
Pelotas y Letras | Selección Colombia, Brasil, Uruguay y ahora Argentina
Los dos partidos de eliminatoria, victoria sobre Perú 3x0 y empate con Argentina 2x2, fueron un bálsamo para el espíritu y un refuerzo sicológico para el grupo que recién comenzaba el trabajo con Rueda.
Reinaldo Rueda llegó a la dirección técnica de la Selección Colombia rodeado de todos los problemas posibles. Nuestro equipo nacional venía de perder dos juegos en la eliminatoria 3x0 con Uruguay en casa y 6x1 con Ecuador por fuera. La pandemia del Covid 19, las lesiones y los malos entendidos lo rodearon desde el primer día.
Su primer gran escollo fue el tema James Rodríguez. La dura decisión de no convocarlo finalmente se convirtió en un rollo lleno de chimentos. El comunicado del jugador llegó lleno de gasolina para seguir atizando el fuego. Esta vez Rodríguez volvió a sentir (como con todos los técnicos con los que trabajó, menos Carlo Ancelotti) que hay una autoridad que es la responsable de todo y, por tanto, debe tomar decisiones por más dolorosas o escandalosas que sean. El video posterior fue peor, lacerante.
Los dos partidos de eliminatoria, victoria sobre Perú 3x0 y empate con Argentina 2x2, fueron un bálsamo para el espíritu y un refuerzo sicológico para el grupo que recién comenzaba el trabajo con Rueda.
Los juegos en Copa América, en la clasificación de grupos, no tuvieron el mismo sabor, pero en los partidos con Brasil y Uruguay, Colombia volvió a verse con buen talante, con buen fútbol, con táctica desarrollada disciplinadamente, con un norte y una idea definida que la instaló en semifinales con el derecho a definir su paso a la final con la Argentina de Messi.
Justamente, el juego ante los uruguayos trajo la experiencia de jugar sin Cuadrado, suspendido por dos tarjetas amarillas y, el día anterior al juego, el anuncio de la lesión de Mateus.
Los arúspices y pregoneros de desgracias aparecieron para anunciar la eliminación y otra vez quedaron esperando el cadáver de la derrota.
Que hubiera gustado, o no, el planteamiento estratégico de Rueda ante los brasileros y uruguayos, que hubiéramos preferido que “jugara a otra cosa” o que “hubiéramos preferido que jugara Chará y no Borré o Cardona y no Muriel” es una cosa. El resultado nos indicó que Rueda preparó muy bien los partidos y con los jugadores que requería.
Si clasificamos o no a la final, no lo sabemos. Vamos a enfrentar a Messi y su combo. Lo que sí es cierto es que Rueda cambió el panorama de una Selección Colombia, que venía de una hecatombe, y con sus propias ideas puesto que nadie ha acertado una de las siete alineaciones que ha usado en este mes largo, ni los movimientos estratégicos mostrados y eso habla bien de él. Lo que vemos en el terreno de juego son sus propias ideas y sus propias decisiones en donde no prima, por primera vez, la individualidad, sino un colectivo solidario.
Lo que pasará esta noche ante los argentinos no cambiará la historia de estos treinta y tantos días de Rueda al mando de la selección.
Obvio que, si los eliminamos y jugamos la final, será un golpe de optimismo de cara al futuro…
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