corresponden a un 40% (unas 4 toneladas en promedio), dijo Vladimir Serrano, del área de logística del Banco de Alimentos de Barranquilla.

El año pasado 110 toneladas se desecharon y fueron entregadas como material orgánico a la empresa de aseo de la ciudad, que representa un 5% de las 2.123 toneladas entregadas, dijo el ingeniero Guillermo Márquez, líder de operaciones del Banco de Alimentos en Barranquilla. “El 80% aprovechado es de frutas y verduras y un es 20% desechado”.

 

Entrega de productos en Banco de Alimentos a representantes de organizaciones. Mery Granados

El RETO. La ingeniera de alimentos y docente de la Universidad del Atlántico Angélica Peluffo señala que en las pérdidas de alimentos están los grandes retos para generar mayor impacto, en especial de educar a todos los actores de la cadena alimentaria en Barranquilla para manejar hasta lo que se dice se considera no se puede aprovechar.

“Es minimizar y mejorar los procesos de utilidad. Se necesita hacer un trabajo fuerte porque hay suficiente alimentos para la personas en Barranquilla. Tenemos recursos humano con las competencias para aportar este proceso”, dijo Peluffo.

El Dane proyecta que el 21% de la población de Barranquilla vive en condición de vulnerabilidad y con los alimentos entregados por el Banco de Alimentos, que representan el 6% de los bienes entregados en el país el año pasado, podría alimentarse 4 de cada 10 barranquilleros.

 “No solo basta con tener buena intención y decir que en vez de tirar los alimentos próximos a vencer es mejor donarlos o hacer una ley que obligue a las instituciones a regalarlos al necesitado. Hay que educar a toda la población”, dice Isaac Kuzmar, médico Nutriólogo, investigador y docente de la Universidad Simón Bolívar.

Juan Carlos Buitrago dice que con el trámite en el Congreso de una ley para prevenir las pérdidas y desperdicios de alimentos, en la que se prohíbe botar los alimentos aptos para el consumo humano que no lograron ser comercializados y se promueve donar estos  alimentos a organizaciones sin ánimo de lucro que atienden población vulnerable, se pueden también minimizar los impactos económicos de los costos de la desnutrición en Colombia están calculados en el 11 % del PIB que es cerca de 23.7 billones al año.

Trabajador empaquetando alimentos recuperados. Mery Granados
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