Quizá ello nos autorice a afirmar que la sublime emoción de la creación literaria no nos enferma o perjudica, sino que nos cura. Porque el culmen del lenguaje —como bien comprendía el anónimo autor De lo sublime—, constituye una extraordinaria elevación, que, al irrumpir como un rayo, devasta, sobrecoge y conduce al éxtasis.
La iniciativa de convocar una asamblea nacional constituyente carece de consenso nacional. El Ejecutivo no ha tenido la capacidad de ponerse de acuerdo con los estamentos sociales, políticos y económicos, no tiene capacidad de convocatoria mucho menos de unión.
Bajo la batuta de Cepeda se puso freno a los desvaríos presidenciales, y primó la sensatez en las decisiones parlamentarias, siempre en un contexto de respeto y de altura intelectual y moral, dejando en muy alto el nombre y la representación del Caribe Colombiano.
Aunque existen crisis que no se pueden negar, quiero resaltar de manera especial la relevancia de los liderazgos femeninos y juveniles que desde la pluralidad y la valentía están reescribiendo la historia de una tierra que no se rinde y no se agota en la corrupción, porque tiene siempre la magia de reinventarse y tejer esperanzas.