Con la estructuración que hizo el Gobierno del Sistema General de Regalías, sobre todo con la creación del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación —al que se destina el 10% que recibe el Estado por explotación de recursos naturales no renovables—, se abrió la oportunidad para que los protagonistas de la ciencia y la tecnología empezaran, ahora sí, a diseñar estrategias de desarrollo con base en el conocimiento científico y la innovación.
En los últimos 50 años, el mundo entero ha comprendido el papel de la investigación, el desarrollo y la innovación como la base de las estrategias productivas de un país para que haya crecimiento per cápita sostenible. En Colombia no han sido poco las voces de científicos y académicos que insistentemente nos recuerdan la escasa inversión en este aspecto.
Según el Observatorio Colombiano de Ciencia, Tecnología e Innovación, el país invierte 0,46% del PIB; esto incluso es bajo en comparación con países de la región como Brasil, que en 2011 llegó a invertir 1,67% del PIB. Mientras que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), grupo al que Colombia pretende entrar, invierten entre el 2 y el 4% de sus PIB.
En ese contexto, el Fondo CTeI expresa el primer gran impulso que da el Estado para que el país se prepare para desarrollar grandes proyectos. Además, hay que destacar que la norma va encaminada a que estas iniciativas incrementen la capacidad científica, tecnológica, de innovación y de competitividad de las regiones. De ahí que los entes territoriales tengan un papel coordinador y decisorio en primera instancia sobre los programas que deben ser financiados.
Hasta el momento, a nivel nacional el Ocad (Órgano Colegiado de Administración y Decisión) de CTeI ha aprobado 147 proyectos, para los que el Fondo aportará más de $1.167.427 millones. En la región Caribe se han aprobado 33 proyectos, con financiación del fondo por $333.327 millones, que equivale al 28,4% del total asignado en el país. En el departamento del Atlántico han sido aprobados seis proyectos, que tendrán financiación del fondo por $24.396 millones, equivalentes al 2,1% del total; y están pendientes otros dos para el Ocad de agosto con evaluación favorable.
Una estrategia unificada. Si algo caracteriza a los seis proyectos que hasta el momento le han sido aprobados al departamento del Atlántico, es la articulación entre los actores de ciencia y tecnología. Desde el año 2011, cuando ya se conocían los detalles de los cambios al Sistema General de Regalías, la administración departamental, las universidades y el sector empresarial se dieron a la tarea de establecer las áreas en las que se debían desarrollar los proyectos que nos harían más competitivos.
En esa línea, el papel de las universidades del departamento ha sido fundamental. No solo se han encargado de proponer y formular los proyectos, sino que no hay uno solo de estos proyectos que no esté liderado por alguna institución de educación superior. Además, vale la pena resaltar que también, en todos, el trabajo de las universidades, con sus grupos de investigación, ha sido conjunto y articulado.
Para María de los Ángeles Pérez, directora del Instituto de Investigaciones de la Universidad Simón Bolívar, en este proceso las universidades han entendido que solas no pueden lograr impactos importantes para el departamento, puesto que para optimizar los recursos hay que hacer megaproyectos y no quedarse con programas individuales, parcializados y muy limitados.
'Esa ha sido la mayor ganancia, porque es la única forma que, si definimos estratégicamente las áreas del desarrollo del departamento, podemos todos apuntalar hacia ser un departamento más competitivo, más innovador, incluso, mucho más social', dice.
Por su parte Raimundo Abello, director de Investigación, Desarrollo e Innovación de Uninorte, considera que hoy los profesores, investigadores y asociados a los proyectos están comprometidos no solo con la universidad que representan sino con el departamento.
'Somos conscientes de la importancia para el departamento de estos fondos, de la responsabilidad que tenemos ante el gobierno nacional y departamental y ante la sociedad atlanticense de desarrollar los proyectos con el nivel que siempre nos ha caracterizado y con que se ha comportado la comunidad científica de Uninorte', señala.
Por el momento los recursos para de tres de estos proyectos (los aprobados en el Ocad de diciembre 2012) reposa en las Gobernaciones, a la espera de un decreto nacional que posibilite la contratación de proyectos a las entidades territoriales con la ley de CTI, sin tener que entrar a licitación. Solo falta eso para que se empiecen a establecer los convenios con las universidades ejecutoras.
Cómo aprueban los proyectos
El Fondo de CTeI funciona diferente a los demás que son aprobados por los Ocad regionales. El Ocad de CTeI es de carácter nacional y su secretaría técnica, para efectos de evaluación, es Colciencias, que enfatiza en la evaluación de calidad de cada proyecto. La formulación de proyectos por parte de universidades, grupos y centros de investigación debe ser presentada (según los lineamientos establecidos en el decreto 009 de 2012) ante un ente territorial, específicamente a la Secretaría de Planeación departamental.
Solo las gobernaciones, para el caso del Fondo de CTeI, pueden presentar los proyectos ante Colciencias. En un primer momento verifica los requisitos y la oportunidad de la propuesta. Luego la secretaría del Ocad de CTI, es decir Colciencias, verifica la naturaleza del proyecto y evalúa cada proyecto para someterlo al Ocad, que da la aprobación. Por último, el Ministerio de Hacienda define y gira los recursos al ente territorial ejecutor. Aunque los proyectos sean presentados por diferentes instituciones es el ente territorial al que se le considera ejecutor y establece los convenios para su ejecución.