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El vestuario de fandanguera no hace parte de su indumentaria de gala. No recuerda cuántos ha tenido en la vida y ya no se los pone con tanta frecuencia, pero para su pueblo, aún sin llevar la tradicional flor en la cabeza y la amplia pollera, es la eterna bailadora: Bertha Tulia Piña Arrieta, es su nombre.

Nació el 3 de abril de 1914, una fecha normal para muchos, pero algo grande había en esa diminuta criatura que solo abrió los ojos varios días después de su llegada al mundo.

'Hijo de tigre sale pintao', dice un adagio popular, y esta niña era hija de Francisco Piña y Cristina Arrieta, él músico y ella organizadora de la tuna del pueblo, no había razón para que la pequeña se desligara de las artes, su destino estaba marcado desde antes de su concepción.

Y así fue, además del canto se enamoró hasta la locura del baile, un amor que la ha acompañado en los momentos de tristeza y alegría, porque para ella más que una manifestación cultural es parte de su vida.

'Contaron mis abuelos que a orillas del San Jorge bailaba una morena al son de los tambores... esa era Berta Piña, la negra sanmarquera, moviendo su pollera con un manojo de vela... Óyeme Berta Piña, querida sanmarquera, agarra tu pollera que va a empezar la fiesta...', la describe la cantante Aglaé Caraballo en el porro la Negra Piña.

La matrona de San Marcos, como conocen a Bertha, solo es comparada con María Barilla la bailadora oriunda de Ciénaga de Oro que escribió su historia en Córdoba con el contoneo de las caderas y ‘Pola Becté’, nativa de Sincelejo que murió sin saber si era leyenda.

María y Pola, solo duraron en este mundo 53 y 72 años respectivamente, tiempo suficiente para hacer historia en la tierra y permanecer vivas en los recuerdos.

Bertha permanece firme como El Guacarí que adorna su natal municipio de San Marcos, sus pasos no son tan rápidos y coordinados como en sus primeros abriles, y su cadera parece llevar el peso de los años, 100 en total.

No era una fecha corriente, no todos alcanzan el peldaño del siglo y mucho menos con la vitalidad de Bertha quien entre dificultades y uno que otro suspiro —única forma de manifestar el cansancio— logró deleitar a los invitados que se hicieron presentes en la serenata y el festejo del pasado sábado 5 de abril.

A ritmo de porros, cumbia, puyas, fandangos y cantos, esta mujer de corta estatura y gran corazón celebró su cumpleaños en medio de comentarios y bromas de sus familiares que aseguran que puede tener cerca de tres años más de los que ella pregona, según ellos, como toda mujer se niega los años, por eso en la región su edad exacta es un misterio, pero su cédula ratifica lo dicho por la bailadora.

La celebración se inició con una eucaristía a las 12:00 del mediodía en la Iglesia Cristo Redentor del barrio San José, donde reside la bailadora, luego la trasladaron en una carroza al Club Valle Verde a la orilla de la ciénaga de San Marcos, donde brindó un almuerzo amenizado por varios grupos musicales de la región.

Bertha hace parte de la dinastía Piña, la misma que a través de los años ha llevado el nombre de San Marcos al mundo con la insuperable voz de Juan Piña, su sobrino.

Así mismo su hija Elvira Piña quien desde hace más de dos décadas se ha dedicado a cantarle a Dios; el inigualable saxofón de Carlos Piña, su sobrino; el trompetista, Juan De la Cruz Piña, su hermano y sus otros hermanos Jorge y Alfonso Piña, en el clarinete.

Bertha tuvo nueve hijos, pero no le dio tiempo de casarse pues su juventud fue absorbida por sus retoños y actividades folclóricas al lado de sus padres.

'Yo sigo bailando y lo que más pido es música; bailo lo que me toquen, hasta lo último que ha salido. Estoy festejando mi primer siglo de vida y que bueno compartirlos con mi familia y mis amigos', dijo.

Carlos Piña, sobrino de Bertha, admiró el entusiasmo de su tía a pesar de sus años y la originalidad e intachable estilo de la centenaria mujer para bailar.

'Siempre se roba el show y más hoy cuando cumple años, es la mejor', dijo Carlos Piña.

Entre baile y baile ha ganado varios reconocimientos, fue escogida como 'La mejor exponente del baile folclórico en Caucasia y Turbo, declarada como 'La mejor bailadora en el marco del Tercer Festival de Pito Atravesao en Morroa', y escogida como ‘Reina Departamental de la Tercera Edad 2002’

Además fue la gran homenajeada en El Festival Nacional del Porro Canta’o Inédito de San Marcos en su sexta edición.

Bertha Piña seguirá recorriendo su vida con el vaivén de sus polleras y haciendo historia con su sola presencia, mientras la gente se pregunta ¿si es mujer o fandango?