
La metamorfosis de la guerra vista desde la fotografía
En su libro ‘Metamorfosis, guerrilleros en busca de la paz’, el fotógrafo Malcolm Linton retrató a miembros de las Farc antes del acuerdo final.
Antes de venir a Colombia, Malcolm Linton había disparado su cámara y registrado el colapso de la antigua Unión Soviética en Rusia, la guerra civil del Congo y las rebeliones en el sur de Sudán en África. Sabía, entonces, de aquella tendencia en todo conflicto armado de deshumanizar y demonizar a la contraparte. De ahí que este fotógrafo británico-estadounidense decidiera internarse en la selvas colombianas con los combatientes de las Farc en medio del proceso de paz, para descubrir qué tanto se ajustaban a su reputación.
El resultado de su estadía en los remotos campamentos de Nariño, Caquetá, Meta y Guaviare, quedó impreso a blanco y negro en el libro Metamorfosis, guerrilleros en busca de la paz (Villegas editores), que ofrece una mirada íntima de los combatientes embarcados en ese complejo viaje hacia la reincorporación a la sociedad civil.
“Era consciente de que los insurgentes se veían ante la sociedad como unos monstruos y no como personas. Esa percepción es entendida como una política de guerra, pero siempre crea una imagen falsa. No he estado tratando de defender la ideología ni los actos cometidos, pero quería mostrarlos siendo seres humanos”, asegura Linton.

Por eso, el británico los capturó desde su cotidianidad más personal, sin montajes ni poses, durante las formaciones que hacían cada día, los sacrificios del ganado, las sesiones de belleza, los días de pesca, las clases de alfabetización. Luego, a medida que se acercaba la firma de los acuerdos, registró las conferencias, los conciertos nocturnos, las visitas de los familiares a los campamentos, la proliferación de los celulares que dejaron de estar prohibidos y, en general, la vida en medio de la transición.
En las fotografías, rara vez los combatientes están armados. Linton, sin querer defenderlos o glorificarlos, buscó mostrarlos como personas con emociones, esperanzas y temores.
“Se que es inevitable que parezca que uno no está de un lado u otro del conflicto. O eres derecha o izquierda. Pero yo intento no ubicarme en ninguna parte, solo revaluar lo que la gente pone en común y dar cuenta de que los guerrileros no eran tan distintos a la mayoría de colombianos que viven en el campo”, dice Linton.
Reconoce, pese a ese esfuerzo, que esta mirada no intenta hacer una descripción completa del conflicto o de las Farc, por lo que Linton se disculpa, incluso de no haber estado en el calor del conflicto.
Sobre eso, una de las frases que más recuerda de la transición vino por cuenta de un campesino que, mientras ordeñaba vacas, le dijo: “ahora, claro, todos son ángeles. Pero no siempre fue así”.

¿Arte o periodismo?
Las fotografías de Linton poco retratan momentos que resultaban determinantes para los medios de comunicación. De hecho, lo que más le interesaba a este británico era capturar instantes cargados de fuerza metafórica. Para eso, Linton se esforzó por resultar lo más “invisible” posible.
“Era muy importante establecer una relación de confianza con ellos. Cuando empecé a fotografiarlos les dije que no quería que respondieran a mí ni a la cámara, que simplemente me vieran como si yo fuera un objeto o no existiese. Cuando llegué la primera vez ni siquiera hice fotos, los primeros días me dediqué a establecer contacto y luego les pedí que siguieran con su vida sin aparentemente estar conscientes de la cámara”, cuenta Linton.
Para él, esto permite “ver a través de una gran ventana”.
Así las cosas, las imágenes no solo registran eventos históricos, sino que atrapan las respuestas psicológicas a ellos. El paisaje evoca estados de la mente en vez de solo representar el espacio físico, y las fotos en páginas opuestas se complementan o contrastan entre sí en lugar de seguir una secuencia cronológica rígida.
“Me interesaba que mis fotos pudiesen dar lugar a la forma de pensar, representar sus dudas y, en algunos momentos, su euforia. En muchas imágenes se utilizan los elementos visuales como metáfora”, explica Linton.
Un ejemplo de esto es una escena en la que los combatientes formaban como lo hacían cada día desde que se unieron como un movimiento de autodefensa campesina, exceptuando porque un pollo color blanco aparece entrometido justo en la mitad del acto en El Diamante, Caquetá. A Linton le pareció que aquel instante tenía un valor distinto y disparó su cámara.

Sobre Linton
Este fotógrafo británico-estadounidense, radicado actualmente en Bogotá, es conocido por sus imágenes de conflictos y temas de derechos humanos en el mundo. En 1976, a la edad de 19 años, vino a Colombia por primera vez, luego regresó como reportero de 1985 a 1986. Su trabajo como fotógrafo empezó en 1989, cubriendo la insurgencia guerrillera de El Salvador y Nicaragua, así como la invasión de EE.UU. a Panamá. Regresó a Colombia en 2015 y decidió documentar el proceso de paz desde el punto de vista de los guerrilleros rasos.
