En el último trimestre de 2014 y en lo que va corrido de 2015, la principal noticia económica en Colombia, junto con el aumento en la tasa de cambio, ha sido la fuerte, rápida y hasta cierto punto inesperada disminución en los precios del petróleo, lo que ha generado una enorme preocupación entre los actores económicos por su impacto sobre las finanzas públicas del país.

A pesar de que la industria petrolera es una economía de enclave, con poca conexión con el resto del aparato productivo, esta caída en los precios afectará de manera importante las economías regionales, a través de distintos canales.

Uno de estos tiene que ver con la pérdida de poder adquisitivo para la parte de la población que posee acciones en Ecopetrol, quienes recibirán menos dividendos este año y verán reducidos sus ahorros al disminuir el valor de las acciones.

En el caso de las empresas, especialmente las pymes, también es de esperar que se vean afectadas por la disminución en la demanda que se generará por la contracción en el gasto público, lo que incidirá de manera notable en su producción y con ello en sus ingresos, y en su capacidad de crecimiento y de generación de empleo.

Pero sin lugar a dudas el canal a través del cual se transmitirá el mayor impacto a las economías regionales es el de las finanzas públicas, al afectar varias de las fuentes de ingresos de municipios y departamentos. Por ejemplo, los recursos que reciben por concepto de sobretasa a la gasolina seguramente disminuirán a pesar de que el precio del galón de gasolina no ha bajado tanto como se esperaba.

Pero el golpe más fuerte, indiscutiblemente, se verá reflejado en los recursos que reciben las regiones por regalías, los cuales se reducirían en cerca de 5 billones de pesos entre 2015 y 2016, según estimaciones recientes de la Contraloría General de la República, lo que por supuesto afectará a algunos de los proyectos de desarrollo en ejecución o por ejecutar.

Se requiere entonces un manejo creativo, pero al mismo tiempo responsable, de las finanzas públicas para enfrentar esta coyuntura de bajos precios del petróleo sin que se genere una parálisis de los proyectos que se financian con las rentas petroleras.

En este sentido, me parece acertada la intención expresada hace algunos días desde el Gobierno Nacional de hacer uso de los recursos que la nación tiene en el Fondo de Ahorro y Estabilización y de un poco de endeudamiento para que la inversión pública no caiga de manera abrupta.

Sin embargo, estas medidas deben complementarse con otras acciones desde los niveles nacional y regional que giren en torno a dos propósitos generales fundamentales: un manejo austero y racional de los gastos de funcionamiento, y una mayor eficiencia y calidad en la planeación y formulación de los nuevos proyectos de inversión y en la ejecución de los proyectos en marcha.

*Profesor del IEEC, Uninorte.

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