
Hablemos de fútbol | Flexeverancia para Junior
No se trata de renunciar ni traicionar la idea original, sino ser inteligente. No se trata de llegar más rápido al arco rival, sino llegar bien. A mí juicio, esta forma de jugar del Junior trae en su contenido aspectos positivos y que podrían servir para mejorar el tono competitivo.
En el fútbol, los últimos metros del terreno son los más difíciles de atacar, mucho más si estos están custodiados por 10 rivales. La complicación deriva en que el espacio que el ofensor quiere ganar para verse de cara con el arquero ya lo ocupa el contrario. Como lo hace con un amplio número de futbolistas, multiplica la dificultad porque reduce el espacio útil. La estrecha distancia entre uno y otro defensor, permite el auxilio inmediato y generalmente en mayoría. Si, además, dedica el mayor tiempo solo en una tarea, es decir, mental y físicamente se entrega al cumplimiento de defender esos metros finales, su nivel de concentración y reserva física estará más conservado, mejorando sus reacciones.
En los últimos días, el Junior se ha topado con ese escenario ante el Caldas y Unión Magdalena. En ambos casos, más allá de su iniciativa, dominio territorial y jugadas desperdiciadas como el penal errado de Carlos Bacca ante el Unión Magdalena, la búsqueda durante el trámite de juego me pareció equivocada.
Entiendo y pondero la idea que propone este Junior de darle más ritmo a su andar, de incrementar la velocidad e imponer mucha presión. De asumir el protagonismo ofensivo siendo más directo. Una idea que intenta emular a la que internacionalmente se impone. Pero entiendo el fútbol como un juego situacional. De acción y oposición, de tiempo y espacio, pero sobre todo situacional.
Junior, frente al Caldas y el Unión, quiso ser directo y veloz, pero sin tener espacio. Ante equipos muy organizados defensivamente, se sugiere ataques más organizados.
Junior quiso penetrar a toda costa (muchas veces, demasiadas, frontal y por elevación) a un bloque muy sólido de sus rivales. La velocidad que quiere imponer, y en la que creo como elemento complementario de la técnica para escalar en la competencia internacional, debió ser la del balón, moverlo ágil y criteriosamente, de un lado a otro para desgastarlos y descubrir las fisuras. Hay que ser constante en la presión, en la agresividad, en la verticalidad que son elementos clave en este modelo de juego, pero hay partidos que, sobre todo, se debe ser persistente en ser paciente.
No se trata de renunciar ni traicionar la idea original, sino ser inteligente. No se trata de llegar más rápido al arco rival, sino llegar bien. A mí juicio, esta forma de jugar del Junior trae en su contenido aspectos positivos y que podrían servir para mejorar el tono competitivo.
Por algunos resultados “imprudentes” (Unión de Santa fe, Caldas, Unión Magdalena) y las lógicas inmediatistas de los dirigentes, podría abortarse, me cuentan, si mañana no derrota al Deportes Tolima.
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