Tan bella como talentosa es Ana Ivanovic, una serbia de 26 años a la que se le dio por huir de la Guerra de Yugoslavia con los golpes de una pelota en la pared de su casa, mientras los misiles desafiaban el viento y ella disparaba golpes y reveses, como si redireccionara una realidad invasora.
Junto a María Sharapova protagoniza la pareja de mujeres del circuito femenino de tenis mundial más admirada por los hombres, y es ante la rusa, precisamente, a quien se medirá en Bogotá el próximo 6 de diciembre, en un partido de exhibición –no podía llamarse de mejor manera– en el que mostrarán no solo su mejor tenis, sino su belleza.
Ya fue número uno del mundo y ya consiguió un Grand Slam. Sin embargo, Ana dejó ir este puesto de privilegio en la cima del tenis orbital, y justo en este momento su nivel se encuentra en el más cercano lugar para reencontrarse con su mejor versión.
Actual número 16 del ránking, no escatima oportunidad de demostrar que su regreso al top 10 es su sueño más ávido, una ilusión que da forma con cada revés o volea, con cada grito sacado a pulso y a puño frente a contendoras de alta precisión, como Victoria Azarenka.
Han pasado cinco años de su triunfo en Roland Garros y de su nombre ubicado en la cúspide de la WTA (Women’s Tennis Association), pero no el tiempo en vano para saber que lo que realmente la hace vivir es el tenis, aunque el modelaje le ha hecho guiños y ha salido airosa en las campañas publicitarias que ha protagonizado.
No le atemoriza el miedo latente de no volver a ganar un Májor, pero sí siente la presión del público –y la autoimpuesta– de aumentar la efectividad para romper la regla en un universo dominado por la colosal figura de Serena Williams, apenas minimizada momentáneamente por Azarenka y Sharapova.
Ivanovic ya probó de las mieles de los primeros lugares, y conoce la fórmula para volver a hacer parte de la élite. El reto es reencontrar el camino, que ya viene andando.
Hemos visto un circuito WTA muy volátil en los últimos años. ¿Qué tanto afectan las lesiones la dinámica de los movimientos de ránking?
Desafortunadamente las lesiones hacen parte del hecho de ser un deportista profesional. Sin duda he tenido mis malos ratos, como cualquier otro jugador, pero no puedo culpar a mis lesiones por mi rendimiento. Fue un buen año en varios puntos, es el año en que más alto en el ránking he terminado desde hace algún tiempo, y logré llegar hasta los cuartos de final de un Grand Slam, algo que no conseguía hace mucho. No obstante, aún no alcanzo mi meta de volver a entrar al top 10, así que hay mucho trabajo por hacer.
¿Siente miedo de no volver a ganar un Grand Slam?
No, no tengo miedo, de hecho estoy disfrutando el reto. Siento que aún tengo la habilidad para hacerlo, y mi encuentro contra Azarenka en el Abierto de los Estados Unidos me mostró que no estoy muy lejos de poder competir contra cualquiera de las mejores jugadoras. Fue una sensación agradable, y quiero volver a sentirla muchas más veces.
¿La presión aumenta una vez ya ha ganado uno?
De alguna forma sí, porque ya te has probado a ti misma, y a todos los demás, que eres capaz de conseguirlo, así que las expectativas se incrementan. No importa cuanta fe tengas en ti, es solo cuando alcanzas metas, como ganar un Grand Slam, que te pruebas lo buena que eres. La presión de los medios se incrementa también, porque una vez ganas un Grand Slam te conviertes en un firme contendiente para futuros torneos.
¿La desvela volver a ser top-10?
Sí, es mi principal objetivo en el momento. Aún estoy un poco lejos de conseguirlo, necesito ser capaz de vencer a los tenistas de élite. Jugué un gran encuentro contra Na Li, en Toronto, pero dejé pasar la oportunidad de vencerla; esos son el tipo de partidos que tengo que empezar a ganar si deseo volver al top 10; y no se está poniendo más fácil, hay muchos buenos jugadores jóvenes en la escena, como Sloane Stephens y Simona Halep. Pero tengo confianza en mi habilidad y creo que puedo conseguir ese objetivo.
Sueña con ganar el Abierto de Australia, un torneo en cancha dura, sin embargo, es el Roland Garros donde ya ha sido campeona. ¿Cree que es más factible volver a ganar sobre arcilla que sobre cemento?
La arcilla es probablemente mi mejor superficie, pero también disfruto jugando en terreno firme. Es difícil determinarlo con certeza, pero probablemente me inclinaría a pensar que jugaría mejor en arcilla que en suelo duro, y amo el Abierto de Francia.