Dice un viejo refrán que ‘al que le van a dar le guardan’. El adagio aplica perfecto para Deiver Cañate, jugador de la Selección infantil del fútbol del Atlántico, que ayer fue el héroe de su equipo al convertir el tanto con el que el conjunto de Alfredo El Pato Araujo superó 2-1 a Valle.
Cañate no estaba en los planes del técnico, prácticamente fuera de la convocatoria, tampoco hizo parte del equipo que consiguió la clasificación a la final en Cereté, Córdoba, y cómo si fuera poco ayer estaba en el banco de suplentes, entró y le resolvió la papeleta al equipo atlanticense.
Deiver, que usa el número siete en la espalda, estuvo atento a una pelota que se estrelló rebeldemente en el horizontal después de haber sido impactada por Juan Vidal. Cañate ni corto no perezoso atacó la pelota y la mandó al fondo de la red. Corría el minuto 27 y la locura se desató en las gradas del estadio Romelio Martínez y varias madres de familia gritaban a todo pulmón: 'Atlántico…Atlántico…Atlántico, este equipo se respeta'. A costado estaba un señor, que no se cansaba de pegarle al piso, con una botella de plástico mientras le gritaba al técnico de Valle: 'Ganaste en EL HERALDO, te pusiste a hablar y que hoy eras líder y vencías a Atlántico. Los partidos hay que jugarlos, toma, te mató la boca', le repetía una y otra vez el eufórico hincha al Juan Fernando Cuadros, técnico de lo Vallunos, que la edición del jueves de este medio escrito aseguró que su equipo derrotaba a Atlántico y asumía el liderato de la final nacional.
Como dicen las abuelas 'El tiro le salió por la culata' a Cuadros, quien terminó aceptando la derrota y al final del partido se acercó al banco de Atlántico y saludó al profesor Araújo.
Valle fue un rival duró, salió buscar el partido, apretó a los locales y rápidamente se puso en ventaja gracias un cobro de tiro penalti ejecutado por Daiver Caicedo, quien a los 8 minutos del primer tiempo puso a su equipo en ventaja. Atlántico no se desesperó, además contó con el apoyo incondicional de los barranquilleros que en todo momento alentaron a las jóvenes promesas del fútbol.
Los dirigidos por El Pato Araújo volvieron a tener tranquilidad, se aferraron al pelotazo y a tratar de abrir las bandas. El tanto del empate llegó de un pase al vacío para Carlos Roa, quien se filtró en el área, desde una posición incómoda sacó un remate que fue desviada por el defensor del Valle Andrés Felipe Balanta, y se fue al fondo de la red. Autogol e igualdad para Atlántico que se tomó confianza y siguió lanzando balones profundo con la intención de buscar a Juan Vidal.
Valle no se achicopaló, los ejes de la visita fueron tomados por Caicedo, quien se echó el equipo al hombro y se fue con todo al taque. Atlántico sufrió, pero su defensa estuvo bien parada y supo controlar las embestidas de su rival.
La primera etapa concluyó con dos equipos volcados al ataque. Atlántico quería irse al descanso con los tres puntos, pero Valle estuvo sólido y no se lo permitió. En el complemento las emociones fueron mayores, pero la iniciativa estuvo por parte de la visita que salió dispuesto a liquidar. El cuadro atlanticense volvió a sufrir, al pelota se le perdió y Valle atacaba y atacaba, pero en defensa los locales volvieron a mostrar su poderío.
Roa se tuvo que retrasar, se tiró unos metros atrás y así Atlántico comenzó a volver a meterse en el partido. El partido volvió a ser parejo, lo muchachos del equipo curramberos sintieron los gritos de las mamás, que seguían gritando.
El Pato no estaba dispuesto a quedarse sin los tres puntos, por eso miró el banco y su mirada se estrelló con el moreno Cañate, no lo dudó lo llamó y lo mandó a la cancha. En la raya le dio un par de indicaciones y le deseo éxitos.
Deiver Cañate se mostró ansioso, con sus piernas largas aguantaba el balón y a los 27 minutos se cubrió de gloria. El muchacho del barrio San Martín acompañó la jugada de su compañero Vidal y cuando vio que la pelota le cayó en sus pies la metió de una. Deiver corrió con entusiasmo, se abrazó con sus compañeros, mientras que el banco técnico El Pato Araújo brincaba como loco. 'Gracias a Dios pudimos ganar este partido. Le tengo que dar gracias al profesor Araújo porque vengo de una lesión, no podía jugar muy bien, pero las cosas se me dieron y pude marcar el gol del triunfo', apuntó al término del encuentro Cañate.
Atlántico ganó con gallardía, nunca se desesperó y está más cerca de conseguir el título, claro que aún debe enfrentar a Antioquia, que ayer superó 4-1 a Santander. Alfredo Araújo mantiene prudencia, la experiencia le ha enseñado a no hablar más de la cuenta y ahora espera que su muchacho mañana le den la alegría de festejar el título.
Por Rosember Anaya Ramírez
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