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La boxeadora Angie Valdés viene cosechando varios triunfos en el boxeo femenino representando a Barranquilla y a Colombia. Cortesía
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“Llegué al boxeo por grosera”: Angie Valdés

La boxeadora barranquillera viene de ganar oro en los 60 kg de los Juegos Suramericanos en Asunción, Paraguay, pero no se detiene y sueña con el podio olímpico.

La mirada del juez es penetrante. No sabe la respuesta, pero espera pacientemente el anuncio del ganador por parte del portador del micrófono. El público comienza la algarabía, infiriendo para quién podría ser la medalla. Los rostros de las boxeadoras nos dan un claro mensaje: fue un esfuerzo grande, más todos sabemos el nombre de la nueva campeona.

La uruguaya Camila Piñeiro, de uniforme rojo, sonríe. Mientras tanto, Angie Valdés, con su uniforme azul, no deja dar pequeños saltos sobre el ring. Justo así entró en competencia.  Pasan algunos segundos con tintes de minutos y la máxima autoridad empieza a levantar levemente su mano derecha. El resultado es inevitable y la decisión es unánime (5-0). Colombia es nueva campeona del boxeo femenino, en los 60 kilogramos, de los Juegos Suramericanos Asunción 2022.

La emotividad subió a su éxtasis. Abrazar a su rival y saludar a sus entrenadores fue la primera reacción lógica que pasó por la cabeza de la púgil. Angie no se hallaba. Su boca pronunciaba palabras de agradecimiento, pero su mente solo retrocedía la película de su vida hacia todos los sacrificios que tuvo que hacer para hoy estar donde está. 

“Por la mente me pasó todo el sacrificio, todos los entrenamientos, las discusiones, los problemas que a veces uno tiene en el proceso. Fue un largo periodo de estar levantándose a las 5 de la mañana a trotar y a pegarle al saco. Ese es el significado que lleva esa medalla. Le pedía mucho a Dios para que me diera mucha fuerza y sabiduría a la hora de pelear. Siempre quise hacer un buen combate y ganar”, dijo Angie.

Los pocos medios presentes intentaban hablar con ella, pero, contrario a todo, es de muy pocas palabras. Solo se decanta en elogios y agradecimiento, las lágrimas se iban asomando desde lo profundo de sus ojos como quien no quiere la cosa. 

“Esta medalla significa mucho para mí. Me siento muy feliz y orgullosa. Primeramente, tengo que darle gracias a Dios por el ponerme en este lugar. Después, agradezco a todos mis entrenadores que siempre han estado conmigo, no sé cómo explicar todo esto de ser campeona”, mencionó a EL HERALDO.

La presea de oro solo fue el fruto de un proceso sin tacha. La boxeadora barranquillera no perdió ninguna pelea y a la inmensa alegría que significa dejar en tu país en lo más alto de un podio, tiene el lujo de mencionar que lo hizo de manera invicta.

Rebeca de Lima, Brasil, y Krisandy Rios, de Venezuela, no aguantaron la potencia de sus golpes, ni mucho menos su velocidad para acomodarse y recomponer sus desventajas. Quedaron sembradas en el camino, ambas por decisión unánime (5-0) en unas peleas muy emocionantes para el público local.

Sus inicios

“Llegué al boxeo por grosera”, reconoció Angie Valdés. No le pegó a la mamá, ni empujó al papa, mucho menos peleó ante una vecina o un compañero de plantel educativo. Su inclusión en el deporte de las narices ñatas fue un simple deseo de momento. Su pasión era el atletismo, pero los puños le sirvieron para domar al fracaso.

El final tuvo génesis a través de una competencia. Destacando con la Liga del Atlántico, le llegó una invitación para competir en Bogotá. Las condiciones las tenía. Llegó donde su madre tocando la puerta para validar posibilidades, mas la respuesta fue clara por parte de su progenitora, no era posible. 

Entró en rebeldía y se alejó de las velocidades. En ese mismo instante, la expulsaron del colegio. Tuvo que mudarse hacia la nocturna. Fue allí donde conoció al entrenador de boxeo Luis Villarreal. Angie salía de clases y siempre pasaba por su gimnasio. Con el tiempo, quiso probar suerte, pero al entrenador se le notaba esquivo e incrédulo. 

“Recuerdo que la puse a pelear con otra chica para que le diera una muñequera y se le quitara la idea”, mencionó a EL HERALDO Villarreal. Sin embargo, el efecto fue todo lo contrario. Angie sacó un as bajo la manga y terminó imponiéndose en aquella disputa. Lo que fue un punto de partida para su carrera boxística.

“A mí me encanta el boxeo. Uno puede sentir una adrenalina increíble. Como todo, también está presente el miedo, los nervios y muchas cosas más. Cuando me monto al ring tengo muchos sentimientos encontrados y me siento fatal cuando no puedo llevarme la victoria”, explicó Valdés 

La barranquillera de solo 22 años ha cumplido sus sueños golpe tras golpe. Sus capacidades en el cuadrilátero la han llevado lejos y su proceso ha sido progresivo. La selección Atlántico cosechó sus primeros frutos y ahora todo un país se ilusiona con una nueva representante que puede bordar su nombre en la historia.

“Han sido varios años los que he estado con ellas. En las buenas y en las malas. Hemos trabajado para que pueda superar momentos difíciles, se ha querido retirar muchas veces. No obstante. Su lucha y sacrificio la han puesto donde está en estos momentos. Siempre hemos confiando en ella y, personalmente, sueño con verla en unos Juegos Olímpicos”, apuntó el entrenador Luis Villarreal sobre una de sus más exitosas pupilas. 

Angie Valdés ya se encuentra en Barranquilla pasando tiempo con su familia y preparándose para lo que se viene. Actualmente, espera la confirmación para un Campeonato Nacional de Boxeo que tendrá lugar en diciembre. De no darse, ya tiene bastante rodaje confirmado para el próximo año con los Juegos Nacionales, los Juegos Centroamericanos y del Caribe y los Juegos Panamericanos que se harán en Chile.

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