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Hijo de político filipino escribe para cambiar mentalidad de dirigentes

Martha Guarín"“Para mí, la escritura es un acto político”, sostiene el novelista, que no desea seguir los pasos de su padre.s:3

Para él la literatura es una conversación que permite respuestas, por eso le pareció interesante publicar un libro, y a uno de sus personajes le abrió una cuenta de Facebook, así como una extensión en Wikipedia.

Para sorpresa del escritor filipino Miguel Syjuco, las entradas a la red sobrepasaban cualquier cantidad de visitas. Los seguidores creen que se trata de un personaje real y hasta le escriben.
Pero la novela de Syjuco, sobre la historia de su país entre 1850 y 2002, tiene personajes supuestos con una carga total de realidad sobre esa nación de la cual Syjuco hace parte, como otro de los personajes.

Cuando él tocó la puerta de las editoriales para presentar su novela le plantearon una traba: ¿Cómo vamos a resolver el asunto de derechos de autor de Crispín Salvador?

¡Hasta los expertos se confudieron!, porque Salvador no existe, es mi invención, dice el filipino, cuya narrativa tiene ritmo y profundidad.

Acaba de debutar en el Hay Festival de Cartagena con una novela con un título poco llamativo –Ilustrado–, pero de la que se vendieron 150 ejemplares, en español e inglés, una vez terminó su conversatorio en el Teatro Adolfo Mejía.

De un solo tirón firmó los libros ante la mirada atónita de quienes se quedaron con ganas de comprarlo, o al menos de obtener el autógrafo de quien, según el periódico The Guardian, será futuro Premio Nobel de Literatura.

Ante los halagos, Miguel le sonríe a la larga fila, sabe que su escritura es contundente, capaz de hacer que la ficción raye en la realidad.

Pero no esperaba tanto porque no es historiador, ni un hombre curtido en conferencias, fechas o citas bibliográficas, pero su libro versa sobre lo que conoce de cerca, la historia política de su país, del que se marchó disgustado con su padre –un político de carrera– cuando decidió escribir la obra.

Traducida a 15 idiomas, la novela le brindó hace poco la oportunidad de restablecer la relación paterna. El famoso político llamó a su hijo para felicitarlo cuando supo que le entregaron el Man Asian Literary Prize.

“Vengo de una cultura, de un país con muchos problemas políticos e hipocresías que han dejado y crean heridas profundas; donde el poder de la riqueza la tiene el 10% de la población, donde no hay clase media, pero eso tiene que cambiar”, dice Syjuco, quien arrancó aplausos cuando sentenció: “por eso escribir debe ser un acto político”.

Opina que la política es el arte de transformar hacia lo positivo, y él lo piensa hacer desde su narrativa.

“La lectura en mi país no tiene el poder que podría alcanzar en otras partes del planeta. Allí no se lee en inglés y un solo libro no puede hacer realmente un cambio, pero aspiro a que toda mi obra pueda ayudar a que personas que están dentro del círculo del poder o en altos cargos puedan empujar hacia un cambio”, dijo bajo la sombra del jardín del Hotel Santa Clara.

Recuerda que en su país existe una democracia donde se compra el voto y nadie sabe a quiénes elige porque la gente lo que necesita es el dinero para comer. “El cambio a través de la literatura se puede, pero es a largo plazo”, reconoce, aclarando que por respeto no cita a su padre en el libro.

Su editora, la española Beatriz de Moura, quien condujo la charla en el Teatro Adolfo Mejía, asegura que el filipino tiene como norte en su narrativa a los seres humanos, y que su novela es compleja pero la puede entender cualquier lector.

Él involucra en el libro interconexiones como citas de prensa, investigaciones propias, mensajes de texto y humor. “Como se lee hoy”, precisa.

Con Ilustrado siente que empezó a hacerle un aporte a su patria. “Somos un país olvidado por la historia. La última vez que el mundo puso sus ojos en nosotros fue con la revolución de Marcos y Corazón Aquino, pero somos una nación de 90 millones, con una diáspora de 9 millones, casi el número de habitantes de Suecia”.

A medida que habla va entrelazando cada situación con la literatura. “Ahora me leen; puedo decir que estoy conectando a Filipinas con el mundo, y yo les aseguro que estoy comprometido con este proyecto de cambio, el camino es largo”.

Syjuco, otro amanecer

Nació en Manila hace 34 años. Parece sacado de un figurín. Impecable de la cabeza a los pies, viste muy almidonado. Es hijo de un político de carrera de Filipinas, quien deseaba que continuara sus pasos. Miguel Syjuco lo acompañó a muchas actividades proselitistas, pero estudió literatura inglesa en su patria y posteriormente bellas artes en Nueva York. Vive en Montreal, adonde llegó con parte de su familia cuando la revolución de Aquino. A futuro hará un libro sobre la corrupción, centrado en los medios de comunicación y la justicia. Niega que le interese la política, pero escribe sobre ella porque quiere impugnar las formas de contar historias de “amaneceres y atardeceres”.

 Texto y foto: Martha Guarín R.

Cartagena

 

 

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