El poeta en su canción dice: “que idas las estaciones, los árboles guardan en sus ramas una ignota recordación de trinos”, es la dulce melodía que se duerme en el alma para continuar por el camino. Hoy, después de estos días litúrgicos regresamos para continuar cargando nuestra propia cruz.

Jack Ramsey, en su libro Básquet a presión, dice palabras más, palabras menos, “que la mejor defensa de zona es la individual, y la mejor defensa individual es la de zona”. Tiempo después, en el ejercicio de mis actividades, comprendí que en ese juego de palabras radicaba la aplicación correcta de una buena defensa. Por eso cuando escribí Fútbol Pressing, del baloncesto al fútbol, afirmé que la ofensiva de un equipo nacía del estado natural de su defensa.

Escribo esto, porque esa ofensividad tan genial del equipo de Guardiola se origina en los argumentos que tiene para recuperar el balón. El arte de “atacar el ataque” lo practica el Barcelona a la perfección. Ocupa todo el campo, controla y presiona la salida del contrario en su propio terreno, con argumentos traídos del básquet a presión. Cuando recupera la pelota con ese orden matemático de su defensa, que les permite estar siempre entrelazados entre sí, se desdoblan mentalmente para iniciar esa acción ofensiva tan contundente que tiene al mundo maravillado, ratificando una vez más aquel principio que dice: “si estas junto para defender, lo estas para atacar”.

Yo creo que Guardiola se nutre de los conceptos del básquet a presión, ese que una vez practicó la Naranja Mecánica holandesa de manos de Rinus Michel. La diferencia en esta forma defender radica en que se aleja del lado oscuro del espectáculo, ese que practican muchos equipos, que hacen de la defensa sin ideas su argumento principal. Muchos técnicos a la hora de dirigir, planifican su juego de acuerdo a las características del contrario, otros, eso no les interesa mucho, y salen siempre a jugar con lo que entrenan. Algún ajuste en los conceptos tácticos, sin desafinar la melodía, pues esa manera de jugar te da la libertad también de “hacer lo que quieras, pero haciéndolo bien”.

Guardiola aplica esta filosofía, siempre juega a lo mismo, su máquina de jugar está engrasada con los mismos movimientos, lo que le permite jugar casi de memoria. Su equipo está dotado de jugadores técnicamente virtuosos, y tácticamente disciplinados. Una fusión fulminante que provoca estragos.

El otro, José Mourinho, la antítesis de Guardiola, pero también eficaz, juega más con el libreto en la mano, planifica de acuerdo al contrario, le gusta ser protagonista, por eso su fútbol solo posee ráfagas de ingredientes tácticos. La asociación colectiva sistemática no es su fuerte, depende más de la genialidad de sus jugadores, aun así por esas cosas que no entendemos del fútbol es protagonista en la liga española.

Directo al punto
José Deyongh Salzedo

 

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