“90 minutis en el Bernabéu son Molto Longo”. Esta es una famosa frase que el jugador Juanito del Real Madrid, en 1986, después de una derrota ante el Inter de Milán, le espetó a un futbolista del equipo italiano.
Era una advertencia de lo que le esperaba en el estadio del equipo blanco. Y así fue: el Madrid remontó y venció al Inter 3 a 0.
Con el paso de los años, el Real Madrid le ha mostrado al mundo del fútbol que Juanito tenía toda la razón. Ya son varias las brillantes gestas del equipo blanco, mediado por ese espíritu híper competitivo, por esa mentalidad y cultura súper ganadora que lo identifican, en las que intimida y doblega a sus rivales cuando todo parece estar en su contra, cuando el tiempo está a punto de expirar.
Frente al Bayern, una vez más, alcanzó el objetivo in extremis, con esa maravillosa dosis de épica, de emocionante dramaticidad que aumenta la explosiva y el orgullo de sus hinchas.
Y esta vez no necesitó tener como héroe a Cristiano, tampoco a Ramos, a Benzema o a Courtois, sino a un actor de reparto, a uno que durante la temporada había sido un personaje secundario, que había tenido el rol básicamente de un suplente: Joselu. Anotó los dos goles ganadores en los últimos tres minutos y el Madrid disputará la final de la ‘Champions’ ante el Borussia Dortmund.
El escritor español Javier Marías pensaba que el fútbol era la recuperación semanal de la infancia, pero también creía que es temor y temblor. Estoy por creer que estas dos últimas le suceden más a los rivales del Madrid cuando juegan en el Bernabéu en estas instancias.
Para muchos, el fútbol es un interminable desfile de héroes (Joselu), villanos (Neuer), figurantes (Vinicius), y gestas. No hay dudas, el pasado miércoles nos volvimos a dar cuenta de esto.