Junior, siempre historia
En la tranquilidad de estos días, mientras el año arranca de verdad, deshojé un regalo de Navidad, y me fui en busca de la ruta libertadora, el último libro de William Ospina sobre la vida del hombre de las dificultades. Ameno, pero nada comparable con ese ‘laberinto’ que desnudó el Nobel en aquel su último viaje.
Y como la lectura es el mejor amigo en estos días donde las horas parecen eternas, continúo deleitándome con las Historias del fútbol profesional colombiano, libro que me hizo llegar mi amigo Ramón Jesurun, hoy presidente de la Dimayor, recordando con su rubrica los tiempos de juventud, cuando juntos defendimos los colores del combinado local de baloncesto.
Relata el libro, que Junior fiel a su filosofía, continuó contratando jugadores brasileros. Es así como en el año de 1967, exactamente el 25 de Mayo, jugando en Bogotá contra Millonarios, presento una delantera toda brasilera, Othon Dacunha, Dida, Ayrton, Romeiro, Quarentinha y Othon Valentin. Para esa misma época cuando Junior aparece nuevamente en el concierto nacional, Dida y Antonio Rada conforman un dúo demoledor goleador, haciendo entre los dos cuarenta y siete goles. En ese mismo tiempo, cuando las gradas del Romelio eran insuficientes, Junior armó el ataque colombo-brasilero con más goles en una temporada, 114, destacándose, Dacunha, Rada, Dida, Serrano, Tovar y Oswaldo Pérez. Sigue contando el libro, que en el año de 1972, regresa a Junior Marinho Rodríguez de Oliveira acompañado de tres jugadores que hicieron historia, como lo fueron, Víctor Ephanor, El Diablo Caldeira y Chiquinho. A Victor, al igual que Dida, el tiempo los inmortalizo para convertirlos en figuras ya inalcanzables.
En el año de 1973, aparece la fuerza goleadora de Nelson Silva Pacheco con 36 goles, y en 1974 Víctor Ephanor con 33 .La anhelada y primera estrella llega en 1977 de la mano de Verón, como lo señala la foto compuesta por rutilantes estrellas de ese momento. Mucho tiempo después, exactamente treinta y cuatro años, Junior ha colocado en su escudo cinco estrellas más, un tiempo tejido con anécdotas que más bien parecen leyendas, convirtiéndose así en una pasión sin limites, de nunca acabar.
Por: José Deyongh Salzedo